Cuidar y usar el gárment del templo es un compromiso muy personal, lo que significa que el uso del gárment puede llegar a convertirse en una fuente de preguntas y diferencias de opinión entre los miembros de la Iglesia de Jesucristo.
Aunque diferirá de una persona a otra, la Iglesia ha brindado algunas pautas generales para ayudar a todos los miembros a comprender cómo deben usar el gárment.
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Hay muchas opiniones y prácticas no oficiales sobre el tema, pero el Manual General es la fuente oficial que contiene las normas de la Iglesia.
El manual contiene solo seis párrafos cortos en la sección 38.5.5, “Uso y cuidado del gárment” y compartiremos un análisis más detallado de las declaraciones de cada uno de esos párrafos.
1. Una promesa de toda la vida
“Los miembros que reciben la investidura hacen el convenio de llevar puesto el gárment del templo toda su vida”.
El gárment del templo se recibe cuando un miembro es investido en el templo. Aunque el gárment moderno del templo se introdujo en la Iglesia en la década de 1840, el principio detrás de su uso sagrada es antiguo.
La Sala de Prensa de la Iglesia de Jesucristo declaró:
“Los pasajes de la Biblia contienen muchas referencias al uso de prendas especiales. En el Antiguo Testamento, se instruye específicamente a los israelitas a que conviertan sus vestiduras en recordatorios personales de sus convenios con Dios (véase Números 15: 37-–41).
De hecho, para algunas personas, la vestimenta religiosa siempre ha sido una parte importante en la integración de la adoración en la vida diaria. Estas prácticas se reflejan hoy en día entre los Santos de los Últimos Días”.
2. Es un compromiso personal
“Es un privilegio sagrado ponerse el gárment del templo y es una manifestación externa de un compromiso interior de seguir al Salvador Jesucristo”.
Palabras como estas se han utilizado, como mínimo, desde 1988 cuando una carta de la Primera Presidencia mencionó:
“La forma en que se lleva [el gárment] es una expresión externa de un compromiso interior de seguir al Salvador”.
La hermana Linda S. Reeves enseñó:
“Hay… grandes bendiciones y promesas protectoras relacionadas con la manera debida de llevar puesto el gárment del templo. He llegado a sentir que simbólicamente me pongo túnicas reales que mi Padre Celestial me ha dado.
Testifico… que cuando nos esforzamos por usar el gárment debidamente, nuestro Padre lo reconoce como una gran señal de nuestro amor y devoción hacia Él”.
3. Es un recordatorio
“El gárment es un recordatorio de los convenios que se hacen en el templo y, si se viste de manera adecuada a lo largo de la vida, sirve de protección”.
El manual no contiene detalles sobre exactamente cómo el gárment puede “servir como protección” a los que lo llevan puesto.
Un artículo de la Sala de Prensa afirma que “no hay nada mágico o místico en elgárment del templo”; en cambio, “representan el aspecto sagrado y personal de la relación [de los miembros] con Dios y su compromiso de vivir una vida buena y honorable”.
Una carta de la Primera Presidencia, del 6 de octubre de 2019, brinda algunos detalles adicionales sobre el tipo de protección que brinda el gárment:
“El gárment del templo es un recordatorio de los convenios realizados en el templo y, si se usa debidamente durante toda la vida, servirá de protección en contra de las tentaciones y de la maldad”.
4. Se usa debajo de la ropa exterior
“Se debe llevar puesto el gárment debajo de la ropa exterior. Es una cuestión de preferencia personal si se desea llevar otra ropa interior sobre el gárment del templo o debajo de él”.
El manual no brinda muchos detalles sobre cómo debe utilizarse el gárment en relación a otras prendas. El artículo de Temas del Evangelio de la Iglesia sobre las vestimentas dice:
“En nuestra época, el gárment alienta la modestia, pero su significado es mucho más profundo. Para los miembros de la Iglesia que han recibido la investidura, el gárment es un recordatorio de su conexión con Dios, su compromiso de obedecer Su voluntad y las bendiciones y protección que Él ha prometido a los fieles”.
5. No debe retirarse o adaptarse
“El gárment no se debe quitar para hacer actividades que se puedan realizar razonablemente con él puesto. Tampoco se debe modificar con el fin de adaptarlo a diversos estilos de ropa”.
Lo que se encuentra dentro de los límites de lo que implica “realizar razonablemente” al llevar el gárment se deja al ejercicio del albedrío de la persona.
En la Conferencia General de octubre de 2010, el presidente Nelson citó la carta de 1988 de la Primera Presidencia sobre el uso del gárment del templo:
“Los miembros de la Iglesia que han ido al templo han hecho un convenio de usar el gárment durante toda la vida. Eso significa que deben usarlo como ropa interior tanto de día como de noche…
Las bendiciones y la protección que se prometen dependen de la dignidad y de la fidelidad con que se cumpla con este convenio.
La regla básica es que el gárment se debe usar siempre y no se deben buscar ocasiones para quitárselo. Por lo tanto, los miembros no deben quitarse el gárment, ni parte de éste, para trabajar en la tierra ni para andar dentro de casa con traje de baño o ropa indecorosa.
Tampoco deben quitárselo para participar en ninguna actividad recreativa, siempre y cuando ésta se pueda realizar con el gárment puesto y debajo de la ropa acostumbrada. Cuando haya necesidad de quitarse el gárment, por ejemplo, para nadar, uno debe volver a ponérselo en cuanto le sea posible”.
6. Es sagrado
“El gárment es sagrado y debe tratarse con respeto. Los miembros que han recibido la investidura deben procurar la guía del Santo Espíritu para hallar respuesta a las preguntas personales acerca del uso del gárment”.
Una carta de la Primera Presidencia con fecha del 3 de julio de 1974 decía:
“El carácter sagrado del gárment debe estar siempre presente y primordial en la mente del usuario…
Las bendiciones que vienen de la observancia de nuestros convenios son lo suficientemente grandes como para compensar cualquier inconveniente.
Romper nuestros convenios es perder la protección y las bendiciones prometidas que vienen de obedecerlos”.
El élder Carlos E. Asay, miembro emérito del Primer Quórum de los Setenta y ex presidente del Templo de Salt Lake, una vez enseñó:
“Hay personas a las que les gustaría tener un detallado código de vestir que respondiese a toda pregunta imaginable sobre cómo usar el gárment del templo.
Les gustaría que los líderes del sacerdocio establecieran reglas sobre la longitud, que especificaran condiciones sobre cuándo y cómo debería o no debería usarse, y que impusieran castigos a los que no usen el gárment al pie de la letra en el más mínimo detalle.
Tales personas preferirían que los miembros “colasen el mosquito” y omitieran las cosas más importantes del Evangelio de Jesucristo (véase Mateo 23:23-26).
Sin embargo, la mayoría de los Santos de los Últimos Días se regocijan en el albedrío moral que les ha sido otorgado por un amoroso Padre Celestial.
Tienen en gran valor la confianza que les han dado el Señor y los líderes de la Iglesia, una confianza implícita en la declaración del profeta José Smith: ‘Les enseño principios correctos y ellos se gobiernan a sí mismos’”.
Fuente: ldsliving.com