La historia y testimonio de una Santo de los Últimos Días que perdió a su esposo estando embarazada cuenta su experiencia ante la pérdida y los desafíos.
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Kyra supo que algo estaba mal tan pronto cuando encendió las luces y vio a su esposo, recostado en la cama. “Ese momento estará siempre grabado en mi cabeza, el ver que él no lucía bien. Algo estaba mal”, compartió ella. “No hay palabras para describir ese momento.”
Un cuento de hadas sin final feliz
Kyra acababa de cumplir 21 años. Ella y su esposo, Jacob, habían comprado su primera casa dos meses antes, y después de haber sentido que debían agrandar su familia antes de lo planeado, el día de Navidad, la pareja descubrió que Kyra estaba embarazada.
“Todo salió exactamente como lo planeamos. Nuestra vida juntos estaba comenzando como queríamos, teníamos la casa de nuestros sueños, en donde íbamos a criar a nuestros hijos; sabíamos exactamente lo que queríamos y hacia dónde íbamos”, dijo Kyra.
Pero el 11 de enero de 2018, cuando Kyra intentó despertar a Jacob, él no reaccionó. Después de su pánico inicial, el entrenamiento de emergencia médica de Kyra se puso en marcha.
Kyra comenzó haciendo RCP y llamó al 911. La pusieron en espera durante dos minutos y medio antes de finalmente hablar con un operador, quien la puso en espera otra vez antes de que finalmente a alguien pudiera ayudarla. Hizo RCP durante 20 minutos mientras esperaba a que llegara la ambulancia.
Kyra recordó: “Sentí que si me mantenía enfocada entonces todo estaría bien”. Fue debido a ese enfoque y al shock que naturalmente se produce con una tragedia tan inesperada, que cuando llegó la ambulancia, Kyra pudo empacar con calma una bolsa para el hospital con ella y la ropa de Jacob, llamó a sus familiares para que se reúnan con ellos en el hospital y luego se subió al asiento delantero de la ambulancia.
“Alguien se sentó a mi costado y me dijo: ‘¿Estás bien? ¿Como te sientes? ¿Vas a vomitar?’ Mi cerebro estaba apagado en ese momento, pero un pensamiento pasó por mi cabeza: ‘Hay algo que necesito recordar. Oh, estoy embarazada’”, dice Kyra. “Ese fue el momento en que pensé: ‘Estoy embarazada y mi esposo yace muerto en la parte trasera de esta ambulancia.”
En el hospital, los médicos determinaron que Jacob había sufrido un ataque de convulsión masivo y silencioso por lo que Jacob fue puesto conectado a un soporte vital. Kyra pasó cada momento de vigilia que pudo al lado de su cama, sosteniendo su mano.
Recordó haber pensado para sí misma: “Esto es todo. Aquí es donde termina mi vida. No sólo la suya, sino la mía. Este es el fin de todo lo que tengo.”
Tres días después del ataque de Jacob, Kyra se puso de pie junto a su cama con sus familiares y escuchó al médico decir “1:18”, la hora de la muerte. Besó a su esposo en la frente y le apretó la mano.
Jacob nunca regresó a la casa de sus sueños, ni tampoco a su esposa Kyra.
Empezar de nuevo
“Una de las cosas que sucedió en el hospital que seguía repitiéndose en mi memoria una y otra vez fue que mi madre me decía: “Eres una viuda”, dijo Kyra. “¡Eso era mujeres mayores! Nadie piensa que a uno le va a pasar eso, en verdad no pensé que me iba a suceder a mí. ¡Tenía 21 años!”
Además de ser una joven viuda, Kyra tenía ahora seis semanas de embarazo, lo que significaba que cuando anunció el fallecimiento de su esposo en Facebook, también anunció su embarazo. De hecho, ella reprodujo los latidos del corazón de su bebé en el funeral porque “él estaba muy emocionado de ser papá.”
Mientras Kyra lidiaba con la nueva realidad de ser viuda y futura madre, otros se levantaron para ayudarla con la transición a su nueva vida.
Por ejemplo, mientras aún estaba en el hospital con Jacob, el barrio de Kyra empacó y limpió toda su casa, preparándola para nuevos inquilinos. Mientras tanto, los miembros del barrio de su casa llevaron sus pertenencias a la casa de sus padres, limpiaron su antiguo dormitorio, lo pintaron, colocaron cortinas, instalaron estantes y decoraron con fotos. Se quedaron despiertos toda la noche para que la habitación estuviera completamente lista para cuando Kyra se mudara.
El Presidente Henry B. Eyring ha dicho:
“Ese milagro de valor y caridad (el amor puro de Cristo) apacibles se ha repetido a lo largo de los años y por todo el mundo.” (Henry B. Eyring, “No tengas miedo de hacer lo bueno”).
Tal valor y caridad apacible se hicieron eco en los innumerables actos de servicio hacia Kyra y su familia.
Kyra recibió un apoyo tremendo por parte de amigos y familiares dispuestos a ministrarla en su dolor. Los días siguientes a la muerte de Jacob, los padres de Kyra y su mejor amiga se turnaban para cuidar a Kyra mientras ella dormía o estaba en su cama llorando.
Reacciones hirientes
Aunque Kyra apreciaba cada intento y forma de apoyo que le ofrecieron, no todos sabían cómo responder a su tragedia. Muchos de los amigos de “la pareja” perdieron contacto, y en la Iglesia algunos miembros del barrio evitaban a Kyra, temerosos o inseguros de saber qué decir.
