Jessica Chatman, una estudiante de la Universidad Estatal de Utah (USU) y Santo de los Últimos Días está muy agradecida de no haber renunciado a su carrera como basquetbolista a nivel universitario.
Chatman es la máxima anotadora de su equipo y recordó lo fácil que habría sido dejar todo atrás cuando las cosas se pusieron difíciles.
“Hubiera sido realmente fácil rendirme… personalmente, creo que me dio la satisfacción de poder seguir adelante, de que puedo hacer cualquier cosa que me proponga. Me siento orgullosa de haber podido superar cinco años de muchos altibajos”.
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Asimismo, compartió que gran parte de su resiliencia y madurez se lo debe a las lecciones aprendidas como misionera de la Iglesia de Jesucristo.
“Crecí muchísimo en mi misión. Gané mucha experiencia durante esos 18 meses. [La misión] cambió mi vida por completo y puso muchas cosas en perspectiva…
Con todos los cambios que sucedieron a lo largo de mi carrera, confiaba siempre en aquella perspectiva de vida para ayudarme a superar los desafíos que enfrentaba en la universidad”.
Jessica Chatman es una de las pocas misioneras retornadas que juegan baloncesto a nivel universitario.
Superando los desafíos
El sueño de Jessica Chatman era seguir los pasos de su padre y jugar para el equipo de basquetbol de BYU, sin embargo, sintió primero el deseo de servir en una misión. Ella pasó un año y medio en Lansing, Michigan, sirviendo de 2014 a 2015.
A su regreso, Chatman jugó un año en BYU, sin embargo al final de la temporada de baloncesto le informaron que su beca no sería renovada.
“Eso fue muy difícil, honestamente, fue devastador. Tuve que madurar mucho, pero, una vez más, me levante y me pueda a trabajar mucho más duro para demostrarles que era una buena jugadora”.
El ex entrenador asistente de BYU, Chris Boettcher, reclutó a Chatman para la Universidad del Sur de Utah (SUU). Ella se mantuvo sin jugar durante un año según las reglas de transferencia de la NCAA, pero antes de ser elegible para jugar, el entrenador Boettcher fue despedido.
Una nueva oportunidad
Chatman jugó para el equipo de SUU para su segundo y tercer año, pero optó por transferirse después de graduarse.
“Estaba buscando un entrenador que me quisiera. Eso suena cursi, pero en verdad quería un entrenador que me reclutara por mí, que realmente viera lo que podía hacer, mi talento, que creyera en mí”.
Kayla Ard de la Universidad del Estado de Utah fue esa entrenadora. Contratada en marzo de 2020, Ard buscaba formar un equipo con jugadores experimentados. No le tomó mucho tiempo contactarse con Chatman.
Le gustó su madurez y sintió que su experiencia en la misión la ayudaría a ser una líder en el equipo. Chatman fue la primera recluta que Ard firmó para los Aggies de USU.
“[Jessica] es una joven especial… Vi lo que podía hacer y me enamoré de su manera de jugar… Sentí que se destacaría en nuestro programa, algo que ha logrado en la actualidad Ella es la base de lo que será este equipo en el futuro”.
Aprender a “perseverar”
Chatman disfruta de su año en USU, sirviendo como capitana del equipo mientras que al mismo tiempo estudia para obtener su maestría. Su padre Jeff resumió su carrera con una sola palabra: “perseverancia”.
“Tuvo que perseverar mucho después de dejar BYU. Tuvo que perseverar al jugar dos años en la Universidad del Sur de Utah. Hasta que al fin, llegó a un punto donde todas las cosas se dieron de manera natural académica y deportivamente. Puedo decir que la perseverancia es algo muy importante”, dijo Jeff Chatman.
Fuente: deseret.com