Atando cabos: Cómo un converso Santo de los Últimos Días llegó a ser el presidente de misión del misionero que le enseñó el Evangelio

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En este momento un misionero está tocando la puerta de un posible investigador.

Algunos posibles resultados:

  • Un hombre abre la puerta. Un misionero y su compañero le ofrecen compartirle un mensaje del Evangelio. El hombre no acepta y cierra la puerta.
  • Una mujer joven abre la puerta e invita a una misionera y su compañera a sentarse unos minutos. Pronto, las misioneras le enseñan sobre el amor de Dios por Sus hijos. Se ponen de acuerdo para reunirse nuevamente.
  • Un hombre abre la puerta. Espera encontrar respuestas a algunas preguntas sobre la Iglesia. El misionero se presenta, luego le da la mano al hombre que algún día será su presidente de misión.

Cualquiera que haya servido en una misión de proselitismo probablemente reconozca los dos primeros escenarios.

¿El tercer resultado? Es muy poco probable, y aparentemente imposible. Pero, para el misionero mayor, Laddie Stewart, y su alguna vez investigador, que se convirtió en su Presidente de Misión, John Larkin, es una realidad que no tiene precio.

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Durante las primeras semanas de 1983, el Élder Stewart, de 19 años, y su compañero, el Élder Michael Bouy, estuvieron sirviendo en Melbourne, Australia, cuando dieron seguimiento a una referencia de un miembro.

Ubicaron la dirección y tocaron la puerta. John Larkin respondió y los invitó a pasar. Había hablado sobre la Iglesia con un amigo Santo de los Últimos Días y comenzó a hacerles muchas preguntas a los misioneros. El Élder Stewart y el Élder Bouy no pudieron responder a todas sus preguntas, pero pronto sus enseñanzas y testimonios se afianzaron.

“Su humildad, su preocupación sincera y su pasión por el Evangelio, me conmovieron profundamente y, más tarde, me di cuenta de que la mayor influencia durante las lecciones era el Espíritu del Señor”, escribió el Presidente Larkin en un correo electrónico para Church News. “Siempre me sentía bien cuando los misioneros estaban en mi casa y siempre esperaba con ansias su próxima visita.”

El Élder Stewart y su compañero desafiaron a su curioso investigador a encontrar las respuestas y guía a través de la oración. Le enseñaron que la revelación personal se convertiría en su amigo de confianza.

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John aceptó sus invitaciones y pronto se preparó para bautizarse.

“Todo el proceso demoró aproximadamente un mes desde nuestra primera reunión para bautizarlo. Las lecciones de miembro solo fueron un festín espiritual. John estaba tan activo que nos hizo darle lecciones a un amigo que se unió a la Iglesia después de un mes”, dijo el Élder Steward.

Incluso, como un joven misionero, el Élder Stewart supo que John Larkin “iba a hacer grandes cosas.”

El nuevo converso esperaba inicialmente poder servir en una misión de tiempo completo. Pero, a los 29 años, había sobrepasado el límite de edad para servir en una misión. Así que en su lugar aceptó un llamamiento para enseñar en un instituto de religión. Además, se casó y, luego, se convirtió en padre. Él y su esposa, Robyn, tienen 6 hijos.

“Al mirar hacia atrás, puedo darme cuenta de que enseñar en un instituto de religión fue mi misión para obtener un conocimiento más profundo del Evangelio”, dijo.

En 1988, el “hermano” Larkin se convirtió en el “obispo” Larkin. Más tarde, presidió la Estaca Canberra, Australia, durante 9 años.

Por otro lado, el joven Élder Stewart regresó a su hogar en Arizona, fue a la universidad, comenzó su carrera en educación, se casó con Lori y formó su propia familia.

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Luego, “inesperadamente” sonó el teléfono. De inmediato, reconoció el acento australiano al otro lado de la línea.

“John me contactó y me dijo que vendría a los Estados Unidos por un viaje de negocios y que le gustaría reunirse conmigo. Estaba más que emocionado de ver que a uno de mis conversos le estaba yendo muy bien”, dijo el Élder Stewart.

Seguirían más visitas a los Estados Unidos y las dos familias en crecimiento se reunirían siempre que fuera posible.

En 2016, el Presidente Larkin fue llamado a presidir la Misión Islas Marshall /Kiribati. A medio mundo de distancia, su amigo Laddie se asombró de que el curioso investigador, que una vez llenó sus charlas misionales con preguntas sobre el Evangelio y tartas de manzana ahora estuviera liderando a los jóvenes misioneros.

El Élder y la hermana Stewart establecieron la meta de servir en una misión de tiempo completo juntos. El año pasado, después de retirarse de las escuelas públicas de Mesa, los Stewart solicitaron una asignación como misioneros mayores a la Iglesia.

Pronto, llegó un llamamiento para servir en la Misión Islas Marshall/ Kiribati.

“Me sentí completamente abrumado por las emociones y dije: ‘Tengo que trabajar con John, tendré que llamarlo Presidente Larkin”, dijo.

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La hermana Lori Stewart y su esposo, el Élder Laddie Stewart, afuera del Centro de Capacitación Misional de Nueva Zelanda antes de presentarse a la Misión Islas Marshall / Kiribati.

Recibir a los Stewart en el campo misional marcó un momento inolvidable para el Presidente Larkin.

“Considero el hecho de servir junto al Élder Stewart en una misión como un momento importante en nuestra amistad de 36 años”, dijo. “Su humildad y amabilidad siguen conmoviendo mi corazón.”

El Élder y la hermana Stewart han estado en el campo misional durante unas pocas semanas, agregó, “y su amor por las personas y el Evangelio de Jesucristo ya están conmoviendo los corazones de muchos otros.”

Ambos hombres están de acuerdo en que no existen coincidencias en la vida. El Élder Stewart hace referencia al Élder Dieter F. Uchtdorf del Quórum de los Doce Apóstoles, que enseñó que reflexionar sobre el pasado permite que las personas “aten cabos” sobre sus propias vidas guiadas por Dios.

“Ir a la misión cuando tenía 19 años fue un cabo. Conocer y enseñarle a John fue otro… Ahora, llegar a servir con él es un cabo muy importante.”

“Me siento honrado y lleno de alegría.”

Este artículo fue escrito originalmente por Jason Swensen y fue publicado en thechurchnews.com con el título “Connecting the dots: How 1 Latter-day Saint convert became the mission president of the elder who taught him.”

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