Es muy grato saber que cada día, más personas en el mundo se suman a las actividades de Ilumina el Mundo propuestas por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y así prepararnos para recibir Navidad de una formas más significativa.
Ilumina el Mundo alimentando a los hambrientos
Entre los acontecimientos más importantes de la Santa Biblia es cuando una multitud de miles de personas se congregó para escuchar a Jesús. Él milagrosamente hizo que cinco panes y dos peces se convirtieran en comida para todos.
Jesús nos enseñó que podemos hacer muchas cosas por nuestro prójimo a pesar de que parezca imposible. No necesitamos tener un presupuesto muy extenso para ayudar a los que necesitan de alimento temporal y espiritual. A continuación, tres formas de alimentar a los hambrientos:
Dona alimentos
En el lugar donde te encuentres ahora, hay un lugar cercano donde puedes llevar alimentos a personas que necesitan ser atendidas. Al hacerlo, procura que no sea una limosna (sobras), intenta sacrificar un monto considerable. El sentimiento que experimentarás será grandioso.
El compartir alimentos con las personas necesitadas es uno de los actos más bondadosos que podemos efectuar. H. David Burton dijo: ““¿Podemos dejar a un lado nuestro amor por los bienes y escuchar el llanto del hambriento, del necesitado, del desnudo, del enfermo y del afligido?”
Invita a cenar a una familia necesitada
Al hacer esta actividad te convertirás en el “buen samaritano de estos tiempos” y eso es contagioso. Piensa en la lección que le darás a tus hijos o tu familia y la hermosa tradición que realizarás. Los actos de ayuda; de bondad y de atención entre los miembros de la familia fortalecen el deseo de ir, y hacer lo mismo.
Por experiencia propia, intenta repetir esta acción en la cena de Noche Buena. Piensa en una familia o persona que debe estar pasando una situación difícil e invítalo a pasar ese momento con tu familia y hazlo sentir como un integrante más. No te arrepentirás hacerlo.
Comparte alimento espiritual
Es necesario también alimentarnos espiritualmente. El hambre espiritual no puede ser aplacada con algún alimento que compremos en el almacén más cercano a nuestra casa, pero tampoco está lejano a nosotros.
Élder Jeffrey R. Holland dijo: “Sin importar donde vivan, la edad que tengan o la situación en que se encuentren, les declaro que mediante Su Hijo Unigénito, Dios ha quitado el hambre espiritual”. A las palabras de élder Holland agrego las palabras del presidente Joseph F. Smith: Las cosas más grandiosas son las espirituales, aquellas que edifican la fe de hombres y mujeres, aquellas que brindan luz, inteligencia y poder para resistir el mal y las tentaciones del mal; poder para discernir el engaño de los hombres, así como la astucia y las artimañas con las cuales éstos intentan engañar. Esa inteligencia, ese conocimiento espiritual, esa inteligencia espiritual que las habilitará para discernir entre la verdad y el error, entre la luz y las tinieblas, entre lo bueno y lo malo, ése es el gran elemento que debemos buscar y tratar de obtener”.
Al concluir estas actividades, te invitamos a comentarnos tus impresiones y sentimientos. Estaremos ansiosos por saber cómo te fue.