Y aconteció que se adelantaron y emprendieron la marcha por el sendero que conducía al árbol. Y ocurrió que surgió un vapor de tinieblas, sí, un sumamente extenso vapor de tinieblas, tanto así que los que habían entrado en el sendero se apartaron del camino, de manera que se desviaron y se perdieron.
(1 Nefi 8: 22 – 23)
Son solo 32 versículos, pero cambian la vida – una metáfora inolvidable y sumamente aplicable. La llamamos el sueño de Lehi. Los elementos básicos del sueño son: el árbol de la vida, la barra de hierro, los vapores de tinieblas y el edificio grande y espacioso.
Con un poco de esfuerzo, podemos identificar las cosas que nos suceden todos los días y nos recuerdan el sueño – la luz y las tinieblas, el amor y la contención, el albedrío y la esclavitud, la pureza y la inmoralidad, la presión de grupo y la constancia, la felicidad y la miseria. Todo está aquí. Toda la vida encaja en esta metáfora.
A continuación, mencionaré algunas ideas sobre el vapor de tinieblas y cómo podemos dirigirlo en nuestras vidas en la actualidad.
Ideas, perspectivas y observaciones
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Cuando los innumerables concursos de gente emprendieron el sendero, se encontraron con una oposición cegadora. En este caso, no era una luz cegadora sino una tiniebla cegadora. Y, no solo era un vapor de tinieblas, como casi siempre abreviamos la frase, sino que era un vapor de tinieblas “sumamente intenso,” que hacía que se desviaran del sendero. Hugh Nibley nos ayuda a imaginar cuán aterrador podría ser un “vapor de tinieblas sumamente intenso” para un viajero del desierto:
De todos los recuerdos que atormentan a los primeros poetas árabes, este es, con todas las probabilidades, el más común; es la pesadilla frecuente del árabe; y es el mayor alarde de todo poeta que ha viajado largas distancias a través de los desiertos sombríos y tenebrosos.
Invariablemente, la tiniebla se representa como la principal fuente de terror (el calor y el resplandor del día, aunque casi siempre se mencionan, ocupan el segundo lugar), y el terror culminante es casi siempre el “vapor de tinieblas,” una combinación deprimente de polvo y niebla húmeda que sumada a la noche, completa la confusión de cualquiera que deambule por el desierto.
Muy al contrario de lo que uno esperaría, estos vapores de tinieblas son descritos por los viajeros de todas partes de Arabia, y al-Ajajj, uno de los poetas más importantes del desierto temprano, cuenta cómo un “vapor de tinieblas” le impidió continuar un viaje hacia Damasco. En su naturaleza y efecto, el “vapor de tinieblas” de Lehi (1 Nefi 8: 23) se ajusta a este extraño fenómeno de la forma más exacta.
Hablando en el contexto de las escrituras, “luz” es sinónimo de conocimiento, como en “La gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras, luz y verdad.” (DyC 93: 36). Tinieblas significa falta de conocimiento o ignorancia como en “el que aborrece a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos” (1 Juan 2: 11).
Claramente, este vapor no solo era vapor en las tinieblas, ya que el escenario del sueño es a plena luz del día, pero como vapor de tinieblas. Lehi no describía un vapor de color claro, como la niebla, sino un vapor de humo oscuro que ciega y hace perder la capacidad de ver en medio de un viaje peligroso que cambia todo.
Otra consecuencia que podríamos considerar mientras reflexionamos sobre el impacto del vapor de tinieblas es la soledad. Un denso vapor de tinieblas alejaría a los viajeros de todos los demás en el sendero. Antes de que surgiera el vapor, por lo menos existía el consuelo de la “fortaleza en números” ya que se nos dice que muchos de los “innumerables concursos” avanzaban para llegar al sendero que conducía al árbol.
De hecho, el vapor de tinieblas los aislaría en la oscuridad – un lugar donde las almas son más vulnerables a la tentación. Entonces, lo que ya era “oscuro y lúgubre” también se convirtió en “solitario y deprimente.”
Asimismo, a pesar de que nos beneficiemos en gran medida de la influencia positiva de nuestros hermanos y hermanas que nos rodean en lo estrecho y angosto. Finalmente, cada uno de nosotros descubre que no podemos sobrevivir con una luz prestada, o depender solamente de la presión positiva de los demás para salir del apuro. En cierto punto, avanzar en el sendero se convertirá en un esfuerzo y una decisión individual.
Lehi primero mencionó la barra de hierro en el versículo 20, el mismo versículo en el que mencionó el sendero estrecho y angosto, pero parece que los viajeros no prestaron mucha atención a la barra de hierro hasta que su presencia se volvió fundamental.
Te darás cuenta de que Lehi vio innumerables concursos de gente que estaban ansiosos por “llegar al sendero” (versículo 21). Pero, fue solo después de que surgió el vapor de tinieblas que, de pronto, su objetivo cambió. El siguiente grupo que Lehi mencionó se adelantó – no con el objetivo de “llegar al sendero” sino de “asirse del extremo de la barra de hierro” (versículo 24).
