Desde usar drogas prohibidas para mejorar el rendimiento, copiar en un examen, hasta ser una empresa de biotecnología y presentar análisis falsos para manipular los resultados y así obtener prestigio, hacer trampa y ser deshonesto es común en todos lados.
Los tramposos y mentirosos pueden afrontar consecuencias negativas que van desde la vergüenza, hasta la pérdida del respeto, incluso el despido o la cárcel. Normalmente, las personas suelen hacer un análisis de riesgo-beneficio, pero aun así lo continúan haciendo.
Y después de todo esto, ¿por qué la gente engaña y hace trampa?
Cuando Deseret News pidió a los expertos que explicaran la psicología del engaño, la mentira y la trampa, las respuestas iban desde la baja autoestima hasta el deseo de salir adelante.
La falta de conciencia y la justificación social
Fran Walfish, una psicoterapeuta, cree que la conciencia es la razón del por qué las personas hacen trampa. Por ello, menciona que es necesario un equilibrio saludable.
Si la persona tiene una carga de conciencia muy alta, puede llegar a ser alguien muy ansioso y lleno de dudas; y si tiene una falta de conciencia, puede llegar a ser un sociópata, alguien que hace cosas malas y no siente remordimiento, culpa, vergüenza o empatía alguna.
Walfish, autora del libro titulado “The Self-Aware Parent”, también explica que algunas personas tienen el hábito de mentir o hacer trampa porque se han salido con la suya antes y han obtenido cierta ventaja.
Además, el psicólogo Lachlan Brown, fundador de Hack Spirit, señala que las personas son más propensas a hacer trampa si ven a otro individuo hacerlo sin enfrentar las consecuencias de sus actos.
En sus palabras, explicó:
“Esto crea la percepción de que hacer trampa es socialmente aceptable”.
Ego, baja autoestima y procrastinación
Lauren Cook-McKay señala que el ego en la identidad de las personas también influye drásticamente para que hagan trampa. Las personas con ciertos estándares, reputación y objetivos pueden hacer cualquier cosa para mantenerlas.
Además, Joseph Gutheinz, miembro del estudio de abogados Gutheinz, dijo que las personas que hacen trampa y van en contra de la ley, también sufren de baja autoestima. El Dr. Paul Daidone, de True Self Recovery, señaló que también lo hacen por traumas de la infancia.
Por otro lado, la autora Janet R. Heller y el psicólogo Gary Tucker, de D’Amore Mental Health, explicaron que los estudiantes hacen trampa por su mala gestión del tiempo, la procrastinación y la pereza, esto con el fin de sacar buenas calificaciones.
¿Es una enfermedad mental?
El Dr. Paul Daidone explicó que hacer trampa no es en sí mismo una enfermedad mental, pero puede indicar un trastorno de personalidad, especialmente si la persona no se disculpa y no siente remordimiento. Expresó:
“Aquellos con trastornos de personalidad narcisista o antisocial pueden ser más propensos a hacer trampa sin sentir culpa o vergüenza”.
Sin embargo, el psicólogo Gary Tucker señaló que un estudio sobre las trampas en los deportes publicado en “Baltic Journal of Sport and Health Sciences“, se concluye que la identidad moral es un factor importante para que las personas hagan trampa o se droguen.
Los atletas con altos valores morales tienen menos probabilidades de hacer trampa, mientras que los atletas orientados a objetivos, que se enfocaban más en ganar que en jugar el deporte, tenían más probabilidades de ser deshonestos.
El estudio también señaló que cuando un padre, madre y entrenadores crean “un clima orientado al ego”, las trampas aumentan. El entorno social y la personalidad de un atleta juega un papel crucial, pues la presión para ganar genera que los competidores hagan trampa.
Finalmente, luego de ver todos los problemas que se generan por hacer trampa, los profesionales concluyeron que muchas de las personas lo hacen porque quieren la salida fácil, quieren atajos al éxito.
Haley Hicks, trabajadora social clínica licenciada y vicepresidenta de admisión en BasePoint Academy, comentó que hacer trampa puede comenzar como un acto aparentemente inofensivo, pero rápidamente puede convertirse en un hábito peligroso. Hicks expresó:
“Puede parecer más fácil hacer trampa que trabajar duro y seguir las reglas, pero al final es más perjudicial que beneficioso. No solo para los que terminan siendo descubiertos, sino para la sociedad en general”.
Asimismo, señaló que la solución es “enseñar a las personas el valor del trabajo duro y la competencia honesta”.
Para Walfish, lo más importante entre dos personas es sentir confianza y seguridad, hacer trampa lo destruye todo.
Fuente: Deseret News