La última vez que me senté a leer la historia de la Torre de Babel, recuerdo haber pensado “¿en verdad fue tan malo? Quiero decir, lo entiendo. Construir una torre no es exactamente cómo llegamos al cielo, pero ¿porque no podemos admirar su esfuerzo? Pienso que confundir los idiomas fue un poco extremo”.
Fue entonces que me di cuenta, esta historia es exactamente lo que todos necesitamos para ayudarnos a responder a las críticas de la Iglesia. Al examinar esta historia, de repente, entendí que Dios hizo exactamente lo que era necesario.
Este es el momento perfecto para aprender esa lección, porque, como de seguro lo has notado, no faltan las personas que critican a la Iglesia a nuestro alrededor.
Aquí hay 3 razones por las cuales la historia de la Torre de Babel es una guía perfecta que nos ayuda a responder a las críticas en contra de la Iglesia.
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1. Ladrillos y asfalto
A primera vista, no hay nada de malo en esa noción. Usamos ladrillos, ellos usaban ladrillos. De hecho, decidieron hacer ladrillos antes de decidir construir una torre, pero ¿cómo es esto un patrón de lo que no debemos hacer? Un poco de contexto nos ayudaría mucho.
Antes de empezar, por difícil que sea de creer, los ladrillos fueron la tecnología de punta de esa época. Fue un descubrimiento innovador. Los ladrillos llevados a fuego son mucho más fuertes que los ladrillos de adobe.
“Y se dijeron los unos a los otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.”(Génesis 11: 3).
Pero al igual que con nuestra tecnología, hubo un momento y lugar correctos.
Cuando Moisés recibió los mandamientos, Dios terminó de hablar con él diciéndole que cuando construyan altares, deberían de estar hechos de piedra natural “porque si [alzaban] herramienta sobre él, lo [profanarían] (Éxodo 20:25).
Además, a lo largo del Antiguo Testamento, vemos patrones de templos hechos de piedras naturales, sin haber sido tocada por el hombre (1 Reyes 5: 15-18). En esencia, cuando se trataba de edificios de adoración como altares y templos, Dios quería que fuera lo más natural posible.
Por lo tanto, el error de los babilonios no estuvo en la construcción de los ladrillos y en lo que ellos llamaron asfalto. De hecho, estoy seguro de que fue Dios mismo quién inspiró la idea, como lo hace con todas las cosas buenas. El problema fue cuando ellos decidieron usar esta nueva tecnología para crear una torre que los condujera a Dios.
¿De qué manera usamos incorrectamente los “ladrillos hechos por el hombre” cuando nos encontramos con personas que critican la Iglesia?
El patrón de conversión establecido por Dios se basa en la fe. Ninguna persona obtendrá un testimonio de Cristo si se le “demuestra” que Él existe y que Su Evangelio es verdadero.
Creo que puedes ver a dónde voy con esto.
Nuestra tecnología moderna (hecha por el hombre), como el internet, las redes sociales e incluso los teléfonos celulares, pueden ser herramientas muy importantes que nos ayudan a llevar a cabo la obra de Dios. Pero, ¿seguimos el patrón establecido por el Señor cuando las usamos para reunir evidencias y pruebas, con el fin de debatir con quienes se oponen a la Iglesia?
A pesar de lo tentador que es a veces, siempre debemos recordar que el uso de nuestros ladrillos artificiales debe usarse en el lugar correcto y de la manera correcta.
2. En Su nombre
Otro buen ejemplo sobre lo que no se debe hacer. Gracias, antigua Babilonia. Ve si puedes encontrar la pista oculta sobre el verdadero objetivo de los babilonios.
“Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, no sea que seamos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.” (Génesis 11: 4, énfasis agregado).
Bueno, tal vez me aseguré de que la pista fuera muy obvia, pero ¿realmente crees que estaban interesados en construir una torre que llegara hasta el cielo?
Ciertamente querían fortalecerse, pero no porque querían estar más cerca de Dios, no necesariamente. Querían que todo el mundo viera quiénes eran y cuán impresionante era su torre. Con razón Dios confundió su idioma y los dispersó. El orgullo siempre viene antes de la caída.
