Probablemente, hayas escuchado a muchos miembros y líderes decir que tu misión te prepara para el matrimonio. Bueno, es verdad.
Servir en una misión te ayuda a desarrollar habilidades y atributos semejantes a los de Cristo que te ayudarán a adaptarte y disfrutar de tu vida de casado. Sin embargo, no estoy hablando de eso exactamente.
A lo que me refiero son eventos específicos durante tu misión, como contactar, dar lecciones, fijar citas, entrevistas, bautizos, etc., que son muy similares a la vida matrimonial.
Si observas más de cerca, te darás cuenta de que el matrimonio, en muchos sentidos, es como servir en una misión de tiempo completo. ¡Veamos!
1. Contactar = Salir en citas
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En el campo misional, se espera que contactes a cierta cantidad de personas cada semana.
Algunas personas llaman a esta actividad “contactar”. El punto es que necesitas hablar con tantas personas como puedas. ¿Tu meta? Encontrar a una persona o familia que esté lista para aceptar el Evangelio.
Bueno, ¿eso no te suena como a salir en citas? Necesitas hablar con las personas, contactar referencias, pedir el número de teléfono de una persona, presentarte a alguien nuevo, etc. ¿Para qué? Para encontrar a esa persona que te acepte por quién eres y haga convenios contigo en el templo.
Sin embargo, al igual que en el campo misional, las citas no prometen un éxito inmediato. Conocerás a todo tipo de personas: (1) Las que son amables pero que no están interesadas, (2) Las que te pondrán en la friend zone, (3) Aquellas que tienen potencial pero tienen problemas, (4) Las que están interesadas pero no quieren un compromiso, y la lista continúa.
Solo recuerda que nunca debes dejar de intentarlo porque en el camino conocerás a ese investigador de oro. Justo como en la misión.
2. Hacer compromisos = Propuesta de matrimonio
“¿Seguirás el ejemplo de Jesucristo y te bautizarás el _____?” Has hecho esta pregunta muchas veces, así que tienes suficiente práctica para el momento en que preguntes “¿Te casarías conmigo?” Y si sus sentimientos son mutuos, la respuesta no debería ser una sorpresa. Bueno, con suerte…
3. Proyectos de servicio comunitario = Vida cotidiana
Como misionero, dedicaste 24/18 meses de tu vida al servicio. Además de las citas para dar lecciones del Evangelio y encontrar personas, también tenías actividades programadas en las que debías ensuciarte las manos.
Los proyectos de servicio son grandes oportunidades para ayudar a las personas en la comunidad y compartir el Evangelio de Jesucristo.
Cuando estás casado, cada día de tu vida forma parte de una eternidad de proyectos de servicio. Eso incluye limpiar la casa, lavar la ropa, cocinar, cuidar al bebé, etc.
Tendrás la oportunidad de hacer que la vida de tu cónyuge sea un poco más fácil y eso significa que tendrás que hacer sacrificios para que ambos puedan cumplir con sus responsabilidades.
4. Días de preparación = Noches de citas
¿Recuerdas lo emocionado que estabas por los P-Days porque podías pasar tiempo con otros misioneros y hacer cosas divertidas? Bueno, los P-Days son como las noches de citas cuando estás casado.
Esperas hacer cosas divertidas fuera de tu rutina normal en casa. Comes en la calle, ves una película o simplemente sales a caminar. Lo importante es que pasen tiempo juntos, que no implique trabajo.
5. Entrevistas con el presidente de misión = Oraciones
Cada dos semanas, tenías una entrevista con el presidente de misión donde compartías todo lo que sentías y pensabas. Cuando digo “todo” me refiero a TODO.
Hablabas sobre tu compañero, el progreso de tus investigadores, las preguntas que tienes sobre la obra… todo. Después de cada entrevista, te sentías mucho mejor.
Ya no tienes entrevistas programadas con tu presidente de misión cuando estás casado, pero puedes hablar con Alguien que siempre te escuchará.
El Padre Celestial será tu confidente y tu apoyo. Él escuchará tus problemas, te consolará cuando estés triste y se regocijará cuando estés feliz. La mejor parte es que no tienes que esperar esa reunión cada dos semanas para compartir lo que piensas. Tienes tiempo ilimitado a solas con Él.
6. Inventario de compañerismo = Consejos familiares
Parte de tu responsabilidad como misionero fue fortalecer a tu compañero. Eso a menudo requirió conversaciones sinceras sobre las cosas que se debía cambiar para resolver sus diferencias.
Aprender a dar una retroalimentación constructiva fue una habilidad que desarrollaste para mejorar tu relación con tus compañeros. Eso es algo que también necesitarás cuando estés casado. Qué bueno que tuviste mucha práctica durante tu misión, ¿verdad?
Creo que entiendes lo que estoy tratando de decir. Servir en una misión de tiempo completo fue una gran experiencia y es algo que recordarás para siempre. Sin embargo, ahora tienes una nueva misión que es casarte y tener tu propia familia.
Ya te han preparado para eso, solo necesitas encontrar a tu compañero eterno y comenzar su misión eterna juntos. ¡Éxitos en tu búsqueda!
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Karen y fue publicado en faith.ph con el título “Similarities of Serving a Mission and Marriage”.