Recuerden cuando hubo un tiempo en sus vidas en que enfrentaron un desafío o tuvieron un tiempo difícil.Es una acción natural entre los discípulos, el acudir al Señor con una oración en nuestros corazones y una esperanza de alivio.¿Qué pedimos? Los deseos justos de nuestro corazón.
Dudo que muchos de nosotros pidamos ganar la lotería.Si lo que necesitamos es dinero, nuestras oraciones seguramente serán para pedir “lo suficiente”: suficiente para sobrellevarlo.Cualquiera sea nuestra necesidad, nosotros rogamos a nuestro Padre Celestial que nos ayude a cumplir nuestros justos deseos.
Por favor, no permitas que llegue tarde al trabajo.
Por favor, permíteme hallar una manera de ayudar a mi hijo adolescente.
Por favor, guía la mano del cirujano para que pueda quitar todo el cáncer.
Cualquiera que sea la necesidad, acudimos a Él para que alivie nuestras heridas y traiga paz a nuestras vidas.Le pedimos una bendición, confiamos en el Autor de nuestra fe, hacemos lo que mejor que podemos, y luego esperamos.
¿Que sucede si la bendición que pensamos que necesitamos no llega? ¿Qué sucede si los cielos parecen guardar silencio en respuesta a nuestras plegarias? ¿Qué sucede si la respuesta es no?
La vida sobre la tierra es un camino difícil de seguir.Está llena de pruebas y tristezas, pero también está llena de bendiciones y gozo.Algunas veces, en medio del pesar viene a ser muy fácil olvidar los momentos de felicidad.Nuestra visión se estrecha y aun cuando estamos buscando desesperadamente a Cristo y Sus bendiciones, no podemos ver el panorama total.
¿Qué sucedería si el llegar tarde al trabajo le evitó el accidente que le iba a suceder? Los “qué pasaría” que acompañan a mayores pruebas son igualmente extensos.Llega a ser imposible saber lo que hubiera sucedido, aun cuando pensamos que sabemos lo que podría haber pasado, si nuestros justos deseos se hubieran contestado.Todavía es un asunto de perspectiva.No tenemos la visión de las eternidades que Dios tiene. Nos conocemos bien, pero no tan bien como Él nos conoce.
Hay una gran visión en Su plan y un diseño a Su voluntad.El Salvador enseñó esto durante Su ministerio.Jesús nos dijo que Él vino a la tierra para hacer la voluntad de Su Padre.El nos enseñó a esforzarnos por lo mejor y orar, “Hágase tu voluntad”.Asimismo, Él llegó a ser el máximo ejemplo de esta sujeción en el jardín de Getsemaní.
“Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”. Mateo 26: 39.
Es difícil confiar en la sabiduría de Dios, pero aun así debemos hacerlo.Su designio y propósito es vernos a través del gozo eterno en Su presencia.Él no se complace en nuestro dolor.Él nos da las herramientas y la fuerza que necesitaremos para enfrentar nuestras pruebas –cualesquiera que éstas sean.
Lleve sus pruebas al Señor. Él ha prometido ayudarnos a compartir nuestras cargas.Él ha prometido escuchar y responder nuestras oraciones.Pero, Él no prometió que Su respuesta siempre sería sí, solamente que Su respuesta siempre sería para nuestro bien.
Hay un himno que disfruto que me ayuda a mantener esta perspectiva aun cuando el corazón desea llevarme en otra dirección.
Divina Luz con esplendor benigno,
Alúmbrame.
Oscuras son la noche y la senda;
Mi Guía sé.
Muy lejos de tu pabellón estoy,
Y al hogar de las alturas voy.
“Divina Luz”” Himno #48
Él cumple Sus promesas si nosotros se lo permitimos.Si nos mostramos deseosos de someternos a Su voluntad, en lugar de desviarnos, el fin siempre será mejor que el principio.
Por Alison Palmer el 26 de febrero de 2008