El Élder Renlund y su esposa, la hermana Ruth L. Renlund, hablaron juntos durante un devocional del domingo por la noche, que se llevó a cabo en el campus de la Universidad de Brigham Young en Laie, Hawái, y se transmitió vía satelital para los miembros jóvenes adultos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en todo el mundo.
Abordaron temas relacionados con la fe y las dudas, que la hermana Renlund tuvo en su mente durante muchos meses. Los Renlund compartieron una parábola sobre un nadador varado, perdido en el mar, y un amable pescador en un viejo bote que acude al rescate del nadador solitario.
El Élder y la hermana Renlund dijeron que si cada uno de nosotros representa al nadador; entonces, el barco, el vehículo de rescate, representaría a la Iglesia; y, el pescador amable representaría a aquellos que sirven en la Iglesia. Aunque el barco tiene magulladuras y está muy usado, el barco se convierte en una embarcación confiable, enviada para ayudarnos a regresar a nuestro destino.
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“El único propósito de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es ayudar al Padre Celestial y a Jesucristo en Su obra de llevar a cabo la vida eterna de los hijos de Dios”, dijo la hermana Renlund. “[La Iglesia] proporciona la senda del convenio, la manera de regresar a nuestro Padre Celestial. Aquellos que sirven en la Iglesia, aunque no son perfectos, son de vital importancia para ayudarnos y animarnos a lo largo de la senda del convenio.”
“Una vez que estás cómodo dentro de la protección de la embarcación de rescate, puede ser fácil comenzar a dudar de su fiabilidad y fuerza”, explicó la hermana Renlund señalando que como en la parábola, después de notar las abolladuras y la pintura descarapelada en el barco, el nadador comienza a dudar de la capacidad del barco y su capitán para llevarlo a salvo a tierra firme.
Continuó: “No necesitan ser un vidente ordenado, como mi esposo, para saber que volver a caer al agua en lugar de quedarse en el barco es arriesgado. Sin embargo, cuando perdemos de vista el panorama completo, las pequeñas abolladuras y la pintura descarapelada pueden avecinarse en nuestras mentes”.
Tener un testimonio personal de la verdad es más importante que nunca, dijo la hermana Renlund.
Preguntas sobre la fe
Al invitar a los jóvenes adultos de la Iglesia a desarrollar un testimonio personal del Salvador y la verdad de Su Iglesia, el Élder y la hermana Renlund desafiaron a los jóvenes a estudiar las Escrituras y las palabras de los profetas vivientes con un espíritu de fe en lugar de dudar.
“¿En qué lugar llegaste a conocer a tu Redentor? ¿Cómo te sentiste?” preguntó la hermana Renlund después de que el Élder Renlund compartió su propio recuerdo de la primera vez que sintió al Espíritu y construyó su testimonio.
“Si lo has olvidado, te instamos a hacer algo para recuperar el sentimiento. Este conocimiento y estos sentimientos son los principios de la fe”, dijo la hermana Renlund. “La fe es una decisión que cada persona debe tomar… la fe es también un principio de acción.”
Al compartir la historia de un joven que el Élder Renlund conoció, el Élder Renlund habló sobre los peligros de permitir que las dudas alimenten nuestras preguntas personales.
La hermana Renlund dijo que hacer preguntas que son motivadas por la fe pueden conducirnos a más fe, pero las preguntas que comienzan con dudas pueden conducirnos a más dudas. Además, la hermana señaló que las dudas constantes pueden convertirse en un “juego de nunca acabar.”
La hermana Renlund dijo que en esta vida, nadie sabrá todo lo que desea saber, pero podemos saber suficiente para seguir con fe en la senda que nuestro Padre Celestial ha puesto frente a nosotros.
“La duda no es y nunca será la precursora de la fe, ya que la luz depende de la oscuridad para su creación”, dijo el Élder Renlund.
Al usar el ejemplo de José Smith como un ejemplo de la importancia de hacer preguntas sobre Dios, la hermana Renlund dijo: “Tener preguntas sobre la Iglesia y sus doctrinas es normal y la raíz del aprendizaje del Evangelio.” Sin embargo, para recibir el tipo de respuestas que José Smith buscó, y el tipo de respuesta que los hijos de Dios añoran en su búsqueda de la verdad, se necesita acercarse a Dios con un corazón creyente y una mente que desea que se nos dé a conocer las cosas de Él.
La duda constante no tiene valor
El Élder Renlund parafraseó una declaración del Élder John A. Widtsoe:
“La duda, a menos que se convierta en indagación de fuentes confiables y fidedignas, no tiene valor ni mérito. El incrédulo estancado en la duda, satisfecho de sí mismo, reacio a hacer el esfuerzo adecuado, a pagar el precio del descubrimiento divino, alcanza inevitablemente la incredulidad y la oscuridad. Las dudas crecen como setas venenosas en la penumbra de sus cámaras mentales y espirituales. Por último, ciego como un topo en su madriguera, por lo general sustituye la razón por el ridículo, el trabajo por la indolencia y se convierte en un erudito perezoso. La duda no es mala, a menos que se convierta en el objetivo en sí misma. La duda que se nutre de sí misma, crece en sí misma y siempre siembra más duda, es maligna.”
Llegar al conocimiento de Jesucristo y Su Expiación, del amoroso Padre Celestial y del gran plan de salvación exige una decisión de fe y no de duda, dijo el Élder Renlund. Además, exige recurrir a fuentes confiables y fidedignas en la búsqueda del conocimiento y la verdad.
“La blogósfera no puede reemplazar el estudio de las Escrituras y la lectura de las palabras de los profetas y los apóstoles vivientes”, dijo la hermana Renlund. “Nutran su fe yendo a fuentes confiables para encontrar respuestas a sus preguntas.”
El Élder Rusband agregó: “Ustedes se perderán eventos espiritualmente importantes si eligen la duda constante, avivada por respuestas de fuentes no confiables ni fidedignas.”
Perseverar hasta llegar a tierra a salvo
“Lo que consideramos abolladuras y pintura descarapelada en el barco muy usado puede resultar ser algo divinamente sancionado y dirigido desde una perspectiva eterna. O bien el Señor influyó en las abolladuras y la pintura, o se vale de ellas para Sus propósito.”
Volviendo a la parábola que compartieron sobre el nadador y el pescador, la hermana Renlund dijo, “Aquellos que optan por quedarse en el barco abollado y muy usado con la pintura descarapelada son los que reconocen que el barco los salvó de ahogarse y puede llevarlos a tierra a salvo.”
La hermana Renlund continuó: “En otras palabras, aquellos que entran en la senda del convenio y permanecen en ella, y al perseverar hasta el fin, reciben la promesa de la vida eterna.”
“Ese es el más grande de los dones que Dios puede dar. Es mediante ese proceso que llegamos a conocer a Jesucristo, Su realidad viviente, Su amor y Su compasión”, dijo la hermana Renlund.
Artículo originalmente escrito por Church News y publicado en ldsliving.com con el título “Elder and Sister Renlund Share Why Questions Are Essential to Faith + Insights for Those Who Feel Like They’re Drowning in Doubt.”