“Aún en los momentos más difíciles, los miembros de Nueva York han sido fortalecidos y sostenidos a través del cuidado y ministración de sus líderes.”
Con la propagación del COVID-19, muchos Santos y personas de todo el mundo se han visto obligadas a cambiar sus rutinas y actividades, cumplir con el distanciamientos social y medidas de higiene y seguridad. Todo esto con el fin de frenar la pandemia conocida como coronavirus.
Pero incluso durante los momentos más oscuros durante la pandemia en la ciudad de Nueva York, la ciudad con más casos positivos de coronavirus en el mundo, los miembros han sido fortalecidos y sostenidos a través del cuidado y ministración de sus líderes.
La reciente Conferencia General y los dos ayunos mundiales también proporcionaron gran fortaleza espiritual. En un esfuerzo local de los miembros de está área, al igual que en muchas otras áreas de la Iglesia, todos se mantienen conectados a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto, correo electrónico y videollamadas.
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Jason Glass, presidente de la estaca de Woodside, Nueva York, se enfermó repentinamente un 12 de marzo.
“Durante 11 días, estuve enfermo, en cama y con problemas respiratorios, temperatura alta, tos, molestias y dolores y todo lo que uno lee sobre el coronavirus”.
Su esposa, Kristina, y su hija lucharon con desafíos similares. Ahora todos se encuentran un poco mejor.
Aunque a la familia Glass nunca se le diagnosticó oficialmente de COVID-19 debido a las limitaciones de las pruebas en su localidad, la familia Glass está casi segura de estar entre las decenas de miles de residentes de la ciudad de Nueva York que han sido infectados por la enfermedad, incluidos muchos Santos de los Últimos Días.
La estaca del presidente Glass cubre los distrito de Queens y Brooklyn. Los miembros de de la estaca Woodside, reflejan la gran diversidad de personas de la comunidad Latina, Europa del Este y partes de Asia.
“Creemos que hay unos 40 miembros que han tenido síntomas y sufrido de COVID-19. Es muy difícil hacerse las pruebas en Nueva York, por lo que creo firmemente que los números que se informan son mucho más bajos de los que son en realidad”.
El presidente de la Estaca de Brooklyn, Nueva York, Robert Shull, compartió que en su estaca también tuvieron pérdidas humanas causadas por el coronavirus.
“Hemos tenido cuatro personas que fallecieron, más de 50 personas que han sido diagnosticadas y probablemente otras 100 o más personas que tienen síntomas sin un diagnóstico formal”.
Por otro lado, las dos unidades en español de la Estaca Nueva York, Nueva York, que se extiende por todo el distrito de Manhattan, se han visto gravemente afectadas por la pandemia.
“Hemos tenido unos 25 casos confirmados, y probablemente tres veces ese número de casos sin confirmar”, dijo el presidente Colin Cropper, presidente de la Estaca Nueva York, Nueva York. “Algunos todavía están enfermos, pero muchos otros han sobrevivido”.
A pesar de las circunstancias, muchos Santos de los Últimos Días se han visto apoyados por sus líderes locales. Es un tiempo donde la ministración puede brindar paz, esperanza y consuelo.
Asimismo, El presidente Shull dijo que las últimas semanas han aumentado su gratitud por el liderazgo profético del presidente Russell M. Nelson y el programa de ministración que el presidente de la Iglesia implementó hace más de un año.
La ministración ha demostrado ser una herramienta clave durante la crisis de salud en toda la ciudad y en muchas congregaciones de Santos alrededor del mundo.
“El presidente Nelson nos ha ayudado a entender la ministración de una mejor manera”, dijo. “Sin este programa, este momento sería realmente difícil de sobrellevar”.
Con el cumplimiento del distanciamiento social y quedarse en casa, la soledad puede ser un subproducto de la enfermedad. La ministración es un remedio efectivo contra este mal.
“Estamos tratando de mantenernos en contacto y asegurarnos de que todos estén bien y que tengan a alguien con quien hablar”, dijo el presidente Shull.
Gracias a las circunstancias que viven los presidentes de estaca del área de la ciudad de Nueva York, la ciudad más atacada por el COVID-19, ahora cuentan con la experiencia y discernimiento que puede ayudar a los líderes locales del sacerdocio y la Sociedad de Socorro en otras partes del mundo que pasan por la misma situación.
Fuente: thechurchnews.com