Marcus Martins tenía 19 años en junio de 1978. No esperaba servir en una misión debido a la restricción del sacerdocio.
Sin embargo, todo eso cambió el 8 de junio de ese mismo año. Un amigo de Utah llamó a la familia Martins para contarles una asombrosa noticia.
La Iglesia había anunciado una revelación que extendía el sacerdocio a todos los miembros varones dignos de 12 años en adelante, independientemente de su raza o color.
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Apenas unos meses después, Martins, que se había comprometido para el tiempo de la revelación, ingresó al Centro de Capacitación Misional de Brasil, que apenas tenía un año de antigüedad.
Martins se convirtió en el primer misionero negro en servir después de la revelación anunciada.
En las décadas posteriores, Martins ha notado que los miembros de la Iglesia han tenido muchos inconvenientes al intentar explicar las restricciones del sacerdocio que estaban vigentes antes de 1978.
Esta semana, Martins habló al respecto en una entrevista para el podcast All In.
El siguiente extracto ha sido editado para su mejor comprensión.
Pregunta
Morgan Jones:
Quisiera hablar acerca de algunos puntos que mencionaste con respecto a las explicaciones de los Santos sobre la restricción del sacerdocio.
Dijiste que “esos esfuerzos para explicar la restricción quizás causaron más daño que la restricción en sí”.
¿Puedes profundizar en eso? ¿Por qué las explicaciones de los Santos sobre la restricción del sacerdocio causaron tanto daño?
Respuesta
Marcus Martins:
Sí, repasemos cuáles fueron esas explicaciones.
Uno, que los miembros negros de la Iglesia no podían tener acceso al otorgamiento del sacerdocio ni a las ordenanzas del templo porque Caín mató a Abel hace miles de años.
O, no podían poseer el sacerdocio, ni tener acceso a las ordenanzas del templo porque en la preexistencia eran observadores pasivos, no eran tan valientes para defender a Jehová.
Esas fueron las explicaciones a las que me refería.
Ahora, el problema es que nunca hubo una revelación al respecto. Sin embargo, esas explicaciones se convirtieron en parte de las creencias de la Iglesia.
Se puede poner fin a una restricción, como la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles en 1978. Ellos le pusieron fin a una restricción. Sin embargo, terminar con una creencia, cambiar una creencia, es más complicado.
Por ejemplo, a mediados de los 90, cuando trabajaba como profesor de medio tiempo en BYU-Provo mientras obtenía mi doctorado, usualmente algunos alumnos afroamericanos se acercaban a mi oficina y me preguntaban:
“Hermano Martins, ¿Cómo puedo lidiar con esto? Tengo un profesor [que] dice: ‘Oh, es lamentable que hayas recibido una maldición’”.
Yo le decía a cada uno de estos alumnos: “Bueno, mira, ya sabes…”
Esto sucedió casi 20 años después de que se dio fin a la restricción del sacerdocio y aún se seguían utilizando términos como “tienes una maldición”.
En otra oportunidad, hubo un alumno que me contó que cuando le preguntó a su presidente de misión sobre la restricción del sacerdocio, éste le respondió:
“Bueno, Dios perdonó a la raza negra y por eso puedes poseer el sacerdocio”.
Luego, el alumno me preguntó:
“Hermano Martins, ¿por qué se perdonó a la raza negra?”
Esto sucedió a mediados de la década de 1990 — 1994, 95, 96 — casi 20 años después de la restricción y estas creencias todavía predominaban.
La gente aún transmitía estas creencias a pesar de que la restricción del sacerdocio ya no existía.
Por eso, dije en un discurso que estas pseudodoctrinas causaban más daño que la restricción, porque la restricción ya terminó.
Luego, la declaración oficial, que se convirtió en la Declaración Oficial 2 en Doctrina y Convenios, habla por sí misma.
Bueno, habló por sí misma, pero no decía: “Mira, renunciamos a todas esas cosas que teorizamos como posibles explicaciones de la restricción”.
Eso solo sucedió en 2013.
Así que nos tomó 35 años tener una declaración oficial que dijera:
“Rechazamos las declaraciones del pasado”.
Así que aquí estamos, ocho años después de que se emitiera la declaración de 2013, que es el ensayo sobre “La raza y el sacerdocio”, que se encuentra en el sitio web de la Iglesia.
Así que todavía tenemos muchas mentes que necesitan volver a ser capacitadas.
Las Escrituras dicen que el evangelio es para todos, en todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. Además, como dijo Nefi, Él invita a todos a venir a Él, blanco y negro. Negros más claros, negros más oscuros. Blancos más claros, blancos más oscuros, todos.
Esto es importante para toda la membresía de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, porque no se trata solo de una cuestión de blancos y negros.
Ahora hablo como sociólogo, si se me permite. Hay tensiones raciales, incluso entre blancos y blancos.
Aquellos de nosotros que vivimos en la década de 1990, recordamos lo que sucedió en los Balcanes. Todo el conflicto en la antigua Yugoslavia: serbios contra bosnios y croatas, etc.
Entonces, mucha gente se dará cuenta de que “sí, son blancos contra blancos”.
Si visitas algunas tribus del subcontinente africano, verás que alguna tribu negra se considera más valiosa que otra tribu negra y así sucesivamente.
Hay todo tipo de grupos étnicos alrededor del mundo que sufren discriminación racial por estas teorías sobre la raza del pasado que decían:
“Mira, si no tienes ciertos atributos físicos que consideramos deseables o normales, no tendrás mucho valor para nosotros”.
Así que es un problema importante, no solo porque “los negros no podían poseer el sacerdocio”.
No, aquí hay lecciones para todos los miembros de la Iglesia, en cualquier parte del mundo.
¿Cuál es tu punto de vista sobre lo que dijo el hermano Marcus Martins? ¡Cuéntanos en los comentarios!
Esta es una traducción del artículo que fue publicado originalmente en LDS Living con el título “First Black missionary to serve after 1978 revelation on priesthood explains why attempts at explaining ban do more harm than Good”.