El conocido héroe de guerra, Gail Halvorsen, retirado coronel de la Fuerza Áerea y Santo de los Últimos Días, cumplió 100 años, onomástico que alcanzó el pasado 10 de octubre de 2020.
Este gran hito en la vida del conocido “Candy Bomber”, el “Bombardero de los Dulces”, fue motivo de celebración y entusiasmo no solo entre los miembros de la Iglesia de Jesucristo, pero también en el presidente de los Estados Unidos, líderes políticos y una larga lista de amigos de toda la vida.
La historia detrás de su apodo viene de la acción desinteresada que realizó mientras servía en el ejército.
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Un día, mientras se encontraba en Berlín Occidental, Gail S. Halvorsen observó a un grupo de 30 niños cerca de la valla del aeropuerto de Templehof.
Después de hablar con ellos brevemente y compartir dos trozos de goma de mascar con ellos, Halvorsen sintió la impresión del Espíritu Santo. Necesitaba hacer algo por esos niños.
Con esa impresión en mente Halvorsen desde su avión bombardero comenzó a lanzar pequeñas bolsas con dulces usando pequeños paracaídas como una forma de ayudar a los niños.
Cuando su oficial al mando se enteró, Halvorsen pensó que sería regañado. A cambio, se le animó a seguir con los envíos.
Sus esfuerzos dieron fruto cuando muchas donaciones fueron enviadas para los niños. Fueron sus acciones las que hicieron que muchas personas sintieran aprecio por este Santo de los Últimos Días.
“¡Me alegro de estar vivo y todavía me siento bien!”.
Gail Halvorsen actualmente vive con su hija Denise Williams en Provo Utah. Denise comparte que su padre, a pesar de sus años, sigue siendo un ejemplo para ella.
“Él agradece al Señor por sus bendiciones y ora pidiendo fuerza y salud para poder hacer las cosas correctas cada día. Enternece mi corazón cada vez que lo veo hacer eso”.
Además de sus oraciones, Halvorsen conserva su amor por las Escrituras, las cuales lee con su familia, y todavía se esfuerza por vivir el Evangelio de Jesucristo.
Gail Halvorsen compartió:
“Estoy muy agradecido por haber tenido un padre y una madre fantásticos que me enseñaron los principios de la vida, cómo servir a los demás antes que a uno mismo y las enseñanzas de Jesucristo. Esos son los principios que me han guiado a lo largo de mi vida… Me da felicidad estar vivo”.
El sabe que el evangelio le ha brindado felicidad a su vida y no lo cambiaría por nada.
“Es un verdadero testimonio para mí de los frutos del evangelio”.
Fuente: Church News