Aquí hay tres formas específicas en que La Iglesia ha dicho que debemos cuidar nuestros gárments del templo.
En el sitio web de La Iglesia, en la sección del Templo, un párrafo explica el efecto que los rituales religiosos y la vestimenta sagrada del templo, puede tener en los miembros de La Iglesia.
“Pueden estimular los sentimientos más profundos del alma, motivarlos a hacer el bien, e incluso determinar el curso de toda una vida de servicio.”
Los gárments del templo que usan los Santos de los Últimos Días tienen una gran importancia, y la forma en que cuidamos de ellos también es importante.
Cuidar y usar la prenda del templo es un compromiso muy personal. Aquí hay tres formas específicas en que La Iglesia ha dicho que debemos cuidar nuestro gárment del templo.
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1. El gárment del templo nunca debe dejarse en el piso
El manual misional es muy claro en este punto:
“El gárment nunca debe dejarse en el suelo. Cuando tenga que lavarlo, debe colocarlo en una cesta o bolsa de ropa sucia hasta que pueda lavarse y secarse debidamente.”
Linda S. Reeves enseñó que la vestimenta del templo es una “gran señal de nuestro amor y devoción hacia” al Padre Celestial; mantenerlos lejos del piso puede ser una forma de mostrar esa devoción.
2. Las prendas gastadas deben desecharse adecuadamente
El Manual de La Iglesia 2: Administración de La Iglesia da estas instrucciones:
“Para desechar los gárments ya gastados, los miembros deben cortar y destruir las marcas. Luego, los miembros cortan el resto de la tela de manera que no se pueda reconocer que fue un gárment. Una vez que se quiten las marcas, la tela no se considera sagrada.”
Con respecto a otras vestimentas ceremoniales del templo, el manual establece lo siguiente:
“Para desechar la ropa ceremonial del templo que esté gastada, los miembros deben destruirla cortándola de manera que no se reconozca su uso original.”
El manual también señala que es aceptable que los miembros obsequien otras prendas sagradas que se encuentran en buenas condiciones a otros miembros investidos. Sin embargo, bajo ninguna circunstancia, los miembros deben donar sus prendas a ningún tipo de organización benéfica.
3. El gárment debe estar cubierto y debe de usarse de día y de noche
El Manual 2 enseña:
“El gárment se usa debajo de la ropa y, por respeto a su significado sagrado, se mantiene cubierto. Los miembros deben evitar exhibir su gárment en público.”
En un discurso de la Conferencia General de octubre de 2010, el entonces Elder Nelson citó una carta de la Primera Presidencia sobre el uso de la vestimenta del templo:
“Los miembros de la Iglesia que han ido al templo han hecho un convenio de usar el gárment durante toda la vida. Eso significa que deben usarlo como ropa interior tanto de día como de noche… Las bendiciones y la protección que se prometen dependen de la dignidad y de la fidelidad con que se cumpla con este convenio.
La regla básica es que el gárment se debe usar siempre y no se deben buscar ocasiones para quitárselo. Por lo tanto, los miembros no deben quitarse el gárment, ni parte de éste, para trabajar en la tierra ni para andar dentro de casa con traje de baño o ropa indecorosa.
Tampoco deben quitárselo para participar en ninguna actividad recreativa, siempre y cuando ésta se pueda realizar con el gárment puesto y debajo de la ropa acostumbrada. Cuando haya necesidad de quitarse el gárment, por ejemplo, para nadar, uno debe volver a ponérselo en cuanto le sea posible.”
Lo que se encuentra dentro de los límites de “siempre y cuando” queda bajo el albedrío de cada persona. El Elder Carlos E. Asay, miembro emérito del Primer Quórum de los Setenta y ex Presidente del Templo de Salt Lake, una vez enseñó:
“Hay personas a las que les gustaría tener un detallado código de vestir que respondiese a toda pregunta imaginable sobre cómo usar el gárment del templo.
Les gustaría que los líderes del sacerdocio establecieran reglas sobre la longitud, que especificaran condiciones sobre cuándo y cómo debería o no debería usarse, y que impusieran castigos a los que no usaran el gárment al pie de la letra en el más mínimo detalle.
Tales personas preferirían que los miembros “colasen el mosquito” y omitieran las cosas más importantes del Evangelio de Jesucristo (Mateo 23:23-26).
Sin embargo, la mayoría de los Santos de los Últimos Días se regocijan en el albedrío moral que les ha sido otorgado por un amoroso Padre Celestial.
Tienen en gran valor la confianza que les han dado el Señor y los líderes de la Iglesia, una confianza implícita en la declaración del profeta José Smith: ‘Les enseño principios correctos y ellos se gobiernan a sí mismos.’”
Este artículo fue escrito originalmente por Emily Abel y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “3 Ways We’ve Been Asked to Respect Our Temple Garments”