Al menos 2,357 casas en el sur de Oregon, Estados Unidos han sido destruidas en el incendio de Almeda, convirtiéndose en uno de los diez incendios más devastadores de este país en los últimos 50 años, informó Deseret News.
En una sola congregación de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 50 casas fueron consumidos por las llamas.
Pero el apoyo que han recibido tanto miembros como no miembros ha proporcionado un consuelo muy necesario a las familias que fueron desplazadas por el trágico acontecimiento.
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A la mañana después del incendio, Misty Pantle, una Santo de los Últimos Días, recordó cómo, cuando su casa quedó destruida, otro miembro de su barrio le ofreció refugio temporal.
“Nos sentimos sostenidos de la forma en que pienso que el Salvador nos sostendría si pudiera hacerlo físicamente. Él los impulsó a ayudarnos”, compartió para Deseret News.
La ministración ha sido esencial durante este momento difícil. La presidencia de la Sociedad de Socorro del barrio Bear Creek siguió de cerca a las familias afectadas por los incendios, tomando apuntes de qué hermanas habían sido contactadas por las hermanas ministrantes y qué apoyo necesitaban.
“El color amarillo significaba una casa que había sido afectada. El verde era para las personas desplazadas que tenían un lugar en el que podrían quedarse por el momento. El rosa resaltaba las necesidades inmediatas y las hermanas ministrantes asignadas a ayudarlas. El morado era para aquellos que necesitaban alimentos”, según Deseret News.
El quórum de élderes también aprovechó la información y la lista se convirtió en una herramienta útil para los líderes, para que saber lo que los damnificados necesitaban.
Hubo voluntarios que comenzaron a lavar ropa, a compartir generadores de electricidad y a ayudar a otros a encontrar un refugio temporal.
Pero los esfuerzos de ayuda no terminaron ahí. Incluso aquellos que fueron desplazados o afectados por los incendios estaban haciendo todo lo posible para ayudar a los demás.
La hermana Misy Pantle planea reconstruir su casa, y en el transcurso ella elige vivir con fe. También habló del apoyo que ha recibido de su hermana ministrante y el de otra hermana en el Barrio Ashland.
El domingo pasado por la mañana, la familia de Pantle asistió a la reunión sacramental del Barrio Ashland a través de YouTube, participó de la Santa Cena en la casa de su hermana ministrante y más tarde asistió de manera virtual a la reunión sacramental del Barrio Bear Creek.
“Me sentí sobrecogida y agradecida de haber salido ilesa”, dijo Pantle. “Estoy un poco triste pero un poco pensativa. Creo que el fuego mismo necesita ser calentado a cierta temperatura para que se refine y se convierta en algo nuevo. Pienso que tengo la esperanza de que seremos capaces de convertirnos en algo nuevo”.
Fuente: ldsliving.com