Creo que todos hemos tenido alguna vez la oportunidad de darle de comer a los misioneros. Hay cierta emoción y, a veces, presión por querer agradar a quienes sirven en nuestro barrio en una misión de 18 o 24 meses.
Si bien sabemos que se considera una bendición invitar a los misioneros a nuestros hogares para alimentarlos, y no sé si les ha pasado, pero en cierta parte de mi vida como miembro me he preguntado ansiosamente: “Y ahora, ¿qué les voy a dar?”.
Hay ciertas perspectivas que creo pueden ayudarnos a comprender un poco mejor cómo cumplir esta tarea sin morir en el intento.
1. Porciones
A veces pensamos, y me ha pasado, que los misioneros quieren y necesitan bastante comida. Nos preocupamos tanto por cocinar como para un ejército de misioneros, que cuando viene el batallón de Elderes o Hermanas vemos que parece haberse reducido a dos jóvenes que no saben si reír o llorar al ver la cantidad de comida.
Algo que puede ayudar con esto es preguntarles la cantidad que desean que les sirvan. Eso te puede ayudar a medir mejor las porciones, y a ellos a no sentirse comprometidos a terminar toda la comida cuando ya no tienen más espacio en su estómago (me pasó una infinidad de veces en la misión, nadie quiere herir los sentimientos de los hermanos que cocinan con mucho amor para los misioneros).
2. Agradable, pero sencillo
Otro mito que también creemos es que necesariamente debemos realizar platos complicados que a veces se salen de nuestro presupuesto sólo para alimentar a los misioneros.
Este servicio no debería ser una tarea que nos complique la vida, ese no es el propósito, por el contrario, es un momento para compartir y una oportunidad para participar de la obra del Señor.
Los misioneros comerán lo que le sirvan, de eso no hay duda, no juzgarán la comida, ni a la familia por haber recibido una comida sencilla. Todo lo contrario, los misioneros estarán agradecidos porque te hayas ofrecido a recibirlos en tu hogar.
3. Alergias
A veces también sucede que nos emocionamos tanto que olvidamos preguntar si los misioneros tienen algún tipo de alergia hacia ciertos alimentos, como por ejemplo nueces, almendras, gluten, lácteos, entre otros.
Es vital que hagamos esas preguntas antes. Invitarlos a comer debe ser una experiencia edificante para ambas partes no un boleto ganador al hospital.
4. Reglas
La penúltima, pero muy importante, puede que nos olvidemos preguntar qué es lo que NO les está permitido comer. Esto puede variar de acuerdo a la misión y el país en donde sirven.
En la mayoría de misiones las fresas, la lechuga y el chancho no se encuentran dentro de los alimentos aprobados para los misioneros. En algunos casos como en Perú, el ceviche tampoco está dentro de los platos aprobados (para el pesar de muchos misioneros).
Si bien podemos preparar nuestros alimentos con el más sumo cuidado, las reglas misionales se han creado para la protección de los misioneros aún cuando todo parezca inofensivo. No tomes ese riesgo.
5. Disfrútalo
Puede que haya veces que el darle de comer a los misioneros se vea como una tarea complicada, eso es normal. A veces vienen las complicaciones justo días previos, o incluso el mismo día, de nuestra cita a almorzar/cenar con ellos.
No te presiones tanto, recuerda que es un momento para compartir, para que tanto tú, como ellos, puedan relajarse, pasar un buen momento con tu familia a la vez que renuevan tus energías y ánimos invitándote también a participar de la obra del Señor.
Algo que puede ayudarte a quitar la presión que sientes es preparar tu plato favorito o el que sabes es el que te sale mejor.
Sentirte confiado en lo que haces hará que puedas relajarte un poco más. Asimismo, pensar en los misioneros, no sólo como representantes de Cristo, sino como nuestros hermanos hará que te sientas mucho más cómodo.
Una gran variedad
Lo bueno de vivir en un continente lleno de diferentes e increíbles frutos, vegetales y especias es que la comida rica nunca falta. Eso es algo que tanto los miembros como los misioneros aprecian con entusiasmo.
Desde los países influenciados por la cultura Maya como Honduras, Guatemala, Belice, El Salvador y México, donde el maíz, el chili y los frijoles son parte de la comida cotidiana, hasta los países donde el arroz, la papa, el maíz y las legumbres son parte del día a día como en Perú, Ecuador, Chile, Colombia, Venezuela, Bolivia y Argentina.
Tenemos mucho por compartir y poco tiempo para lograrlo. Es por eso que aquí te traemos algunas ideas, por si necesitas ayuda, cinco platos de diferentes países que podrías hacer con facilidad en donde te encuentres.
Silpancho
De Cochabamba, Bolivia. Es muy popular en Bolivia. Se trata de una carne de res apanada, acompañada con arroz blanco, papas y huevo frito, se suele servir con una fritada de cebolla y tomate sobre la carne.
Milanesa (Argentina)
Este plato es uno de los favoritos en Argentina. Lo que necesitas es pasar el filete (de pollo o carne) por huevo batido y pan rallado llevado a freír en una sartén si te es posible con aceite de oliva. Puedes añadirle salsa de tomate y queso gratinado. Puedes acompañarlo con papas fritas o una ensalada de arroz.
Tacos
Sin duda el plato más popular de México. Puedes encontrar las tortillas de maíz en cualquier lado (las que están listas para rellenar y las que aún deben pasar por sartén). En caso de ser las que aun necesitan tostarse, sólo lleva las tortillas (una por una) a una sartén muy caliente, dale vueltas hasta que quede dorada. Puedes rellenarla de carne o pollo, vegetales y queso.
Arroz Chaufa
Muy popular en Perú, delicioso y super sencillo. Sólo necesitas saltear el arroz en una sartén, agregar carne o pollo en trozos (o incluso si lo deseas hot dog), huevo (previamente batidos, frito y cortado), cebollín (o cebolla china), pimiento cortado y unas cucharaditas de salsa de soya (salsa de soja o sillao).
Shucos
Los sucos pueden ser encontrados en casi todos los lugares de Guatemala. Es rápido, sencillo y delicioso. Lleva Pan tostado, aguacate (palta), repollo (col) y tu embutido preferido, ya sea salchicha, chorizo o hasta carne asada.
Tal vez sea hora de compartir algo diferente o quizá de compartir tu comida favorita con los misioneros, lo que importa es que tanto ellos con tú pasen una experiencia espiritual y familiar agradable. Y si tienes una referencia para ellos, eso sí que será el mejor postre de todos.
Y tú, ¿qué platos típicos de tu país recomendarías? Déjanos tu respuesta en los comentarios.