“Nadie te va a recordará que murió, ¡uno ya sabe que murió! Esa es tu vida. La gente tiene miedo de usar su nombre, la gente tiene miedo de hablar de él, pero sentarse y conversar con alguien acerca de tu cónyuge y dejar que cuenten sus historias y dejar que te cuenten su experiencia al perder un cónyuge es de gran ayuda.” expresó Kyra.
Kyra también tuvo problemas al escuchar los incesantes “eres muy fuerte” o “no sé cómo lo haces”. Aunque sabía que esos comentarios eran bien intencionados, a menudo pensaba: “No necesito que me digan que soy fuerte. Necesito una amiga.”
La soledad que Kyra sentía a veces era casi total, a pesar de que reconocía el amor y el apoyo de quienes la rodeaban.
“Tu mejor amigo se ha ido. Estas muy sola. Estás en las partes más profundas del océano y te has quedado sin del aire. Incluso si hubiera cientos de personas alrededor para apoyarme, hay algo extraño en pasar de ser el todo de alguien… a ser la segunda opción de todos.”, dijo.
Aún así, en el fondo, Kyra siempre supo que no estaba sola, y que ella era la prioridad de alguien, del Padre Celestial y de Jesucristo. A ella se le recordaba regularmente la cita del Elder Dieter F. Uchtdorf en la última conferencia que ella y Jacob pasaron juntos:
“Si han flaqueado o fallado, si se sienten destrozados, resentidos, traicionados o derrotados—, sepan que no están solos; Dios aún los llama.” (Dieter F. Uchtdorf, “El anhelo de volver a casa”, Liahona, octubre de 2017).
Sobrellevar la pérdida con humor
Kyra encontró fuerza en una cita favorita de Marjorie Pay Hinckley:
“En esta vida, la única forma de sobrellevar los problemas es reírse. O se llora o se ríe, y yo prefiero reír, ya que llorar me produce dolor de cabeza.”
Kyra lloró mucho, pero también se rió mucho. El humor era un importante mecanismo de afrontamiento para ella.
“A pesar de que es una cosa con la que se supone no debes bromear, a veces el humor es lo único que puede hacerte sobrellevar los problemas”, dijo Kyra.
Kyra bromea diciendo que su vida se siente como una comedia satírica a veces. Por ejemplo, el último día que Jacob estuvo vivo, Kyra y Jacob descubrieron que su licencia de matrimonio no estaba archivada en el condado, por lo que tuvieron que volver a presentar los documentos.
El resultado de presentar una licencia de matrimonio es que el periódico imprime un anuncio de matrimonio, que por casualidad apareció en el mismo periódico que el obituario de Jacob. El jefe del periódico llamó y se disculpó profusamente y se ofreció a arreglarlo de alguna manera, pero todo lo que Kyra pudo hacer fue reírse y responder: “¡Ya es demasiado tarde!”
En otro ocasión, Kyra y su madre estaban en la fiesta de graduación de la amiga de su hermano. Una madre en la fiesta estaba preocupada por su adolescente rebelde, pero dijo que había escuchado que los adolescentes más problemáticos a menudo se convertían en los mejores adultos.
En defensa de los adolescentes que se portan bien, Kyra dijo: “Bueno, no lo sé. Yo era una adolescente bastante buena y creo que lo hice bien”. A la madre de Kyra, sabiendo que le gustaba reír a Kyra, en broma enumeró las razones que contradecían la afirmación de Kyra: “embarazada, sin casarse, viviendo en casa de tus padres….”
“En este momentos, la gente del barrio comenzó a mirarnos. Y luego mi madre levantó la vista y se dio cuenta de que la gente la estaba mirándonos y dijo: “Ah… ¡No hay problema! ¡Su esposo falleció!” Kyra recuerda, riendo. Ella y su madre se fueron de la fiesta poco después de eso.
Un camino inesperado
La vida de Kyra es drásticamente diferente ahora que hace un año. A pesar de que le costó comer y dormir los meses posteriores a la muerte de Jacob, Kyra dio a luz a un bebé sano, al que llamó Alexander “Xander” Jacob, un nombre que ella y Jacob habían elegido juntos. Ella ha encontrado un sistema de apoyo en otras viudas y viudos, nuevos amigos y familiares. Lo más importante, ella tiene mucho optimismo en cuanto a su futuro.
“Cuando estás en el camino de la vida y tu tren gira repentinamente en dirección contraria a la que pensaste ir, tienes que aprender a adaptarte”, compartió Kyra. “Todos los días tienes que decirte a ti mismo: ‘Voy a estar bien. Voy a disfrutar de las bendiciones que esto me ha traído.’ Voy a pensar: ‘Sabes, este no es el camino que pretendía que tendría mi vida, no es a dónde iba, pero al mismo tiempo tengo que disfrutar de los nuevos lugares a los que voy. Tal vez este camino no atraviesa un pasaje maravilloso y perfecto, sino que atraviesa diferentes lugares, diferente pero bonitos.”
“Es como si estuvieras planeando ir a la playa, pero terminas estando en una selva tropical en vez. Sigue siendo bonito, simplemente no es lo que planeaste. Y a veces en ese bosque lluvioso, hay algunos lugares oscuros, pero aún puedes aprender a apreciar las cosas con más luz que hay allí.”
Este artículo fue escrito originalmente por Jessica Grimaud y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “The Sweet Message One Couple Heard from Their Unborn Daughter in the Temple”