La ley del diezmo y la ley del ayuno
El objetivo de esta clase de Escuela Dominical de Doctrina y Convenios es que cada uno de nosotros fortalezcamos nuestro deseo por pagar un diezmo íntegro y de vivir la ley del ayuno. Esta una contundente clase que debe ser recibida con humildad y fe.
El Señor nos ha mandado pagar el diezmo y ha prometido grandes bendiciones por cumplir
Para entender un poco más sobre el diezmo, leamos las siguientes declaraciones:
“La declaración más sencilla que conocemos sobre esto es la que dio el Señor mismo, a saber, que los miembros de la Iglesia deben pagar ‘la décima parte de todo su interés anualmente’, lo cual debe entenderse como los ingresos anuales. Nadie está justificado en hacer ninguna otra declaración”. (La Primera Presidencia en 1970).
El presidente Joseph Fielding Smith, también explicó: “Es extraordinario cuántas excusas e interpretaciones se han dado acerca de lo que constituye el diez por ciento… Sin embargo, está escrito que con la medida que midamos se nos medirá a nosotros. Si somos tacaños con el Señor, él también puede serlo con nosotros, o en otras palabras, puede retener Sus bendiciones”.
Las hermosas promesas para quienes paguen el diezmo
El élder John A. Widtsoe, explica las hermosas bendiciones espirituales por cumplir con el diezmo:
“La persona que pague el diezmo establece una comunión con el Señor. Ésa es la recompensa más linda. La obediencia a la ley del diezmo, como a la de cualquier otra ley, trae un profundo gozo interior, una satisfacción y una comprensión que no se puede obtener de ninguna otra forma. En un sentido real, el hombre se convierte en socio, muy humilde por cierto, del Señor en el formidable programa eterno que se ha establecido para la salvación del género humano. Los principios que provienen de la verdad son más claros de comprender y el vivirlos se hace más fácil. Se establece una nueva cercanía entre el hombre y su Hacedor. La oración se hace más natural; la duda desaparece, la fe avanza, la certeza y la valentía alientan el alma. El sentido espiritual se agudiza; la voz eterna se escucha más claramente. El hombre se llega a parecer más a su Padre Celestial”.
El Señor nos ha mandado que ayunemos y demos una ofrenda generosa
Ayunar es más que dejar de comer alimentos; ayunar puede convertirse en una experiencia muy buena y de gozo para nosotros si lo hacemos con un propósito, nos preparamos para hacerlo y oramos al respecto.Las ofrendas de ayuno se utilizan primero para asistir a las personas del barrio y de la estaca en que residan los miembros.
Si tenemos dudas de cómo pagar una ofrenda de ayuno, escudriñemos en consejo del presidente Spencer W. Kimball dijo: “A veces hemos sido un poco mezquinos y hemos calculado que para el desayuno tuvimos un huevo y que costó tantos centavos y damos esa cantidad al Señor. Pienso que cuando somos pudientes, y muchos lo somos, deberíamos ser muy, pero muy generosos… y dar, en lugar de la cantidad que ahorramos en las dos comidas del ayuno, tal vez mucho, mucho más, diez veces más si estamos en condiciones de hacerlo”.
Cumplir con la ley del diezmo y del ayuno nos ayudará para cumplir más mandamientos y nos hará merecedores de hermosas bendiciones espirituales y temporales. Para concluir, atendamos con importancia las palabras del presidente Gordon B. Hinckley:
“Imaginaos lo que sucedería si se observara el principio del ayuno y las ofrendas en todo el mundo. El hambriento tendría comida, el desnudo ropas, los vagabundos un hogar; los impuestos que pagamos disminuirían. El dador no sufriría, sino que sería bendecido por esa ínfima abstinencia. Un nuevo nivel de preocupación y de generosidad nacería en el corazón de todos”.