Muchos desafíos marcan el comienzo de una vida adulta. El tiempo de preparación llega a su fin y empieza el tiempo de actuar.
Con frecuencia, te sentirás como si estuvieras en una encrucijada en medio de decisiones difíciles que debes tomar.
Sobre todo, porque en la mayoría de los casos, no estarás eligiendo entre lo bueno y lo malo, sino entre lo bueno y lo excelente.
¿Estudiar primero o servir en una misión de tiempo completo?
Nuestro propósito en la Tierra es obtener conocimiento para que podamos volver a vivir con Dios, y tanto en la universidad como en la misión encontrarás oportunidades para obtener ese conocimiento.
El conflicto comienza cuando se trata de establecer un orden de prioridad entre las dos cosas.
En la conferencia general de abril de 2016, el élder Robert D. Hales nos hizo una pregunta interesante:
“Si tomo esta decisión, ¿qué es lo peor que podría pasar?”
“Si tomo la decisión de estudiar primero y luego servir en una misión, ¿qué es lo peor que podría pasar en mi vida?”
Ahora invierte la pregunta, “si tomo la decisión de servir en una misión primero y luego estudiar, ¿qué es lo peor que podría pasar en mi vida?”
Reflexiona sobre los siguientes puntos y respóndete esta pregunta a ti mismo.
Decisiones
En la sesión del sacerdocio de la conferencia general de abril de 2016, el presidente Thomas S. Monson nos aconsejó:
“Escojan el difícil bien en lugar del fácil mal”.
Las decisiones que tomemos determinarán nuestro destino.
Es importante que decidamos edificar una fe firme en nosotros mismos porque con esta fe podremos lograr nuestras metas.
Con frecuencia, esto significará ir en contra del sentido común y hacer lo correcto y más difícil.
Elegir servir en una misión de tiempo completo puede ser una de las primeras oportunidades para poner a prueba tu testimonio.
Enfocarte en las metas que tienes en la vida puede ayudar. Por ejemplo, piensa con qué propósito esperas tener un trabajo.
¿Tu trabajo será el medio para mantener a tu futura familia? ¿Qué otras habilidades tu futura esposa esperará de ti?
La mayoría de las jóvenes de la Iglesia esperan casarse con un misionero retornado porque entienden que una misión ayuda a un joven a estar mejor preparado para los desafíos del matrimonio.
Establecer prioridades
¿Es realmente bueno para tu currículum que justo después de terminar la universidad dejes tu profesión dos años?
Nuestro Padre Celestial espera que estés apto para servir a partir de los 18 años.
Los jóvenes deben usar su tiempo sabiamente antes de este período. Significa que lo ideal es que sirvas en una misión habiendo terminado la escuela secundaria.
En algunos casos, dependiendo de la edad en que el joven comenzó su vida escolar y si reprobó o no, es posible que ya haya aprobado el examen de ingreso a alguna universidad o que incluso haya comenzado un curso de educación superior.
Tener la oportunidad de tomar una pausa de tus estudios para servir en una misión puede parecer un sacrificio, un cambio de perspectiva. Sin embargo, puede resultar ser una bendición.
Un misionero madura mucho durante el período de su misión. Aprende a ver la vida con “otros ojos”. Esta nueva percepción también puede influir en la forma en que piensas sobre tu carrera. Sería una forma de asegurarte de que eso es lo que realmente quieres para tu futuro.
El antiguo folleto de los jóvenes, “Mi Deber a Dios” brinda una excelente sugerencia: Concéntrate en lo que te estás convirtiendo.
Cumplir con tu deber a Dios es una experiencia para toda la vida.
Las actividades que realizas tienen realmente como objetivo ayudarte a desarrollar los atributos espirituales que te convertirán en el tipo de poseedor del sacerdocio que el Padre Celestial desea que seas.
La misión es fundamental en este proceso.
La situación de las jóvenes
El caso de las mujeres que sienten el deseo de servir en una misión es diferente.
Las jóvenes no poseen el sacerdocio, por lo que no estarían postergando el cumplimiento de un mandamiento si decidieran esperar un poco más para servir.
Existe más flexibilidad con respecto a cómo desean hacer esta obra porque hasta el momento en que reciben su llamamiento no es un mandamiento.
Por supuesto, para ellas también sería recomendable usar su tiempo sabiamente y estudiar tanto como puedan antes de servir en una misión.
El Señor utiliza todos nuestros dones y talentos en el campo, y el conocimiento que las jóvenes posean será una bendición para ellas.
La vida después de la misión
Quizás te sorprenda esta información, ¡pero hay vida después de la misión!
Aún serás joven y tendrás que seguir luchando por alcanzar tus sueños y metas.
La misión es solo la puerta hacia la vida adulta, a partir de ella comienzas un largo camino.
Todavía tendrás tiempo para toda una vida de estudio y trabajo. Pero, sabrás que eres digno de las bendiciones de ser un misionero retornado.
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Leilyanna da Penha y fue publicado en Mais Fe con el título “Posso estudar antes de ir pra missão?”