Que te extiendan un llamamiento, puede ser intimidante. Todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo hemos pasado por eso alguna vez.
Este fue el caso de Marco, un adolescente que acababa de pasar a los Hombres Jóvenes.
El obispo Diaz citó a Marco para una entrevista y cuando estuvo allí, le dijo:
“Marco, nos gustaría darte un llamamiento. ¿Estarías dispuesto a servir como consultor de historia familiar?”, dijo.
Marco, sorprendido, solo atinó a preguntar qué hacía un consultor de historia familiar.
El obispo le explicó:
“[Un consultor de historia familiar] da el ejemplo al hacer la obra del templo e historia familiar, y también ayudan a los demás a hacer esta obra”.
Marco se sentía un poco intimidado, pero a la vez estaba emocionado por el llamamiento. Así que, aceptó. Él todavía no había visitado el templo, pero había hecho un poco de indexación.
Entonces, el obispo, le dijo que la hermana Sánchez, que también tenía un llamamiento de historia familiar, lo ayudaría.
Unas semanas después, la hermana Sánchez hizo una videollamada con Marco. Ella lo ayudó a crear su cuenta en FamilySearch.org y le enseñó a buscar su árbol genealógico.
Marco estaba muy emocionado y comenzó a recopilar información sobre sus familiares fallecidos para hacer la obra en el templo. En especial, por su tía Mirna, a quien extrañaba mucho y falleció un año antes sin haberse bautizado.
Más adelante, la familia de Marco organizó un viaje al templo y Lizerya, hermana de Marco, se ofreció a bautizarse por su tía. Por su parte, Marco, buscó los nombres de otros familiares que fallecieron muchos años antes para también bautizarse por ellos.
Gracias a esta experiencia, Marcos obtuvo un testimonio sobre la obra familiar y lo compartió en una actividad de la Iglesia. Además, invitó a otros jóvenes de su barrio a unirse al viaje al templo de su familia.
Finalmente, llegó el día de ir al templo. Su papá bautizó a Lizerya por su tía Mirna y Marco se emocionó mucho al igual que su madre.
A todos los embargó un cálido sentimiento.
Luego, fue el turno de Marco. Entró a la pila para bautizarse por otros miembros de su familia.
Marco se sintió muy feliz y agradecido por su llamamiento. Descubrió que ser consultor de historia familiar era más chévere de lo que imaginaba.
Para leer el artículo completo de la revista Liahona haz clic aquí.