Pregunta
¿Cómo es posible que pueda volver a tener un matrimonio sano y feliz después de que mi cónyuge me confesó que es adicto a la pornografía y me traicionó?
Respuesta
Problemas como el uso de la pornografía o la infidelidad son cada vez más comunes en matrimonios Santos de los Últimos Días.
Tú preguntaste acerca de cómo puedes tener un matrimonio saludable y feliz con un cónyuge en quien ya no puedes confiar plenamente.
Sin embargo, no puede existir un matrimonio sano y feliz sin confianza.
La confianza es necesaria para que tu matrimonio se mantenga firme y gozoso.
Para que tu matrimonio sobreviva y prospere, la confianza debe restablecerse.
La hermana Barbara B. Smith enseñó:
“La confianza entre las relaciones humanas es tan igual que vivir el Evangelio. Es el punto de partida, la base sobre la que se puede construir más. Donde hay confianza, puede florecer el amor”.
Hasta este punto, ¿por qué no puedes confiar en tu cónyuge?
Las únicas dos razones que observo son:
Probablemente, tu cónyuge realmente no está arrepentido:
Recuerda que no estás obligada a seguir con una pareja que rompe repetitivamente sus convenios matrimoniales.
No quiero decir que adelantes tus planes de divorcio. Siempre considero como primera opción intentar salvar el matrimonio.
A lo que me refiero es que no debes quedarte en un matrimonio en el que está claro que las circunstancias no van a cambiar.
El presidente James E. Faust expresó:
“En mi opinión, una ‘causa justificada’ [para el divorcio] sería algo tan serio como una situación prolongada y evidentemente irreversible en la que se va destruyendo en forma paulatina la dignidad o el amor propio de una persona”.
Esta situación se aplica a un matrimonio en el que uno de los cónyuges está cometiendo una infidelidad o consumiendo pornografía sin mostrar arrepentimiento.
Jesucristo habló sobre este problema moderno al enseñar:
“Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella y a ninguna otra. Y el que mirare a una mujer para codiciarla negará la fe, y no tendrá el Espíritu; y si no se arrepiente, será expulsado”. (Doctrina y Convenios 42: 22-23)
Si tu cónyuge no está realmente dispuesto a arrepentirse por ver pornografía o seguir con esta infidelidad, no tienes porque tolerarlo.
Si actúa como si “no es la gran cosa”, no ve nada malo en ello y no tiene ninguna intención de terminar con esto, hazle saber que está en riesgo de “irse de la casa”.
Pero, sí reconoce que eso va en contra del evangelio y está luchando por dejar esta debilidad, cambia la situación.
Cristo dijo lo siguiente sobre el adulterio:
“No cometerás adulterio; y el que cometa adulterio y no se arrepienta, será expulsado. Más al que haya cometido adulterio, y se arrepienta de todo corazón, y lo deseche, y no lo haga más, lo has de perdonar. Más si lo hiciere otra vez, no será perdonado, sino que será expulsado”. (Doctrina y Convenios 42: 24-26)
Si tu cónyuge lucha con el uso de pornografía, debes entender que el problema no tiene nada que ver con tu atractivo, disposición sexual o el valor que tienes como persona.
Es una tentación y Dios provee diferentes maneras de alejarse de ello (1 Corintios 10:13).
Los pensamientos y acciones lujuriosas son, para muchos, una tendencia natural que deben superar para vivir más felices y cerca de Dios (Mosíah 3:19).
Al frenar estas pasiones tu cónyuge podrá llenarse de amor (Alma 38:12), lo cual les permitirá tener un matrimonio sano y feliz.
Si tu cónyuge está cometiendo una infidelidad, deberá parar esto de inmediato o tu matrimonio se habrá terminado.
Necesitas ser lo suficientemente valiente para ponerle un punto final a esta situación. Además, es necesario que ambos recurran a una terapia de pareja.
Tu cónyuge debe ser completamente responsable de sus acciones, tendrá que lidiar con su culpa y escuchar tu dolor, tu molestia y tu angustia sin hacerte sentir menos o justificarse.
Después de tomar las medidas necesarias, deberían tener un plan de acción para superar las debilidades del pasado, establecer límites y mantenerte informada.
Hazle saber que si no pueden hacer eso, el matrimonio no podrá seguir adelante, porque en un matrimonio, la confianza es fundamental y no puede existir confianza sin honestidad.
Si tu cónyuge está trabajando para superar ambas cosas, ha recibido la ayuda de un especialista profesional, del sacerdocio y demuestra honestidad hacia ti (sin hacerte sentir mal), entonces pueden superar este desafío.
Ora por (y con) tu cónyuge.
Si tu cónyuge muestra un corazón quebrantado y un espíritu contrito (3 Nefi 9:20), poco a poco la relación irá sanando.
Si tu cónyuge se ha arrepentido (o se está arrepintiendo), pero no puedes confiar totalmente en él
Es importante recordar que cuando Jesús nos mandó a perdonar (Mateo 6:14-15), nunca nos ordenó a confiar. El perdón y la confianza no son lo mismo.
El perdón debe concederse libremente, sin embargo, la confianza debe ganarse.
Perdonar a tu cónyuge puede ser difícil, pero es necesario para que tu matrimonio sobreviva y, por supuesto, deben trabajar juntos para recuperar la confianza.
Asimismo, es importante que tú abordes este trauma, tu ira y tu dolor.
Este es un proceso y un terapeuta puede ayudarte, así como también un líder del sacerdocio y Dios mismo.
En un momento dado, si tu cónyuge se arrepiente, todo dependerá de ti si deseas confiar en él de nuevo.
Si quieres que tu matrimonio sobreviva, tienes que dar ese salto de fe.
Ese acto de perdón y elegir confiar es una oportunidad para ti, para desarrollar los atributos de Cristo.
Después de todo, Él nos dice:
“He aquí, quien se ha arrepentido de sus pecados, es perdonado; y yo, el Señor, no los recuerdo más. Por esto podréis saber si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesará y los abandonará”. (Doctrina y Convenios 58: 42-43).
Perdonar y confiar en los pecadores que se arrepienten es un atributo divino.
La expiación de Cristo puede alejarnos de esa terrible situación y convertirla en algo bueno.
Él puede tomar los limones más amargos y convertirlos en la más dulce limonada. Sin embargo, debes recordar que Él no te está pidiendo que aguantes el abuso o el adulterio de manera constante.
Hacia dónde ir
El presidente James E. Faust ha expresado:
“Nada hay que devaste más la médula de la confianza mutua, tan necesaria para mantener una relación íntegra, como la infidelidad. El adulterio jamás es justificable.
A pesar de esa destructiva experiencia, hay matrimonios que de vez en cuando se salvan y familias que se preservan.
Para que eso suceda, es necesario que la parte ofendida sea capaz de brindar una cantidad infinita de amor que le permita perdonar y olvidar.
Requiere que el ofensor desee desesperadamente lograr el arrepentimiento y abandonar el pecado”.
Busca la guía del Señor por medio de las escrituras, la oración y el templo.
Solicita el apoyo de tus líderes locales y sigue los susurros del Espíritu Santo.
También es importante que busques la ayuda profesional de un terapeuta que comparta tus mismos valores.
Tal vez sea bueno que sigas trabajando en tu matrimonio, tal vez no.
Tu matrimonio puede superar una adicción como también puede sobrevivir a un engaño.
Esto también depende de la humildad, la fe, el perdón y la honestidad de ambos, así como del trabajo conjunto con el Señor.
Fuente: Third Hour