El ser “virtuosa”, no solo se aplica a la modestia y la castidad.
En hebreo, la palabra virtuoso se traduce a “tener fuerza o poder”, es el poder que viene de Dios y del poder del sacerdocio gracias a los convenios que hacemos.
Fuerza y poder en las redes
De acuerdo con esta definición, me pregunté: ¿Cómo podría demostrar que poseemos la fuerza y poder de Dios en nuestras interacciones con los demás en las redes sociales?
Aunque no sea algo tan llamativo como la pregunta, para mí es muy parecida a la de “encender una vela y ponerla debajo de un almud” (Mateo 5:15).
La historia de la hermana Sharon Eubank, compartida en la Conferencia General del 2017 en Octubre, es un gran ejemplo sobre lo que significa ser “virtualmente virtuosa”:
“A principios de este año, en mi página de Facebook alguien publicó un comentario que desacreditaba el cristianismo.
Lo leí y me sentí un tanto molesta, pero lo ignoré. Sin embargo, una conocida que no es miembro de nuestra fe respondió con su propio comentario.
Ella escribió: “[Eso es] exactamente lo opuesto a lo que Jesús representaba; en su época Él era… radical porque Él… trató a todos en el mundo por igual… [Habló a las] prostituta[s], [comió] con el recaudador de impuestos… extendió Su amistad a mujeres y niños indefensos… [y] nos dio el relato del Buen Samaritano… Se deduce que… los verdaderos cristianos se esforzarían por ser la gente MÁS amorosa del mundo”.
Cuando leí eso, pensé: “¿Por qué no fui yo la que lo escribió?””
Es importante que compartamos lo que creemos y sentimos, especialmente lo que Jesucristo significa parra nosotros. Como dijo el apóstol Pedro:
“No tengas miedo, pero santifica a Dios en tu corazón y estar preparados y listos para una respuesta de todo aquel que nos demande razón de esperanza en ustedes”.
El élder David A. Bednar, en su discurso del 2014 “Inundar la Tierra a través de las redes sociales”, explica las formas en cómo usar las redes y compartir mensajes de la iglesia con estos tres simples consejos:
1. Ser auténticos y coherentes
“Nuestros mensajes deben ser verídicos, honrados y precisos; no debemos exagerar, embellecer o pretender ser alguien o algo que no somos”.
2. Edificar y alentar
“Nosotros, al igual que nuestros mensajes, deben procurar edificar y alentar en vez de discutir, debatir, condenar o denigrar”.
3. Ser prudentes y estar alerta
“Únicamente den a conocer la información si quieren que el mundo entero tenga acceso a su fotografía o mensaje para siempre”.
¿Qué pasa con la perfección?
La invitación de ser una mujer virtuosa suele parecer desalentador, crea una imagen de la mujer bastante inalcanzable y perfecta. Pasamos de preguntarnos “¿quién puede encontrar una mujer virtuosa?” a “¿quién puede encontrar una mujer perfecta? ¿Realmente existe?”.
Una definición perfecta de una mujer virtuosa, puede ser tan dañino como creer que todas las influencers en las redes sociales han alcanzado el estándar perfecto que debería tener una mujer, algo totalmente lejos de la verdad.
El consumo de tal perfección, puede hacernos propensas al desánimo y pensar: “¿Cómo puedo tener algún impacto al compartir mi vida imperfecta con los demás?”. La palabra “perfecto” no se menciona en ninguno de los proverbios.
El élder Gerrit W. Gong, en la conferencia de abril de 2021, compartió:
“La perfección está en Jesucristo, no en el perfeccionismo del mundo. El perfeccionismo filtrado del mundo “instaperfecto”, irreal y poco realista, nos puede hacer sentir inadecuados, cautivos de hacer deslices en una pantalla, clics en Me gusta o pulsar dos veces.
Por el contrario, nuestro Salvador, Jesucristo, sabe todo lo que no queremos que los demás sepan sobre nosotros, y aun así nos ama”.
Pequeño y simple
Realmente creo que hay formas pequeñas y sencillas para ser virtualmente virtuosa.
Una mujer virtuosa aprovecha las oportunidades que tiene para compartir y elevar a los demás. Se trata de compartir la luz y la bondad que se nos han dado a través de nuestro conocimiento del plan de salvación y nuestra comprensión del amor de Dios por cada uno de nosotros.
A menudo escuchamos historias de amigos que no son de nuestra fe y sienten “algo diferente” al interactuar con miembros de la Iglesia.
Las personas pueden sentir cierta felicidad, algo único, intrigante y cautivador sin tener que testificar directamente o compartir algún tipo de mensaje del Evangelio.
La luz del Evangelio, que viene de ser una hija de Dios que guarda sus convenios, también puede ser tan brillante al compartir nuestra luz en cualquier red social.
Fuente: LDS Living
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