Lección 16 del Antiguo Testamento: “No puedo traspasar la palabra de Jehová”

Lección 16 del Antiguo Testamento

El objetivo de esta lección 16 del Antiguo Testamento: “No puedo traspasar la palabra de Jehová” es animarnos a someternos sin titubear a la voluntad del Señor.

Balaam rechaza el ofrecimiento de Balac

Al analizar  Número 22:1-21 vemos que ante el gran temor que siente por la cercanía de los israelitas, Balac, rey de Moab, envía mensajeros a ofrecerle recompensas a Balaam si va a Moab y maldice a Israel. ¿De qué manera se nos presentan aparentes recompensas si aceptamos desobedecer a Dios?

A pesar de la primera respuesta de Balaam, él insistió en preguntarle al Señorsi debería ir a Moab. El Señor le dio permiso a Balaam para que fuera con los mensajeros de balac, Si así lo deseaba, pero se enojó con él por haber ido. ¿Qué indica el enojo del Señor sobre lo que realmente había en el corazón de Balaam?

El Señor demuestra el peligro de la inasistencia obstinada de Balaam

Mientras Balaam se dirigía a Moab trató tres veces de forzar a su asna a seguir adelante. Este hecho se relaciona a la relación que tenía con el Señor. Balaam quiso imponer a la fuerza su propia voluntad sobre la asna y también sobre  el Señor. Incluso el asna vio el ángel que fue enviado en cambio Balaam no lo vio.

¿Cuáles son algunos paralelos modernos de personas y grupos de gente que tratan obstinadamente de hacer lo que quieren en lugar de someterse a la voluntad de Dios o a los buenos consejos de los padres y de los líderes?

Los israelitas destruyen a los madianitas y matan a Balaam

El Señor estaba enojado con los madianitas porque ellos habían tentado a los israelitas para que pecaran, tal como se registra en Números 25: 1-3.  A pesar de haber obedecido Balaam el mandamiento del Señor de bendecir a Israel, en lugar de maldecirlo, dentro de sí Balaam deseaba obtener los honores y las recompensas terrenales. Con el fin de recibir todo eso, sugirió que se tentara a Israel para que de esa forma pecara y perdiera así la protección de Dios.

Los miembros de la Iglesia que buscan obtener recompensas y honores terrenales, conseguir excepciones al consejo y a los mandamientos de Dios o que procuran introducir ideas, prácticas y normas mundanas en la Iglesia siguen el ejemplo inicuo de Balaam. A eso se le llama “la doctrina de Balaam” en Apocalipsis 2:14.

Para concluir, recordemos del élder Bruce R. McConkie:

“¡Qué historia extraordinaria! He aquí un Profeta de Dios, firmemente dedicado a declarar sólo lo que el Señor de los cielos le revelara. No parecía existir la más mínima sombra de dudas en su mente sobre el curso que debía seguir. Él representaba al Señor y ni una casa llena de oro y plata ni lo altos honores ofrecidos por el rey, podían apartarlo del camino que se había trazado…

“Pero la codicia por las riquezas y por los honores lo atrajo y no pudo menos de pensar cuán maravilloso sería poder ser rico y poderoso… Quizás haya pensado que el Señor le permitiría contemporizar en sus normas y al mismo tiempo tener prosperidad y poder mundanos… Me pregunto cuántas veces muchos de nosotros obtenemos nuestra guía de la Iglesia y entonces, como Balaam, suplicamos recibir algunas recompensas mundanas…

“Balaam… inspirado y poderoso como fue, perdió su alma al final porque puso su corazón en las cosas de este mundo, en lugar de las riquezas de la eternidad” (véase “La historia de la locura de un profeta”, Liahona, octubre de 1979, pág. 36).

 

Fuente: lds.org

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