Los templos de Jesucristo: El destino ideal para quienes buscan la verdad y Su Evangelio

templo de río de janeiro

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se estableció en República Dominicana 20 años antes de que se construyera el hermoso Templo de Santo Domingo en el año 2000.

Después de su dedicación, muchos miembros de la zona tomaron la decisión de entrar en el nuevo templo para hacer un convenio que los uniría a su cónyuge por la eternidad.

Los jóvenes establecieron metas para llegar a ser dignos de entrar al templo e hicieron sus propios convenios mientras se preparaban para predicar el Evangelio a otras naciones.

Templo de Santo Domingo, República Dominicana. Imagen: La Iglesia de Jesucristo

Los misioneros incluso enseñan a miembros y amigos de la fe en los escalones del templo.

Los hermosos terrenos de la Casa del Señor se han convertido en el destino ideal para quienes buscan la verdad. Aquellos que no so miembros caminan por los pacíficos jardines y se sientan bajo la sombra de las palmeras que bordean los jardines del templo.

Los vecinos de los edificios cercanos estudian la estatua de Moroni desde sus balcones. La vista del sol brillante reflejándose en sus vestiduras doradas y su trompeta con la promesa de proclamar las buenas nuevas que todo el mundo un día escuchará ciertamente han causado una impresión.

Mi esposo y yo hemos regresado a República Dominicana, el país donde servimos como líderes de misión con el fin de presenciar el sellamiento de uno de nuestros misioneros.

matrimonio en el templo

Sala de Sellamientos del Templo de Manitoba. Fuente: Newsroom Canadá

Eran las 10 en punto de la mañana de un sábado y las puertas del templo estaban cerradas. Buses repletos de pasajeros se encontraban aparcados en cada espacio disponible del estacionamiento.

Grupos de Santos esperaban ansiosos el ingreso bajo el toldo frente a las puertas del templo, mientras que otros se congregaban en los escalones del lugar.

No sabíamos que sería el último día que el templo estaría abierto antes de su periodo de tres meses de remodelación.

Debido a que muchos Santos de todo el Caribe llegaron al templo para recibir sus bendiciones, no había suficiente espacio para recibir a todos los miembros que esperaban ingresar.

Mientras observaba todo esto, me acordé de Nauvoo, el lugar que habíamos visitado la semana pasada. Me sentí como si estuviera esperando junto a los primeros Santos que habían aguardado toda la noche para recibir sus investiduras, solo para tener que abandonar el templo que tanto sacrificio les había costado construir.

Salón Celestial, Templo de Washington D.C. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

De manera similar, los Santos del Caribe trabajaron con entusiasmo, aguardaron pacientemente para poder hacer y guardar convenios sagrados.

Nuestra sesión programada para presenciar el sellamiento de nuestro misionero se pospuso una hora debido a la cantidad de gente. Cuando se nos permitió entrar al salón de sellamientos, vimos que todos los asientos estaban ocupados.

Mientras la pareja de recién casados se miraba en el espejo de una pared, el sellador se tomó el tiempo para invitarlos a pensar en aquellos habían venido antes que ellos, preparando el camino para que estuvieran en el templo ese día.

Luego los invitó a mirarse en el espejo de la pared opuesta y les explicó cómo la decisión de sellarse sería una bendición para su posteridad durante generaciones.

Es fácil olvidar lo personal que es el Evangelio cuando solo te enfocas en los números, sin embargo, el crecimiento de la Iglesia sucede una persona a la vez, una pareja a la vez, una familia a la vez.

Templo de Santo Domingo, República Dominicana. Imagen: La Iglesia de Jesucristo

Más tarde, mientras caminábamos hacia el centro de distribución, los misioneros que habían servido con nosotros nos detenían una y otra vez, sorprendidos por nuestra presencia en su amado país.

Esos misioneros habían regresado a casa con honor y ahora estaban guardando sus convenios al regresar al templo. Los abrazamos y lloramos y nos regocijamos por los reencuentros espontáneos.

Esos jóvenes, que asistían al templo después de servir al Señor de tiempo completo, un día serán los antepasados ​​representados el espejo de una pared en el templo, forjando el camino de aquellos que miran su reflejo.

Hay un nuevo templo en construcción en el Caribe, en la isla de Puerto Rico. Un día, las personas a las que vimos en el vestíbulo del albergue del templo, con su equipaje en la mano, ya no necesitarán recorrer tantos kilómetros para asistir al templo. Tendrán la bendición de tener un Casa del Señor.

Fuente: LdsLiving

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