Cuando se trata del perdón, a veces es muy difícil pasar ese nudo en la garganta llamado orgullo. Cuando lo hacemos, dejamos atrás todo tipo de resentimiento.
Se nos dice que debemos perdonar y no recordar más, esto hará posible que todos los pensamientos que puedan herirnos o generar sentimientos de venganza e ira desaparezcan.
El perdón nos libera de ese tormento que lastima nuestra relación con las personas que amamos.
Recordemos que el verdadero amor, el amor puro de Cristo, no se irrita ni piensa mal, todo lo espera y todo lo soporta.
“La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no se jacta, no se envanece; no se comporta indebidamente, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; no se regocija en la maldad, sino que se regocija en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. – 1 Corintios 13: 4-7
Amar es perdonar, por lo que si mantenemos aquellos sentimientos negativos con nosotros, nuestro corazón se marchitará y el Espíritu del Señor no reposará más en nosotros.
“Y nada impuro puede entrar en su reino”. – 3 Nefi 27:19
¿Cuál es una de las trampas más eficientes de Satanás? Es lo que veremos ahora.
La ira
La ira es un sentimiento de indignación que causa enojo, un apetito o deseo de venganza que se puede materializar en acciones, tonos y palabras repetitivas, incluso en lenguaje corporal. Llega a ser un sentimiento que nos ahoga en el rencor.
Hay distintas formas de reconocer esta emoción.
Podemos ver la ira en los malos comentarios que las personas hacen sobre otras para perjudicar su reputación.
Se puede reconocer cuando recibimos insultos, adjetivos peyorativos con el propósito de lastimar nuestra autoestima y nuestra salud mental, y cuando recibimos amenazas y manipulaciones emocionales.
Veamos al autor de todos estos sentimientos:
“Porque en verdad, en verdad os digo que aquel que tiene el espíritu de contención no es mío, sino es del diablo, que es el padre de la contención, y él irrita los corazones de los hombres, para que contiendan con ira unos con otros”. – 3 Nefi 11:29
“Y son libres para escoger… cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo; pues él busca que todos los hombres sean miserables como él”. – 2 Nefi 2:27
“…sí, iguales a ese ser que engañó a nuestros primeros padres, quien se transforma casi en ángel de luz, e incita a los hijos de los hombres a combinaciones secretas de asesinato y a toda especie de obras secretas de tinieblas”. – 2 Nefi 9:9
“Porque he aquí, en aquel día él enfurecerá los corazones de los hijos de los hombres, y los agitará a la ira contra lo que es bueno”.- 2 Nefi 28:20
“Porque nada hay, que sea bueno, que no venga del Señor; y lo que es malo viene del diablo”. – Omni 1:25
(Para una mayor descripción y relato sobre las atrocidades del padre de las mentiras, leer Helamán 6: 26-31)
Nuestra vida será mucho más alegre y sublime si dejamos de lado aquellos sentimientos y emociones que el enemigo, aquel padre de las mentiras que incita al odio, inculca con todo su poder.
El Señor ha hablado en la última conferencia general mediante el presidente Nelson:
“La ira nunca persuade, la hostilidad no edifica a nadie, la contención nunca lleva a soluciones inspiradas. Los bendigo para que hagan los ajustes que sean necesarios a fin de que su comportamiento resulte ennoblecedor, respetuoso y representativo de un verdadero seguidor de Jesucristo. Los bendigo para que reemplacen la agresividad por ruegos, la hostilidad por comprensión y la contención por paz.
¡Dios vive! Jesús es el Cristo. Él está a la cabeza de esta Iglesia. Somos Sus siervos. Él nos ayudará a convertirnos en Sus pacificadores”.
Ciertamente, debemos ser rápidos para perdonar y lentos para enojarnos.
Deja de lado aquello que pesa sobre tu alma, abandona el rencor rompiendo las cadenas que te atan al enemigo. Sé libre con la ayuda del Señor, tendrás la paz que anhelas en tu corazón.
Fuente: Moroni Channel