¿Cómo podemos compartir nuestra religión mormona sin forzar la conversación? ¿Qué deberíamos compartir con los demás? A continuación, te mostraré tres ideas poderosas para ayudarte a ser un mejor misionero todos los días.
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- Usa palabras mormonas en las conversaciones diarias
Un amigo me dio la primera idea: utilizar palabras religiosas y palabras “mormonas” en mis conversaciones diarias sobre la religión mormona, como estas:
- “Estoy tan cansado. Soy el jefe de exploradores de nuestra tropa patrocinada por la iglesia mormona y ayer por la noche, llevé a los niños a un campamento.”
- “Voy a la iglesia mormona en Belmont y un amigo que dio un mensaje el domingo pasado dijo algo sobre cómo debemos empezar esta presentación.”
- “Cuando era un misionero mormón en Corea…”
- “Mi hija que estudia en BYU…”
- Y más.
Cuando utilizo estas palabras en mis conversaciones, es como si abriera una puerta a las personas a una conversación sobre la religión mormona. La vasta mayoría, por supuesto, no atraviesa la puerta, y eso está bien. Pero, a veces, las personas atraviesan la puerta y preguntan: “Oh – así que, ¿eres mormón?”
Respondo, “Sí, si lo soy y es una iglesia maravillosa. ¿Por qué lo preguntas?” He descubierto que es muy útil preguntar, “¿por qué lo preguntas?” en vez de compartirles información que no les importa. De este modo, podemos tener una conversación acerca de lo que les interesa. Gran parte del tiempo su interés es temporal y eso está bien. Sin embargo, en ocasiones, las personas mostrarán mayor interés, lo que entonces me da la oportunidad de invitarlas a tener una conversación más profunda sobre la religión mormona.
Es importante visualizar conversaciones normales con personas en términos posibles. Si 5 % de las personas tiene cierto interés latente en la iglesia mormona, y abro una puerta para una conversación sobre la iglesia con veinte personas, una de ellas expresará interés y no puedo juzgar quién será. Si abrimos una puerta a mil personas, cinco de ellas se interesarán. Por este motivo, es tan importante convertir el evangelio en parte de nuestras conversaciones de una manera abierta y real.
- Recuerda que lo que nos interesa no es lo que les interesa
Cuando alguien dice, “háblame sobre la iglesia mormona,” a menudo damos una respuesta doctrinal: familias eternas, profetas modernos, escrituras y más. Esto tiene sentido para nosotros porque la doctrina es la razón por la que estamos en nuestra iglesia en lugar de otra. Con el tiempo, la doctrina también se vuelve muy importante para los conversos. Pero, por lo general, la doctrina no es la razón inicial de su interés.
En 1975, la iglesia hizo una extensiva encuesta de nuevos conversos para determinar qué les había interesado más sobre la religión mormona al principio (L.F. Anderson, “What Are Nonmembers Interested In?” Ensign, octubre de 1977). Estos son los resultados, en orden de frecuencia de mención:
- El sentimiento de cercanía a Dios que deseaban experimentar porque pudieron ver esta cercanía en las vidas de los mormones que conocían.
- La felicidad y la sensación de paz, que deseaban y vieron en las vidas de los mormones que conocían.
- Deseaban un mejor sentido de propósito y dirección en sus vidas. Usualmente, tendían a ver esto en los mormones que conocían.
Solo 9% de los nuevos conversos dijeron que la doctrina fue el motivo principal que los atraía de la religión mormona. Para todos aquellos que se bautizaron y permanecen activos, la doctrina se convierte en gran parte del pegamento que los cementa en la iglesia. No obstante, generalmente, eso no fue lo que estaban buscando al principio.
Esto significa que cuando alguien nos dé la oportunidad de hablarle sobre nosotros, los mormones, como regla general no debemos decirle qué es lo que nos gusta de nuestra misma iglesia – sobre la doctrina que amamos tanto. En vez de eso, cuando respondo con una pregunta así, “Es una gran iglesia. ¿Por qué lo preguntas?” si no tienen nada específico en mente. Entonces, respondo con algo relacionado con los tres motivos que mencioné anteriormente. Si tiene algo más específico en mente, puedo responder específicamente.
- Aprender cómo separar
El tercer hábito es uno que utilizo con las personas que conozco bien. Separo mi invitación de aprender sobre la religión mormona de mi amistad, utilizo un lenguaje como este: “Scott, te voy a hacer una pregunta. Pero, antes de que pregunte, necesitamos acordar que nuestra amistad no se verá afectada si decides que esto no es de tu interés. ¿Está bien?” Casi siempre, mis amigos me aseguran que todo está bien. Luego, digo, “Como sabes, soy un miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Por un tiempo he tenido la sensación de que hay algunos aspectos sobre la religión mormona que podrían interesarte. Si en cierto punto tienes interés, me encantaría tener la oportunidad de hablar un poco sobre estas cosas.”
Al presentar mi invitación de esta manera, les facilito a mis amigos decir no y como consecuencia esto no afecta mi relación con ellos, en lo absoluto. De hecho, si bien tienen interés o no, casi siempre me agradecerán por preocuparme en preguntarles.
Artículo originalmente escrito por Clayton M. Christensen (adaptación del libro “The Power of Everyday Missionaries”) y publicado en ldsliving.com con el título “3 Ways to Create Powerful Missionary Moments Without Making It Feel Forced.”