Cómo los vestidores se convirtieron en mi salón favorito del templo

templo de noche

Nota del editor: Este artículo es una adaptación al español de la experiencia personal de Bonnie Overly.

Entre la paz que impone el salón celestial, el gozo que inspiran los retratos y la calidez que transmite el bautisterio, mi parte favorita del templo son los vestidores.

Me encanta entrar y ver a otras hijas de Dios que, ese día y a esa hora, han elegido dejar el trabajo, sus estudios, los quehaceres del hogar o cualquier otro compromiso para servir en la Casa del Señor.

Pero mi admiración por los vestidores tiene un significado más profundo.

El verdadero “hermanamiento”

templo; mujer afuera del templo

Podemos hallar revelación en el templo. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Hace poco, con mi esposo hicimos que cambiaran la ducha que goteaba y descubrimos que la madera que había debajo estaba podrida y desmoronada

Además de estar horrorizada por lo que se escondía detrás de nuestras paredes, me pregunté cómo nuestro contratista iba a solucionar el problema. No parecía posible reemplazar todas las tablas podridas sin derribar la pared.

Después de varios días, me di cuenta de que algunas de las tablas dañadas habían sido reemplazadas, pero no todas. Le pregunté al contratista al respecto y me explicó el concepto de “hermanamiento”: un proceso de refuerzo de las tablas dañadas uniéndolas a tablas nuevas y resistentes. 

Me mostró dónde habían unido madera fresca y limpia a la madera débil existente, lo que fortalecerá esas tablas y les permitirá funcionar más allá de su capacidad actual.

Una especie de sociedad de socorro entre estos objetos que me hizo reflexionar sobre el tipo de tabla que podría ser.

En el templo, a veces entro sintiéndome débil, aunque en otras ocasiones ingreso con una fortaleza incalculable. Cada mujer con la que me encuentro se halla en un momento diferente de su vida, luchando contra distintos desafíos y preguntas. Pero, en el vestuario del templo, estamos unidas y nos fortalecemos mutuamente al reunir a nuestras hermanas de ambos lados del velo.

En los vestidores, otras personas me han ayudado a llorar a lágrima viva por un desafío difícil. Totales desconocidas me han ayudado cuando el cierre de mi vestido blanco se ha roto de forma imprevista. Y he sido también esa “tabla” para alguien que ha vuelto al templo por primera vez en años.

Qué cambia en los vestidores

templo de belem

Los cielos se abren cuando entramos al templo. Créditos: Scott G Winterton, Deseret News

Todos tenemos días en los que sentimos que el trabajo que hacemos no es importante, que nuestra contribución no es necesaria o que nadie nos necesita. Pero en el vestidor del templo, todo eso cambia. Dejamos el mundo atrás y trabajamos para Dios, juntos.

“¡Oh, cómo nos necesitamos unos a otros!”.

Así declaró la hermana Marjorie P. Hinckley, quien viajó por el mundo acompañando y ministrando junto a su esposo, el presidente Gordon B. Hinckley.

Es por ello que, cuando entro al vestidor del templo, me siento parte de un gran ejército de mujeres. Ninguna de nosotras es igual, pero somos todas hermanas. Ninguna de nosotras se encuentra sola, porque estamos todas unidas en la misión del Señor. Juntas.

Y ninguna de nosotras tiene por qué temer, ya que hay ángeles entre nosotras. Cuidándonos y velando por nuestro bienestar físico, mental y emocional. Estamos protegidas.

En los vestidores del templo.

Fuente: LDS Living

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¿Adivinas quien está listo para ir al templo? Si tu respuesta fue todos, estás en lo cierto. Sin importar tu outfit, eres bienvenido a conocer la Casa del Señor. #masfe #sud #templosud #inspiracioncristiana #jesusteama #jovenescristianos

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