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Al crecer como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, me preguntaron en varias ocasiones sobre la forma en que me visto; por qué no uso ciertas cosas y por qué es tan importante para los mormones vestirse modestamente.
Debo preceder esto diciendo que los miembros de la iglesia no están obligados a vestirse de una manera particular, y ciertamente no hay nadie en la Iglesia que imponga escotes específicos o longitudes de dobladillo.
La Iglesia simplemente ha aconsejado a sus miembros sobre la modestia como un principio importante y basado en la fe, contrario a la creencia popular de que vestirse modestamente es una tradición cultural tonta, desactualizada y pasada de moda. Como miembros de la Iglesia, creemos que la modestia no se trata solo de la ropa que llevamos puesta, sino que también es una “actitud de humildad y decencia”.
Desde que tengo memoria, me han enseñado que soy hija de un Rey; que Dios es mi Padre Celestial, que me creó a su propia imagen, y que me ama a mí, y a todos sus hijos. Estas son algunas de las creencias fundamentales de la Iglesia SUD, y son fundamentales para el principio de la modestia.
En la Iglesia, creemos que como hijos e hijas de Dios, tenemos una herencia espiritual de deidad. Vestirse modestamente es una manera de reconocer y honrar este linaje divino. También creemos que nuestros cuerpos son la creación sagrada de Dios y que debemos apreciarlos como regalos preciosos. Nuestros cuerpos albergan nuestros espíritus. Nuestros cuerpos nos permiten crear vida. El cuerpo humano es capaz de algunas cosas bastante increíbles, y cuando reconocemos esto, cuando vemos nuestros cuerpos como el regalo que son, los protegemos y respetamos en la forma en que actuamos y vestimos.
La Iglesia también aconseja que la forma en que nos vestimos puede influir de manera positiva y negativa en nuestros pensamientos, comportamientos y decisiones. En la vestimenta, el aseo y los modales, debemos esforzarnos por representar bien a nuestro Salvador, a Jesucristo y a su iglesia. Se nos alienta a evitar el descuido y apuntar a la limpieza y la pulcritud. Esto muestra consideración por nuestra identidad espiritual y consideración por nosotros mismos y por los demás.
La manera en que vestimos es una expresión de nuestro carácter y, en muchos sentidos, nuestro compromiso con Dios. La ropa que usamos puede hablar mucho sobre quiénes somos, cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo queremos que los demás nos vean. Enviamos un poderoso mensaje de cómo nos presentamos, y en la Iglesia, la modestia consiste en vestirse de una manera que honre nuestras creencias y convenios religiosos.
Con todo esto dicho, aqui esta la verdad. Hablo por mí solo cuando digo que la modestia nunca ha sido muy fácil para mí, ni afirmo ser muy buena en eso todo el tiempo. Me encanta la alta costura y los pantalones cortos. Desprecio las camisolas y los cárdigans.
Como dije, la modestia no siempre ha sido fácil. Sin embargo, siempre ha sido bastante simple. Mis opciones de vestimenta pueden ser limitadas, puede que tenga que gastar algunos dólares extra y hacer algunos viajes adicionales a la sastrería, pero lo que se refiere la modestia para mí es respeto. Respeto por mí, respeto por mi cuerpo, respeto por los demás y respeto por mi Padre Celestial.
Elijo vestirme todos los días de la manera en que lo hago, no a causa de una regla, porque alguien me lo dijo, o porque creo que la ropa modesta es más linda que otras opciones. Más bien, tomo la decisión de vestir modestamente porque mi testimonio trasciende algunos vestidos lindos. La modestia, para mí, se trata menos de la ropa que pongo, y más acerca de mi disposición a priorizar mis creencias. Hacer esto, hacer todo lo posible para honrar a Dios y a Jesucristo de cualquier manera posible, me ha traído felicidad. Y no vale la pena darse por vencido por no vestir una blusa o un par de pantalones cortos de jean.