A veces, nos asignan ministrar a hermanos que están poco activos en la Iglesia y se muestran reacios cuando les hablamos acerca de un tema relacionado con el Evangelio. Es por eso que a continuación, enumeraremos 7 formas en que puedes ministrarlos sin mencionar el Evangelio.
Estas ideas se pueden aplicar tanto para los hermanos activos o no tan activos que ministras. ¡Comencemos!
1. Ofrécete a servir
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Puedes comenzar con ofrecerte a recogerlos de algún lugar, como el aeropuerto, o llevarlos a una entrevista de trabajo, al súper, etc. Otra forma de servirles es dándoles ánimos cuando se sientan tristes o ayudándolos a avanzar cuando sientan que no pueden más, incluso puedes iniciar un proyecto de servicio con ellos.
Recuerda lo que dijo el Rey Benjamín:
“He aquí, os digo que por haberos dicho que había empleado mi vida en vuestro servicio, no deseo yo jactarme, pues solamente he estado al servicio de Dios”.
2. Camina con ellos
Solo toma 10 minutos de tu tiempo para caminar con los hermanos que ministras, quizás te los encuentres mientras van a comprar el pan para su desayuno, ¡aprovecha ese momento para hablar con ellos!
Hay mucho que puedes saber de ellos en 10 minutos, cosas que ni te imaginas. Disfruta de la buena compañía y del aire fresco.
3. Escucha
Todos tienen algo que decir. La manera más efectiva de ministrar es saber escuchar. La transición de la juventud a la adultez es muy estresante, tomamos decisiones cada vez más difíciles y necesitamos que alguien nos escuche y apoye. Se esa persona que sepa escuchar con los oídos y el corazón bien abiertos.
4. Planifica hacer algo que les guste
Invítalos a ir al bowling, a hacer excursiones, a comer, lo que se te ocurra. Al hacer esto, les demostrarás que te importan. Incluso puedes decirles que inviten a sus amigos e invita a tus amigos. Recuerda que puedes ministrar a todos, no solo a la persona que te asignen.
5. Pide una bendición
Esta idea es para aquellos que ministran a un hermano que posee el sacerdocio. Por lo general, las personas sufren en silencio pero ¡no debes hacerlo! Si necesitas una bendición, pide una. Asimismo, si notas que la persona que ministras está pasando por dificultades, ofrécele una bendición de un digno poseedor del sacerdocio.
A menudo, olvidamos que tenemos la capacidad de recibir guía directamente de Dios a través de sus hijos dignos.
6. Invítalos a una actividad de barrio o a una noche de hogar
En el ajetreo, puede ser difícil recordar que eres un miembro importante en la Iglesia. Siempre asegúrate de que la persona que ministres se sienta especial en tu barrio. Incluso los miembros más fuertes pueden sentir esta duda de vez en cuando.
7. Escucha al Espíritu y sigue sus impresiones
Si bien esta lista está llena de ideas, el Espíritu es el único que puede guiarte a servir. Ora por las necesidades de las personas a las que ministras. Reflexiona con respecto a cómo puedes ayudar. Incluso si solo les envías un mensaje de texto para desearles un buen día, eso es ministrar. Ellos necesitan esos tipos de mensajes más de lo que imaginas.
¿Cuál de estas ideas incluirás en tu ministración este año?
Fuente: Third Hour