Grandes bendiciones: 5 cosas maravillosas que suceden cuando ayunas

“Elevo mi voz en testimonio y promesa, junto con los grandes apóstoles que nos han precedido, que quienes vivan la ley del ayuno descubrirán sin ninguna duda las ricas bendiciones que acompañan a ese sagrado principio”. – Joseph B. Wirthlin, “La ley del ayuno

Como miembros de la Iglesia de Jesucristo, tenemos la sagrada responsabilidad de ayudar a los necesitados y aliviar sus pesadas cargas. Esto lo logramos a través del cumplimiento de la ley del ayuno y las ofrendas.

¿Qué es el ayuno?

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En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se alienta a los miembros a ayunar siempre que su fe tenga que ser fortalecida de forma especial y de forma regular una vez al mes en el día designado.

Durante ese día, nos abstenemos de comer y beber dos comidas consecutivas, estamos en íntima comunión con nuestro Padre Celestial y contribuimos una ofrenda de ayuno para ayudar a los pobres.

En su discurso de la conferencia general de abril de 2021, el élder Wirthlin expresó:

“Cuando ayunamos, hermanos y hermanas, sentimos hambre y, por corto tiempo, nos ponemos literalmente en el lugar de los hambrientos y los necesitados; y al hacerlo, adquirimos una comprensión mayor de las privaciones que ellos tal vez padezcan”.

¿Para qué sirven las ofrendas de ayuno?

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Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Las ofrendas de ayuno se utilizan para un solo propósito: para bendecir la vida de los necesitados.

Todo dinero que se le entrega al obispo en calidad de ofrenda de ayuno se utiliza para ayudar a los pobres.

Cuando los donativos exceden las necesidades locales, se utilizan para satisfacer las necesidades en algún otro lugar.

El élder Wirthlin delcaró:

“Cuando damos una ofrenda al obispo para aliviar el sufrimiento de los demás, no sólo hacemos algo sublime por los demás, sino que también hacemos algo maravilloso por nosotros mismos. El rey Benjamín enseñó que, al dar de nuestros bienes a los pobres, retenemos ‘la remisión de [nuestros] pecados de día en día’”.

El ayuno combinado con la oración fervorosa tiene gran poder

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En las Escrituras, observamos que el ayuno casi siempre va unido de la oración. Sin la oración, el ayuno no es en realidad un ayuno completo; es simplemente pasar hambre.

Si deseamos que nuestro ayuno sea algo más que simplemente el abstenernos de comer, debemos elevar nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras voces en comunión con nuestro Padre Celestial.

“El ayuno, combinado con la oración fervorosa, tiene gran poder; puede llenar nuestra mente con revelaciones del Espíritu y fortalecernos contra los momentos de tentación”.

El cumplimiento de la ley del ayuno puede beneficiar a la gente de todos los países. El presidente Gordon B. Hinckley preguntó:

“¿Qué sucedería si se observara el principio del ayuno y de las ofrendas en todo el mundo? Se daría de comer al hambriento, se vestiría al desnudo, se daría refugio a los que no tienen hogar… En el corazón de las personas de todas partes crecería un nuevo nivel de preocupación y de generosidad”.

Las bendiciones del ayuno

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Al ayunar con el espíritu apropiado y a la manera del Señor, recibirás cinco grandes bendiciones en tu vida:

1. Te sentirás vigorizado espiritualmente

2. Tu hogar se llenará de paz

3. Tu corazón se iluminará de dicha

4. Serás fortificado contra la tentación

5. Se abrirán las ventanas de los cielos

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Se profetizan ricas bendiciones para quienes vivan la ley del ayuno:

“Entonces, invocarás y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: heme aquí… Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”.

Al vivir la ley del ayuno no sólo nos acercaremos más a Dios mediante la oración, sino que alimentaremos al hambriento y cuidaremos del pobre. Cada vez que lo hagamos, cumpliremos con los dos grandes mandamientos sobre los cuales “depende toda la ley y los profetas”: (I) “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” y (II) “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Fuente: TheChurchofJesusChrist.org

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