8 historias increíbles de las primeras visitas al templo

Templo de Salt Lake

Los siguientes comentarios han sido editados por su extensión y para su claridad.

Nuestra primera visita a la casa del Señor siempre es una experiencia especial. Independientemente de nuestra edad, si tenemos 12 años y realizamos bautismos por los muertos o, si tenemos muchos más años, a menudo, recordamos nuestra primera visita al templo por el resto de nuestras vidas.

A continuación, compartiremos las historias inolvidables sobre la primera visita al templo de 8 personas:

Templo de Suiza

Templo de Berna, Suiza.

También te puede interesar: Templos únicos y singulares de la Iglesia en todo el mundo

1. Tenía 2 años cuando me adoptaron en 1956 de un orfanato en Alemania. Mis nuevos padres, mi hermanita –que también adoptaron en Alemania – y yo nos sellamos en el Templo de Suiza por esta vida y por toda la eternidad. – Nancy Jane Fox

2. Tenía 6 cuando fui al templo con mi familia y mi hermano, Dane Bounds. Pensé que todos habíamos muerto e ido al cielo. Lo recuerdo muy bien. – Julio Bounds

resurrección grados de gloria

Templo de Provo City

3. Tenía 4 años. Finalmente, después de más de 14 años desde que mi padre se bautizó, se dio la oportunidad de que mis padres pudieran llevar a sus 6 hijos a Salt Lake City para sellarse. Este fue un milagro del Padre Celestial que permitió que esto sucediera: Mi padre fue llamado a servir como consejero en el obispado y se le pidió que representara a nuestro barrio en la Conferencia General de abril de 1965.

 

En lugar de utilizar el dinero para irse solo en avión, consiguió boletos de tren gratuitos, trabajaba para Union Pacific, y utilizó el vale de la Iglesia para alimentos… y nos llevó a sellarnos. Muchos años después, este milagro fue confirmado por un profeta de Dios, Gordon B. Hinckley, que me dijo personalmente que mi padre fue llamado al obispado en ese tiempo porque los hermanos sabían que no estaba a su alcance llevar a su familia al templo. ¡Me siento muy agradecida por las tiernas misericordias de Dios! – Amy Ogden

Templo de Salt Lake

Templo de Salt Lake, Estados Unidos.

4. Creo que tenía 21 años. Mi mejor amiga se estaba casando y mientras esperaba que se sellara, me preguntaron si haría bautismos. A pesar de que era su dama de honor, estaba emocionada de que me lo preguntaran. Tuve que volver a peinarme y maquillarme después, pero qué importa. – Karen Knoeb

Templo de Fort Collins, Colorado

5. Tenía 19 años. Fui al Templo de Salt Lake junto con otros 200 misioneros antes de que partiéramos a nuestras misiones. Luego, nos dirigimos al salón de asambleas y pudimos hacerle cualquier pregunta que tuviéramos al Presidente Nathan [Eldon] Tanner de la Primera Presidencia. ¡Lo recuerdo mucho! – Joe Thompson

templo

Templo de Tegucigalpa, Honduras.

6. Tenía 4 años. Mis padres eran conversos y fuimos en auto de Pittsburgh, PA, a Salt Lake City para sellarnos en el templo. Unos meses más tarde, después de que cumplí 5, mi padre consiguió un empleo como el encargado de vigilancia del Templo de Washington D.C., que pronto se dedicaría.

templo de Arizona

Templo de Arizona

Nos hizo un recorrido a mis hermanas y a mí por el templo, la noche anterior a la dedicación. Incluso, nos sentamos en la silla del profeta en el salón de asambleas solemnes. Tengo recuerdos maravillosos del templo y un testimonio increíble de su santidad, en parte, debido a esos recuerdos de la infancia. – Stacy Tregaskes Gooden

Templo de Washington D.C.

Templo de Washington D.C., Estados Unidos.

7. Tenía 11 años. Mis padres se convirtieron poco antes de que naciera. Mi familia viajó de Lincoln, NE, hacia el Templo de Salt Lake y nos sellamos. Fue increíble, no podía hablar y muchas lágrimas corrieron por mi rostro. – Penney Tripp

8. A los 19 años, fui a Salt Lake City para comenzar mi servicio misional en Finlandia. Mi padre recientemente se había activado en la Iglesia. Mi madre se bautizó una noche antes de que fuera a la misión. No estaba preparado para recibir mis propias bendiciones del templo.

Declaracion templos

Después de una sesión de 4 horas en el Templo de Salt Lake City, nunca deseé regresar. Afortunadamente, lo hice y llegué a amar el templo. Al final de mis 2 años como misionero, fui a Salt Lake City para encontrarme con mis padres y mis 3 hermanas, donde nos sellamos. Fue una hermosa manera de terminar mi servicio misional de tiempo completo. – Dane Bounds

Esta es una traducción de un artículo que fue publicado originalmente en LDS Living con el título “8 Incredible Stories of First-Time Visits to the Temple”.

Deja Tu Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *