6 Maneras para adaptarse a ser un Misionero Retornado

misionero retornado

Si tú, tal como yo, luchaste con la transición de regresar a casa, permíteme compartir 6 maneras que pueden ayudarte a adaptarte a la Vida de Misionero Retornado 

Cuando bajé del avión al final de esos 2 años, estaba emocionado y aterrorizado. Ahí estaba, de regreso a lo que debería haber sido mi hogar, pero no me sentía como en casa. Me sentía fuera del lugar e incómodo, como un pez fuera del agua.

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A pesar de mi deseos, no existe el manual “Adaptación a la Vida de Misionero Retornado”. Ni siquiera hubo un CCMR  (Centro de Capacitación para Misioneros Retornados). Sólo me felicitaron por un trabajo bien hecho y me desearon buena suerte en mis esfuerzos futuros.

“Esto no estaba bien”, recuerdo pensar. Me dieron tanta preparación para prepararme para mi misión: clases de preparación misional, Adaptación a la vida misional (que es seriamente el mejor libro de toda la creación), el CCM, etc.

Tan fuera de lugar como me sentía, no sabía en dónde si estaba en la dirección correcta, lo único que sabía era que necesitaba seguir adelante con mi vida. Pero, ¿por dónde iba a comenzar?

Si tú, tal como yo, luchaste con la transición de volver a casa, permíteme compartir parte de este libro ficticio de “Adaptación a la Vida de Misionero Retornado” que algún día voy a escribir.

1. Date cuenta de que el ajustarse a la vida de misionero retornado tomará tiempo.

tiempo

Necesitas tiempo para adaptarte. Recuerda, te tomó tiempo adaptarte a ser un misionero. Tomará tiempo adaptarte a la vida de misionero retornado. Así que sé paciente contigo mismo. No esperes encajar en tu yo anterior, porque ya no eres esa persona. Tómate un tiempo para sentirte cómodo en tu propia vida.

2. Mantén un horario.

horario

Despertarse a las 6:30. Hacer ejercicio por 30 minutos. Ducharse, desayunar. Planificación diaria a las 7:30. Estudio personal a las 8:00. Estudio de Compañerismo a las 9:00. Dejar la casa a las 10. Proselitismo de 10:30-1:00. Almuerzo con un menos activo de 1:30-3:00. Proselitismo 3:00-5:00. Cena a las 5:00. Lecciones a las 6:00, 7:00 y a las 8:00. Regresar a casa a las 9:00. Acostarse a las 10:30.

Este es un ejemplo de un día en la vida de un misionero. Cada segundo de cada día está planificado. ¡Incluso tenemos tiempo para planificar los planes del día durante el día!

Uno de los mayores factores por los cuales es tan difícil adaptarse a la vida de misionero retornado es simplemente el hecho de que ya no tienes tu horario planificado.

“Creo que lo más difícil para mí fue despertar sin saber lo que realmente debía hacer primero, porque en realidad ya no tienes un horario que seguir.” Compartió  LeBrent Diamonte, de Filipinas.

¿Solución? ¡Crea y mantén tu propio horario!

Obviamente, no podrás hacer todas las cosas que podías hacer como misionero. Pero aún puedes planificar lo que vas a hacer con tu día. Consigue una agenda. Busca un trabajo. Ofrece tu tiempo en servicio. Estudia. Hay muchas cosas que puedes hacer para mantenerte activo y no sentir que te estás volviendo loco.

¿Y cuando tu vida se vuelva estresante? Recuerda cómo manejaste el estrés en tu misión. Esas habilidades todavía son aplicables ahora. Pasaste por tiempos difíciles en tu misión usando diferentes métodos que te ayudaron a afrontarlos, usa esas mismas habilidades para adaptarte a la vida de misionero retornado.

3. Fija metas en tu vida.

Parte de mantener un horario es planificar tu vida. Siendo realistas, claro está, no estás planificando cada segundo del resto de tu vida, pero puedes tener metas que puedas esforzarte por alcanzar.

Predicad Mi Evangelio dice: “Las metas reflejan los deseos de nuestro corazón y nuestra visión de lo que podemos lograr. A través de las metas y los planes, nuestras esperanzas se transforman en acción. El fijar metas y el hacer planes son actos de fe.”

¡ESTO NO SÓLO SE APLICA EN LA OBRA MISIONAL!

Creo que a menudo olvidamos la importancia de fijar metas una vez que nos quitamos las placas. A algunas personas no les gustan los objetivos. A veces sólo nos gusta ser flojos.

¡Pero! Las metas miden nuestro progreso y esta vida se trata de progresar. No tenemos que establecer una cantidad de metas como lo hacíamos en nuestras misiones, pero podemos establecer metas que ayuden a evitar que nos estanquemos.

El Elder Ballard compartió en su discurso:

“A lo largo de los años, he observado que aquellos que logran más en este mundo son aquellos que tienen un panorama de su vida, con metas para mantenerlos centrados en ese panorama, y planes prácticos para saber cómo lograrlas. Cuando una persona sabe adónde se dirige y cómo espera llegar a su destino le proporciona significado, propósito y logro a su vida.”

Piensa en el poder que implica tener una visión y trazar un plan para alcanzarla.

Por ejemplo, al estar en casa, tienes la visión de ser un individuo exitoso (lo que sea que tu consideres sea eso), pero, de repente, tienes todas estas responsabilidades que antes no tenías: Tareas, trabajo, cuentas, clases, etc; puede ser abrumador. Sin embargo, si te fijas la meta para lograr cada una de ellas en la semana, y la alcanzas, piensa en cómo te sentirás.

Además, ¿cuánto más satisfactorio será comer un helado una vez que hayas logrado tus metas?

El tener metas a corto y largo plazo con una visión que te guíe no sólo te ayudará a adaptarte a tu hogar, sino que te llevará lejos en la vida. Es una promesa.

4. Fija estándares en tu vida

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En mi misión, teníamos nuestro “estilo misional”; es decir, la visión de quiénes queremos ser como misión. Cuando recibí mi entrevista de despedida con mi Presidente de misión, él me dijo que creara el “estilo post misión”; es decir, la forma en que quería ser como persona.

Esto conlleva tener una visión para ti mismo, pero es un poco más concreto. Tómate tu tiempo y escribe lo que harás y lo que no harás. Es aún más específico que decir “viviré siendo digno de una recomendación para el templo”. Define qué es lo que vas a hacer y qué no harás para lograr la visión que tienes para ti.

Durante la misión, había normas que debías seguir para ser un buen misionero: ser obediente al horario, no perder el tiempo con la tecnología, etc. También había normas personales con las que te mantuviste: voy a aprender esta gran parte del Libro de Mormón esta semana, voy a citar esta cantidad de escrituras en lecciones, etc.

¡No olvides esos estándares! Mantente mental, física y espiritualmente en forma estableciendo estándares y luego esfuérzate por mantenerlos. Haz tu mejor esfuerzo.

También me gustaría añadir que no te rindas cuando falles. No vas a ser perfecto en esta vida, sin importar que hayas cumplido una misión y le hayas dado lo mejor al Señor por 18-24 meses. Recuerda esta cita del Elder Holland:

“De modo que recuerden, mañana y todos los días después, que el Señor bendice a aquellos que desean mejorar, que aceptan la necesidad de los mandamientos y tratan de guardarlos, que atesoran las virtudes semejantes a las de Cristo y se esfuerzan, al máximo de sus posibilidades, por adquirirlas. Si tropiezan en ese esfuerzo, también lo hacen los demás. El Salvador está allí para ayudarlos a seguir adelante.”

Entonces, para resumir el paso cuatro para adaptarse a la vida de misionero retornado es establecer tus estándares de cómo va a vivir y no sentirte mal cuando no vives esos estándares a la perfección.

5. No olvides tu misión y lo que has aprendido.

 

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Probablemente hayas escuchado a la gente hablar sobre su misión todo el tiempo con esa frase infame: “Cuando estaba en mi misión…”, aunque algunos de esas historias hacen que desees negar con la cabeza con incredulidad, ellos obviamente no han olvidado su misión.

A veces pensamos que adaptarse a la vida de misionero retornado significa olvidar todo lo que sucedió durante los últimos 18-24 meses, sin embargo las cosas no funcionan de esa manera. He oído decir que tenemos un milenio para prepararnos para nuestras misiones, 18-24 meses para vivir nuestras misiones y la eternidad para reflexionar sobre lo que hicimos durante esos 18-24 meses. Te dieron una gran oportunidad. No lo olvides

Recuerda a aquellas personas, llámalos si puedes. Mantente en contacto por las redes sociales. El manual blanco dice: “Cuando regrese a casa, no olvide a aquellos a quienes ha enseñado. Viva digno de su confianza en todo momento.” Ellos quieren sentirse recordados tanto como tú.

Recuerda esa sensación. ¡Mantén esos hábitos de estudio y oración! Trata de encontrar maneras en que puedas compartir el Evangelio de manera simple cada día.

Recuerda cuánto creciste, reflexiona a menudo, ya sea en tu diario personal o mirando las fotos de tu misión y cuánto cambiaste. Recuerda que Dios fue quien causó ese cambio.

No lo olvides

6. ¡Disfruta de las cosas que ahora puedes hacer!

cine

Películas. Libros. Videojuegos. Salir en citas.

De un momento a otro, te vas a casa y es como si las aguas del Mar Rojo se desplomaran sobre ti; ahora todo lo que no podías hacer está disponible.

Esto a veces puede ser un poco abrumador, pero encuentra una o dos cosas que te ayuden a relajarte y divertirte. La primera película que pude ver después de regresar de mi misión la disfrute en cada segundo.

Disfruta el hecho de que no eres un misionero. Lo sé, suena contra-intuitivo, pero no puedes ir a citas y disfrutar de estar con esa persona especial si estás tan estresado por el hecho de que ahora estás con alguien del sexo opuesto, rompiendo las reglas de la misión. Una de las cosas más importantes que puedes hacer para adaptarte a la vida de misionero retornado es aceptar el hecho de que ya no es misionero y eso está bien.

Obviamente, el libro completo de Adaptación al Vida de Misionero Retornado no existe.

Pero recuerda: tu misión era específicamente para ti y aunque extrañarás tu misión, era sólo para prepararte para las aventuras por venir. ¿Te imaginas la alegría de estar con tu cónyuge y tu familia por la eternidad? No hay palabras para describir la dicha y felicidad que Dios ha puesto a disposición de todos y cada uno de nosotros.

Así que respira. Relájate. Disfruta el momento de estar en casa y recuerda que tu misión fue sólo el comienzo.

Este artículo fue escrito originalmente por KaTrina Weyerman y fue publicado por mormonhub.com bajo el título: “6 Ways to Adjust to being an RM

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