El vapor de tinieblas ayuda a ilustrar un punto mencionado anteriormente, pero con la llegada de la oscuridad es incluso más importante: es posible estar en el sendero, pero sin asirse a la barra de hierro. La barra de hierro se vuelve esencial cuando llega la oscuridad. Es la única manera de avanzar hacia el árbol. Antes, era un beneficio no utilizado. Ahora, es la única manera de progresar. El sueño testifica que aquellos que solo estaban en el sendero, pero no sostenían la barra de hierro, se perdieron.
Y sucedió que vi a otros que se adelantaban, y llegaron y se asieron del extremo de la barra de hierro, y avanzaron a través del vapor de tinieblas, asidos a la barra de hierro, hasta que llegaron y participaron del fruto del árbol. (1 Nefi 8: 24)
Este grupo, los “otros que se adelantaron,” no solo pasaron por el sendero, sino que se “aferraron a la barra de hierro,” permitiéndoles avanzar incluso mientras se encontraban cegados por el vapor de tinieblas sumamente extenso. Con su carril guía y barandas, finalmente llegaron al árbol de la vida.
Aplicar el sueño a nuestra realidad
Nefi describió el vapor de tinieblas en relación con lo que representa y sus consecuencias en la humanidad con términos escalofriantes:
Y los vapores de tinieblas son las tentaciones del diablo que ciegan los ojos y endurecen el corazón de los hijos de los hombres, y los conducen hacia caminos anchos, de modo que perecen y se pierden. (1 Nefi 12: 17)
La barra de hierro es el remedio para los vapores de tinieblas – permite que los ciegos o aquellos que están rodeados de oscuridad “vean” a donde se están dirigiendo. Si alguna vez has visitado una larga cueva, es probable que hayas experimentado la escalofriante sensación de sumergirte instantáneamente en la oscuridad total cuando el guía turístico apaga las luces.
Quizá, te diste cuenta de que tu reacción inmediata fue buscar algo de lo que pudieras sujetarte. En la mayoría de los casos, las cuevas están equipadas con barandas, o “barras de hierro,” para guiarte a largo del camino de la oscuridad hacia la seguridad y la luz. Si de pronto se va la luz durante tu visita a la cueva, podrías sentir la salida debido a la baranda.
El hierro es un símbolo de rigidez, durabilidad, fortaleza y firmeza. He participado en muchas representaciones del sueño de Lehi en las conferencias juveniles donde se utilizó una cuerda pesada para simbolizar la barra de hierro. El problema es que la cuerda se puede cortar, doblar o mover, y una persona puede sacar a otra del camino tirando la cuerda.
(Es bastante fácil imaginar que eso ocurra en una conferencia juvenil, ¿verdad?) Si estuvieras al borde de un barranco o junto a un río de aguas sucias, una cuerda no te haría sentir tan seguro como una barra de hierro. ¡Una barra de hierro es firme e inamovible!
Nefi les dijo a sus hermanos los beneficios de aferrarse a la barra de hierro. Nefi no solo mencionó las propiedades de atravesar las tinieblas de la barra de hierro, sino también su capacidad de vencer dardos:
Y les dije que era la palabra de Dios; y que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción. (1 Nefi 15: 24).
El Señor quiere cada parte de nosotros, ¿cierto? Desea ambos pies en lo estrecho y angosto, Él desea ambas manos en la barra de hierro y Él desea que sirvamos con todo nuestro corazón, poder, mente y fuerza. El Élder Neal A. Maxwell comparó la imagen de la “armadura de Dios” de Pablo (Efesios 6: 11 – 17) con la metáfora del “árbol de la vida” cuando observó:
Los verdaderos discípulos amortiguan los ardientes dardos del adversario sosteniendo en alto el escudo protector de la fe con una mano, mientras se aferran a la barra de hierro con la otra. No debe haber errores; ¡se usarán las dos manos!
Probablemente sea seguro suponer que cualquiera que esté sentado leyendo un libro de La Iglesia se encuentre “en el sendero,” especialmente cuando hay muchas cosas que podría estar haciendo. Sin embargo, Lehi nos enseñó a tener cuidado con la complacencia que puede surgir al estar simplemente “en el sendero.” Recuerda, Lehi observó, “los que habían entrado en el sendero se apartaron del camino” (1 Nefi 8: 23). Podemos reflexionar qué significa estar no solo en el camino, sino aferrarnos continuamente a la barra de hierro.
Otra forma de decir “aferrarnos continuamente” es “nunca dejar ir.” Si continuamente te aferras, eres incapaz de tocar lo que es malo o impuro. Moroni, desde el versículo cinco hasta el último del Libro de Mormón, aconsejó: “Y otra vez quisiera exhortaros a que vinieseis a Cristo, y procuraseis toda buena dádiva; y que no tocaseis el don malo, ni la cosa impura.” Moroni 10: 30)
Artículo originalmente escrito por John Batheway, extracto del libro “Finding Your Path in Lehi’s Dream,” y publicado en ldsliving.com con el título “How Arabian Mists of Darkness Can Illuminate Lehi’s Dream: Insights from John Bytheway.”