La primera vez que David tuvo contacto con la pornografía fue cuando tenía 8 años.
Nunca se le había enseñado que era malo, pero tampoco que era bueno.
El camino hacia una vida libre de pornografía fue una travesía compleja y personal que transformó su vida.
Cuando tenía 17 años conoció La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Las verdades que aprendió le demostraron lo dañino que era su hábito. David sabía que tenía que sacar a la pornografía de su vida.
Con mucha certeza tomó la decisión de cambiar y conocer más sobre la Iglesia.
Lamentablemente, empezar su camino a la recuperación fue más difícil de lo que pensó. David compartió:
“Al principio, pensaba que sería fácil dejar de buscar pornografía. No tenía problemas para dejar de consumirla un par de días. Pero luego las cosas que me traían estrés llegaban de golpe y volvía a caer en ese hábito… Sentía mucha vergüenza, al temer que la gente pensara que era una persona perversa y horrible, así que lo escondí de todos”.
David sabía que no iba a poder solo, con la ayuda del obispo y el apoyo de su mejor amigo, pudo encontrar la fuerza y la fe para seguir adelante.
Aquella adicción parecía haber llegado a su fin, David se bautizó y sirvió una misión de tiempo completo.
Todo estaba bien, hasta que comenzó la pandemia de COVID-19.
“Una semana después de regresar a casa, comenzó la pandemia del COVID. Solo, ansioso y deprimido, volví a mi antiguo hábito. Tenía dificultades casi todos los días, pero había aprendido a ser sincero al respecto y a buscar la ayuda de mis seres queridos nuevamente”.
A pesar de sus mayores esfuerzos, recaía constantemente. Cada vez que lo intentaba, fallaba. La pornografía obstaculizaba su progreso en la vida de muchas maneras, en especial, en lo espiritual.
Fue cuando ingresó a Brigham Young University que pudo encontrar ayuda en un club en el que los alumnos que tenían dificultades con la pornografía podían reunirse y apoyarse mutuamente.
Su viaje para superar la adicción a la pornografía empezó con metas pequeñas y alcanzables en lugar de una mentalidad de todo o nada.
Esta mentalidad de progreso gradual le permitió ver un crecimiento personal a largo plazo.
“Pasaba una semana sin pornografía, luego dos semanas y luego un mes. Estaba logrando alcanzar períodos que anteriormente habían sido inalcanzables. Era un milagro”.
David sabe que no es un proceso único, sino un esfuerzo de todos los días.
“Me esfuerzo cada día por acudir a las fuentes de ayuda temporales y espirituales y a Jesucristo, para que me ayuden a ser mejor. Mi pequeña luz de esperanza crece cada vez que decido apartarme de la pornografía. Lo que siento es asombroso”.
La fe en Jesucristo, Su expiación y la búsqueda constante de ayuda, tanto espiritual como temporal, juegan un papel crucial en la recuperación y en la restauración de la autoestima.
Finalmente, David compartió:
“Si estás haciendo frente al hábito de la pornografía, debes saber que no estás solo. No te des por vencido. El camino para superarla requiere tiempo, fe y esfuerzo, pero el hecho de que estés tratando de procurar ayuda significa que estás en el camino correcto…
Tus intentos por esforzarte significan todo para Él, y a medida que ejerzas fe, Él te extenderá Su misericordia para ayudarte a vencer tus debilidades”.
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