¿Qué pasaría si el velo se retirara el día de hoy y pudiéramos ver nuestro yo en la vida preterrenal? ¿Quiénes éramos ahí, las cosas asombrosas que aprendimos? ¿Por qué decidimos venir a la tierra? ¿Qué convenios hicimos?
En ocasiones, en momentos de silencio y quietud en nuestras vidas, podemos vislumbrar magníficos destellos de lo que fue una vez…
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Mi propio vistazo a la vida preterrenal
Hace muchos años, después de dar a luz a un hermoso bebé y tenerlo en mis brazos, tuve una experiencia espiritual inolvidable en la que pude tener un vistazo impresionante de nuestra existencia anterior a esta.
De repente, me vi con mi hijo, el cual era un espíritu adulto, y sentimos mucho amor el uno por el otro. Mi memoria espiritual se expandió para recordar que él me había elegido para ser su madre, y que yo lo había aceptado con mucho gusto y alegría.
También me hizo saber con claridad que quería que su nombre en esta vida fuera Gary.
Este vistazo de luz duró poco, pero me reveló lo suficiente como para tener el conocimiento de que sabía quién era él, ¡y que lo elegí y que él me eligió a mí! Nos hicimos promesas eternas el uno al otro.
A quién debemos ayudar, lo qué debemos lograr y lo qué debemos procurar aprender en esta vida, a menudo son impulsados por los convenios que hicimos en la vida preterrenal.
Los cielos están abiertos
Una mujer llamada Ava compartió conmigo una experiencia personal. Ava tenía un hijo ya mayor, Chris, que tuvo dificultades con su testimonio y en su vida personal.
Con frecuencia tenía discusiones muy fuertes con él debido a sus decisiones personales y el dolor que le causaba a los demás. En una de esas ocasiones, ella describió una experiencia maravillosa que se le permitió tener. Ella compartió:
“Entré a la cocina y comencé a lavar los platos, sollozando en todo momento. Clamé al Padre Celestial: “¡Mi hijo me ha causado tanto dolor!”.
Inmediatamente, fue como si los cielos se abrieran y pude verme a mí y a mi hijo de pie ante nuestro Padre Celestial. Chris y yo teníamos los brazos en alto mientras hacíamos el convenio con Dios de venir a la tierra, recibir un cuerpo y hacer nuestro mejor esfuerzo para regresar a casa con Él.
Escuché una voz que me decía: “Tu hijo también estaba en el mundo preterrenal. Él sabe las mismas cosas que tú. No deberías sentir lastima por TI, por quien deberías sentir lástima, es por ÉL. Y esto a causa de que a su cuerpo se le niega lo que su espíritu sabe que es verdad. Él es mi hijo. Lo conozco mejor que tú. Déjalo ir que yo haré el milagro”.
Y así lo hice.
Han habido algunos baches en el camino, muchos. Él sigue poniendo a prueba mi paciencia y he tenido mis dudas en ocasiones. Pero esta visión permanece conmigo cada vez que los desafíos surgen”.
La hermana Wendy Nelson compartió:
“Si se retirara el velo y pudiéramos mirar al pasado, nos veríamos a nosotros mismos como Sus hijos e hijas espirituales haciendo convenios preterrenales con Dios, nuestro Padre Celestial”.- Wendy Watson Nelson, “Covenant Keepers”
¿Qué prometiste hacer?
Haciendo eco de las palabras de la hermana Nelson, el élder Neal A. Maxwell dijo:
“Sabemos que hicimos convenios con Dios en la vida preterrenal”. -Neal A Maxwell, “Premortality, a Glorious Reality”
¿Qué convenios podrías haber hecho? ¿Hiciste convenio de ayudar a tu compañero eterno a vencer los dardos del adversario?
¿Prometiste criar a un hijo descarriado que necesitaría amor adicional? ¿Hiciste convenio de vivir una vida fiel a pesar de los desafíos físicos, espirituales o económicos?
¿Es posible que te hayas ofrecido como voluntario para tal asignación en la vida preterrenal?
Voluntarios para los desafíos
A Kendra Burton se le dio la certeza de que ella misma había elegido la dura prueba que tenía que vivir. Tenía una hija, Rachel, que nació con hidrocefalia y necesitó atención las 24 horas del día, los 7 días de la semana durante nueve años.
Kendra tuvo que alimentarla por sonda, darle sus medicamentos, lidiar con las convulsiones y las cirugías mientras cuidaba de sus otros cuatro hijos. Rachel nunca pudo caminar, hablar o comer, lo que hizo que todo fuera más complicado.
Como una hermosa compensación por su larga y agotadora prueba, Kendra recibió una experiencia trascendental después de la muerte de su hija. Ella expresó:
“Tuve una experiencia en la que se me mostró a nuestra familia, a mi esposo y a mí, junto con nuestros futuros hijos en la vida preterrenal, planificando lo que sería nuestra experiencia en la tierra.
Un hombre semejante a Cristo vino a ayudarnos a elegir lo que nos traería el mayor crecimiento espiritual a cada uno de nosotros. Rachel y yo éramos amigas muy queridas. Ella había progresado más que yo.
Se sugirió que si ella sufría estos problemas físicos, todos podríamos aprender grandes lecciones. El hombre compartió un vistazo de lo que NOSOTROS podríamos experimentar. Al ver esto, Rachel sintió que sería demasiado difícil para mí y se ofreció como voluntaria para formar parte de otra familia.
El hombre se llevó a Rachel de nuestra reunión familiar y le mostró más de lo que aprenderíamos. Adquirió una nueva perspectiva.
Cuando ambos regresaron con nosotros, mi esposo y yo dijimos que la amamos mucho y que estábamos dispuestos a hacer lo que fuera necesario para tenerla con nosotros. Y luego Rachel, consciente de lo que sufriría en esta vida, se ofreció voluntariamente diciendo: ‘¡Lo haré!’.
Mi corazón estará eternamente agradecido por aquella hermosa alma”.
Lo que aceptamos hacer
¿Podrían las cosas por las que estamos pasando ser parte de un plan más grande que aceptamos de todo corazón en la vida preterrenal?
El presidente Spencer W. Kimball enseñó:
“En el mundo preterrenal, a las mujeres fieles se les dieron ciertas asignaciones, mientras que a los hombres fieles se les preordenó para determinados deberes del sacerdocio.
Aunque no recordemos ahora esos detalles, ello no altera la gloriosa realidad de que en una oportunidad estuvimos de acuerdo con ese plan”.
Cuando Ester tuvo que enfrentar una adversidad potencialmente devastadora, Mardoqueo, su tío, dijo: “¿Y quién sabe si para esta hora tú has llegado al reino?” (Ester 4: 14). Cada uno de nosotros está aquí por una razón.
¿Qué pasaría si supieras que las dificultades que enfrentas actualmente están relacionadas con las promesas y los convenios que hiciste en la vida preterrenal?
¿Cambiaría eso la forma en que verías los desafíos de tu vida?
Nuestros espíritus pueden recordar. El presidente Russell M. Nelson enseñó:
“Se les enseñó en el mundo de los espíritus a prepararse para cualquier cosa y para todas las cosas que afrontarían en esta postrera parte de estos últimos días. ¡Esas enseñanzas perviven en su interior!”.-Russell M. Nelson, “Stand as True Millennials
En cierto nivel, nuestro espíritu sabe lo que acordamos hacer en esta vida.
Cuando permanecemos en silencio y pedimos humildemente por inspiración divina, habrá ocasiones en las que podamos obtener destellos magníficos de quiénes somos y de lo que previamente nos comprometimos a hacer.
Fuente: Meridian Magazine