Al comienzo de mi misión, creo que la parte que menos me gustaba del servicio misional era durante la sesión de planificación semanal que tenía con mi compañera. Especialmente, el paso 13, “inventario entre compañeros.” “Predicad Mi Evangelio”, una guía para el servicio misional, les dice a los misioneros, “analicen cualquier desafío que pudiese impedirles trabajar en unidad con su compañero o ser obedientes. Resuelvan conflictos.”
Era difícil comunicarles a mis compañeras lo que quería que mejoraran. En lugar de considerar esto como una oportunidad para que mejoráramos y nos uniéramos más, me sentía muy culpable porque consideraba esto como una oportunidad para criticar a mis compañeras.
No importaba cómo lo dijera, sentía como si les estuviera diciendo, “¿sabes qué? Eres mala en *esto* Así que, por favor, ¿podrías dar un paso adelante y cambiar para no tener que lidiar más con este problema?”
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Entonces, ¿por qué debemos aprender a utilizar la comunicación?
En un mundo en el que nos inclinamos cada vez más a la vida en el ámbito digital podemos tender a olvidar lo importante que es tener conversaciones reales, civiles y cara a cara con aquellos que nos rodean. Olvidamos, o nunca aprendimos, cómo discutir asuntos de manera amable y abierta.
Tu habilidad para utilizar la comunicación influirá en todos los aspectos de tu vida: la relación con tus padres, hermanos, cónyuge o la persona con la que estás saliendo. Puede afectar tu capacidad para comprender y comunicar necesidades en tu carrera, en tu llamamiento de la Iglesia, etc.
¿Cómo se comunicaba Cristo?
Cristo es nuestro ejemplo en todo lo que hacemos. Su capacidad para utilizar la comunicación y enseñar es increíble. L. Lionel Kendrick, en cierta oportunidad, compartió lo siguiente: (Sí, es largo, pero ¡es muy bueno! ¡No te lo pases!)
Posiblemente nos encontremos comunicándonos con los demás de una manera en que el Salvador lo haría. La comunicación semejante a la de Cristo se expresa en tonos de amor en lugar de en alta voz. Tiene el propósito de ayudar en lugar de herir. Tiende a unirnos en lugar de separarnos. Tiende a edificar en lugar de denigrar.
La comunicación semejante a la de Cristo refiere expresiones de afecto y no de ira, de verdad y no de mentira, de compasión y no de contención, de respeto y no de escarnio, de consejo y no de crítica, de corrección y no de condenación. Se expresa con claridad y no con confusión. Puede ser tierna o dura, pero siempre debe ser moderada.
El verdadero desafío que enfrentamos en nuestra comunicación con los demás es condicionar nuestros corazones a tener sentimientos semejantes a los de Cristo por todos los hijos del Padre Celestial. Cuando desarrollemos esta preocupación por la condición de los demás.
Entonces, nos comunicaremos con ellos como lo haría el Salvador. Entonces, animaremos los corazones de aquellos que pueden estar sufriendo en silencio. A medida que conozcamos a personas con necesidades especiales a lo largo del camino de la vida, podremos hacer que su viaje sea más brillante a través de lo que digamos.
Eso es lo que no entendí cuando era una misionera nueva. No se me pedía que criticara a mis compañeras, sino que las aconsejara. Mientras más tiempo estaba en mi misión, más entendía eso. A pesar de que no soy una experta en esto, definitivamente estoy intentando mejorar cada día mis habilidades de comunicación para tener una semejante a la de Cristo con aquellos que me rodean.
Entonces, ¿qué puedes hacer para comunicarte mejor?
Advertencia: Definitivamente, esta no es una lista completa. También debes orar y estudiar el ejemplo del Salvador para entender en qué puedes mejorar personalmente.
- Aprende a escuchar. Todos tienen problemas. Puede que no seas la única persona que esté luchando con algo. En lugar de descargar todo lo que está en tu mente, asegúrate de tomarte el tiempo para prestar atención a los pensamientos y los sentimientos de los demás.
- Habla cara a cara. Puede haber ciertas situaciones en las que esto no sea posible. Sin embargo, cuando sea posible, intenta comunicarte fuera de los mensajes de texto y los correos electrónicos en los que tus palabras puedan ser mal interpretadas. Enviar mensajes de texto con moderación está bien, solo no permitas que tu vida digital reemplace las conversaciones y las relaciones del mundo real.
- Sé amable. Cuando converses con las personas que te rodean, busca oportunidades para demostrarles amor y edificarlas. Sé sincero cuando compartas tus sentimientos, pero también recuerda “ayudar y no herir” como lo compartió el Élder Kendrick.
¿Qué métodos utilizas para tener una comunicación semejante a la de Cristo con aquellos que te rodean?
Artículo originalmente escrito por Brittany Borchert y publicado en thirhour.org con el título “Why We Need to Learn to Have Christlike Communication.”