En esta zona, la más recóndita del centro de Australia, solo hay una iglesia. Y es La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Es un viaje agotador a lo largo de tierra roja y llena de baches hasta Mulga Bore, a unos 250 kilómetros al noreste de Alice Springs.
El élder y la hermana Jackson, misioneros de unos 60 años, están visitando la remota comunidad indígena por tercera vez en una semana.
La pareja viajó desde Arizona, en Estados Unidos, con su propio dinero, para servir en una misión enviada por Dios, relatan.
Los Jackson aseguran que cada residente de esta comunidad de 70 personas es ahora miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
“Esta es una de las misiones más singulares que conocemos en la Iglesia”.
Desde que llegaron a Australia Central hace 18 meses, los Jackson han recorrido cientos de kilómetros entre comunidades todos los días, predicando el Evangelio de Jesucristo, a veces cantando himnos con los residentes y saliendo a cazar larvas.
Se encuentran entre los 40 misioneros enviados por la Iglesia a lo largo del Territorio del Norte.
“Aquí nos sentimos como en casa”, dice la hermana Jackson.
“Amamos a estas personas y han sido increíbles con nosotros”.
La historia de la Iglesia en Australia
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llegó a las costas australianas en 1840 y hoy en día cuenta con más de 157,000 miembros y más de 300 congregaciones en todo el país.
Los misioneros han estado visitando el desierto central intermitentemente durante 40 años.
La Iglesia tiene ahora una presencia importante en las comunidades remotas de Mulga Bore, Engawala y Atitjere, donde las poblaciones varían entre unos 70 y unos pocos cientos de personas.
Símbolos antiguos del Plan de Salvación
Sentada en el cobertizo de su casa bajo el sol del mediodía, Marie Ryder exhibe con orgullo su última pintura.
Esta mujer de la etnia Arrernte Oriental se crió en la misión católica de Santa Teresa, al sureste de Alice Springs, donde aprendió sobre antiguos símbolos aborígenes y técnicas de pintura con puntos gracias a su madre.
Se casó con un miembro de la Iglesia hace 29 años y hoy pinta historias del Libro de Mormón y la Biblia.
“Historias tradicionales y bíblicas combinadas: así es como lo hago”, exclama.
El lienzo de cuatro paneles representa el árbol de la vida, el bautismo de Jesucristo, la Primera Visión del profeta José Smith y el Plan de Salvación.
“Un élder me pidió que hiciera uno pequeño como este”, dice Marie.
“Se lo mostró a todo el mundo y a todos les gustó. Ahora, todo el mundo quiere uno”.
A lo largo de la región, se utilizan interpretaciones artísticas aborígenes de las enseñanzas del Libro de Mormón, pintadas por los lugareños, para ayudar a difundir los mensajes de la Iglesia de una manera que pueda permanecer entre toda la población.
Por si fuera poco, el Departamento de Arte de la Iglesia, en la sede central de Salt Lake City, ha encargado varias obras a Marie para una exposición especial que se exhibirá en 2026.
De América al país del desierto
Vestidos con camisas blancas y etiquetas de nombre negras, los jóvenes misioneros, élder Abbott y élder Solomon, fueron emparejados por la Iglesia.
Durante dos años, los estadounidenses de 21 años renuncian al entretenimiento, a la mayoría de la tecnología e incluso a hablar con amigos y familiares en casa, a excepción de un “día de tiempo personal” a la semana.
Viven juntos en una pequeña propiedad que ha sido donada a la Iglesia por los propietarios tradicionales de un asentamiento familiar llamado Angkula, y duermen en tiendas de campaña al aire libre durante los meses más calurosos para descansar de su casa sin aire acondicionado.
En los años transcurridos desde la pandemia de COVID-19, la Iglesia ha impulsado la expansión de su presencia en zonas remotas del Territorio del Norte, una región asolada por la pobreza y las dificultades.
El exempresario inmobiliario, élder Reece Standley, es responsable de los 130 misioneros en todo el Sur de Australia y el Territorio del Norte.
Está entusiasmado por el aumento de bautismos en esta última zona: dice que hubo 127 en los 12 meses más recientes.
“Allí donde concentras tus esfuerzos, obtienes los resultados”, afirma desde su oficina de Adelaida.
“Parece que hemos aterrizado en suelo fértil, con personas que quieren escuchar más sobre Jesucristo. Los misioneros han asimilado todo eso y han estado allí ayudando y enseñando donde han podido”.
En Mulga Bore, los residentes dicen que las enseñanzas de la Iglesia, como evitar el alcohol, el té y el café, y donar el diezmo a la Iglesia, han cambiado las cosas para mejor.
Gary Bird-Mpetyane, un líder de la Iglesia en Mulga Bore considerado el primer hombre aborigen en servir una misión, quiere que su comunidad continúe fortaleciendo su conexión con la fe en Jesucristo mientras conserva un vínculo con los antiguos sueños aborígenes.
“Mi padre solía decirme: ‘si mantienes fuerte tu cultura, mantendrás fuerte tu comunidad’”.
“Escuchamos [las historias] de ambas maneras: la de Dios y nuestra tradición aborigen, y es por eso que las mantenemos fuertes y las compartimos”, finaliza.
Fuente: ABC News Australia
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