Hace unas semanas, tuve una breve interacción con alguien que publicó algo sobre la Iglesia en Facebook. Publicó un corto animado que básicamente implicaba que era imposible “ser mormón”, “comprender la historia de la Iglesia” y “ser honesto” a la vez. Yo le respondí. Digamos que no me fue muy bien.
La verdad es que no estaba muy interesado en ayudarlo a desarrollar un poco de fe, ni siquiera en defender mi fe. Me había ofendido lo que estaba insinuando y quería defender mi nombre, no pensé en mis creencias o la mejor manera de actuar.
No creo que haya nada de malo en interactuar con aquellos que no están de acuerdo con nosotros. Pero, ¿cuál es el propósito de estas interacciones?
Nuestro objetivo siempre debe ser acercar a las personas a Cristo, sin buscar fortalecer nuestro orgullo, nombre o reputación.
Es por el nombre del Salvador, no el nuestro, que toda la humanidad será salvada.
¿Tienen nuestras “torres” Su nombre en la parte superior o hay otros motivos detrás de lo que hacemos?
3. Construye una barca y zarpa
A veces es mejor alejarse de la situación.
Justo después de que el Señor confundiera los idiomas y dispersara a la nación de Babilonia por toda la faz de la tierra (lo cual es irónico ya que eso es lo que intentaban evitar), el hermano de Jared y su familia zarpó hacia el continente americano.
Ellos entendieron que allí ya no había lugar para ellos. Necesitaban un lugar para criar a sus familias con verdadera fe, no uno que ignore los mandamientos de Dios, mas bien un lugar donde pudieran florecer a su propia manera.
Sé que esto puede sorprender a algunos, pero no toda interacción con alguien que critica a la Iglesia va a terminar de manera positiva. De la misma manera que estás convencido de la verdad del Evangelio, ellos también lo están de sus propios pensamientos y sentimientos. Esto no significa que no podamos amarlos y orar para saber cómo ayudarlos, pero ciertamente significa que no tenemos que participar en cada una de esas conversaciones.
A veces está bien alejarse. Defender la fe no significa responder a cada persona que tiene un argumento en contra de la Iglesia.
Cuando Cristo se oponía firmemente a algo, lo hacía quedándose en silencio.
Él entendía que había algo mucho más grande cualquiera de nosotros, que había una obra más grande llevándose a cabo. A veces, seremos acusados y criticados, pero aún así la obra de Dios continuará hasta que todas las personas tengan la oportunidad de aceptar Su gran plan y el gran Evangelio de Cristo.
Para ayudar a aquellos que aún no ven a la Iglesia como una bendición, en ocasiones tendremos que alejarnos y ser pacientes mientras dejamos que nuestro Padre Celestial los prepare a Su propio tiempo y a Su propia manera.
Convertirnos en uno
No hay nada más frustrante que tratar de razonar con alguien que simplemente no quiere entenderte. Ni siquiera puedo empezar a imaginar cómo era la vida de la gente cuando Dios mezcló el idioma en la Torre de Babel. No había un entendimiento mutuo. La gente fue dispersada sobre la tierra y ahora tenían que valerse por sí mismos.
De manera similar, al ignorar los patrones establecidos por Dios, centrarnos en nosotros mismos y negarnos a no participar en algunas de estas discusiones, nos separamos del resto creando confusión. Al final de este tipo de interacciones, cada una de las partes se queda más convencida de su propia “lengua” o forma de vida.
Durante Su ministerio mortal, Cristo le suplicó al Padre que todos seamos hechos uno en Él. Y es a medida que nos esforzamos por ser los mejores discípulos que podemos ser, que nos encontraremos con momentos en los que estaremos llamados a defender nuestros testimonios y nuestra fe en Jesucristo.
Cuando hacemos eso, nos unimos a la obra de Dios y edificamos, junto con el Salvador, Su reino sobre la tierra; podemos llegar a ser uno con Él.
Cuando defendemos nuestra fe de la manera en que Cristo lo haría, podemos despertar el deseo y esa misma fe en los demás, podemos ayudar a otros a esforzarse por ser uno con Cristo.
Este artículo fue escrito originalmente por Conner Johnson y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “3 Ways the Tower of Babel Story Will Help You Respond to Church Critics”