Mormones se casan jóvenes
Una de las enseñanzas fundamentales del mormonismo es formar y fortalecer familias. Los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días entendemos que la familia es el lugar donde el ser humano puede aprender y ser formado en principios correctos, donde no solamente puede aprender el evangelio, sino ser y sentirse aceptado y amado, dando como resultado personas sanas en todos los sentidos y dispuestas a emular el ejemplo de buenos padres criando sus propias familias.
A muchas personas les resulta raro ver que los jóvenes mormones se casen poco tiempo después de haber regresado de cumplir una misión o cuando aún no han concluido su educación universitaria y les resulta muy difícil de comprender que estos jóvenes y señoritas decidan contraer matrimonio y “en la mejor época de su vida” abstenerse de paseos, viajes, varios noviazgos o lo que cualquier persona consideraría disfrutar la vida antes de “amarrarse a una sola persona” y “privarse de los placeres del mundo” pero los santos de los últimos días creen y comprenden lo siguiente:
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El matrimonio es fundamental en el desarrollo y perfeccionamiento personal
Quienes aceptamos el ejemplo perfecto de Cristo en nuestras vidas, entendemos que nuestro progreso y mejora debe ser constante y por amor a Él. Cuando nos casamos, el amor a nuestro cónyuge nos inspira, anima y muchas veces nos exige sacar lo mejor de nosotros mismos para lograr el éxito en todo lo que deseamos. El matrimonio nos vuelve más humildes y dispuestos a esforzarnos.
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La juventud es el mejor tiempo para iniciar una vida juntos
¿Por qué? Porque a diferencia de quienes se casan mayores, en la juventud la adaptación es mucho más rápida, no hay egoísmos, hay ilusiones y mucha buena voluntad para trabajar y esforzarse. Al ser joven no se tiene un pasado escabroso o lleno de fracasos, decepciones y tristezas. Hay todo un horizonte limpio y nuevo para que una pareja surja y cumpla todos sus sueños.
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La crianza de los hijos requiere de padres llenos de energía, salud y buen ánimo
Si de algo toda la experiencia humana puede hablar es el de poder tener la energía para criar hijos y verlos crecer y disfrutar esta vida. Conforme pasan los años, la energía merma, otros intereses llaman nuestra atención, el egoísmo crece y la idea de no tener descendencia suena interesante por la cómoda que resulta y de esta manera muchos se privan de disfrutar el amor familiar en toda la extensión de la palabra.
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Los matrimonios se fortalecen cuando construyen juntos su riqueza
Comenzar con poco y al paso de los años lograr bienes, familia y amigos es una de las más grandes satisfacciones que el matrimonio ofrece. La pareja aprende y se fortalece cuando los principios del ahorro , el estudio, el esfuerzo y el sacrificio forman parte de su vida y sobre todo cuando transmiten esta forma de vida a sus hijos.
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El matrimonio no frustra el disfrutar la vida
Quien piensa que al casarse se acabó la diversión y el disfrutar está muy equivocado. Continuar y terminar los estudios es posible, salir a pasear y divertirse también es posible. Los matrimonios jóvenes pueden gozar de la mutua compañía y salir juntos o hacer todas aquellas cosas que deseen hacer. Casarse no es el fin de la vida, ¡es el inicio de la mejor etapa de tu vida!
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Al contraer matrimonio se fortalece la obediencia a muchos mandamientos dados por Dios
Muchos de los males actuales de nuestra sociedad y del mundo tienen que ver con la violación de mandamientos como la castidad, la modestia y el abstenerse de las drogas y el alcohol. Cuando los jóvenes mormones se casan, fortalecen su fe y continúan esforzándose por cuidar su virtud y no caer en los problemas que acarrea el libertinaje sexual y la corrupción moral.
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La vida matrimonial es el mejor estado de vida
Las estadísticas muestran que los jóvenes que están en sus veintes tienen un porcentaje más alto de muerte cuando están solteros que cuando están casados, por que son más imprudentes, los casados viven más que los solteros y eso es fácil de entender.
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El matrimonio es fuente de felicidad
Cuando compartes tu vida con la persona que amas y que es entera y totalmente fiel y leal a Dios ¿qué más puedes pedir? ¡nada! Solo queda el trabajar, esforzarse y disfrutar esta vida. Por cierto, los casados son más felices que los solteros.
Mi esposo y yo nos casamos en nuestros años veintes, estamos cumpliendo 25 años de casados, hemos logrado bienes materiales y ambos tenemos doble licenciatura, criamos a tres hermosas hijas y siempre hemos estado activos en la iglesia, ambos hemos servido misiones y puedo decirte sinceramente que ha habido momentos difíciles pero siempre los hemos superado, con franqueza puedo decirte que estar casado es una gran bendición que tú puedes lograr y disfrutar eternamente.