El presidente Daniel Bingham no sabía cómo es que se había salvado. Aquel accidente cambió su vida por completo.
El presidente Bingham sufrió una fractura en la vértebra C2 en un accidente mientras andaba en bicicleta en Australia. La lesión lo dejó sin respiración, sin pulso y con parálisis.
Como regla general, cuanto más arriba se produce una lesión en la columna, mayor es la zona del cuerpo que se ve afectada. Lamentablemente, las vértebras C1 y C2 se encuentran en la parte superior.
Fue un milagro que el presidente Bingham siguiera con vida hasta que llegaran los paramédicos. Incluso después de una cirugía de emergencia en Sídney, las únicas partes de su cuerpo que el presidente Bingham podía mover eran los ojos y los hombros.
Después de diecinueve días del accidente, el presidente Daniel Bingham pudo ser trasladado en avión de regreso a los Estados Unidos. El hospital sería su nueva hogar por los próximos 82 días.
Llamados a servir
En julio de 2017, Daniel Bingham y su esposa, Donna, partieron hacia Australia, el lugar que creían sería su hogar durante los próximos tres años.
Ellos se habían preparado y hecho todo lo necesario para servir en la misión Australia Sídney Sur.
A pocos meses de haber iniciado su misión, los Bingham recibieron la asignación de unificar su propia área, la Misión Sídney Sur, con la Misión Sídney Norte, un cambio significativo.
Ellos se prepararon una vez más, pero esta vez para una tarea que, sin que ellos lo supieran, sería completada por otra persona.
Un accidente y un milagro
El presidente Bingham era un ávido ciclista de años, y el 14 de febrero de 2018 se levantó temprano para andar en bicicleta, lo cual no era inusual.
Trabajar como presidente de misión era algo tan ajetreado que el presidente Bingham con frecuencia se tomaba tiempo por las mañanas para hacer ejercicio. Ese día, él y un presidente de estaca local salieron antes de las 6 de las mañana.
Ellos iban a reunirse con el resto de su grupo de ciclistas habitual cuando las luces de un tren de cercanías cegaron al presidente Bingham por un breve segundo.
Él miró hacia abajo para dejar que sus ojos se ajustaran a la luz, cuando de pronto su bicicleta se desvió hacia la derecha, golpeando una cerca que separaba el sendero donde se encontraba del tren.
Eso sería lo único que recordaría del accidente.
Fue un milagro que se despertara.
Tras el impacto que le rompió el cuello, Leo Gómez, quien lo acompañaba, hizo todo lo posible por mantener con vida el corazón del presidente Bingham, bombeando la sangre hacia ese órgano.
“Verdaderamente fue un milagro. [Leo] me dijo: ‘La última vez que recibí capacitación en RCP fue cuando era un Boy Scout’. Aun así, él me dijo que cuando comenzó a realizar la RCP, fue como si hubiera recibido aquella capacitación la noche anterior. Lo recordaba todo”, compartió el presidente Bingham para LdsLiving
Por lo general, la Reanimación cardiopulmonar (RCP) no es suficiente para mantener el flujo de sangre que va hasta el cerebro durante un período prolongado, sin embargo, eso es exactamente lo que sucedió en su caso.
Los esfuerzos de RCP no solo le salvaron la vida al presidente Bingham, sino que también aumentaron sus probabilidades de recuperación. El presidente Bingham compartió que también sintió que fue ayudado por Dios.
“Literalmente, no debería poder hacer mucho [fisicamente], sin embargo, el Señor permitió que llegara suficiente oxígeno a mi cerebro como para mantenerlo intacto, y eso es un milagro”.
Fue uno de los muchos milagros que la familia Bingham vería en su camino hacia la recuperación.
Sanando las heridas
Primero empezó a mover el dedo gordo del pie unos días después de la operación; para la semana siguiente, el tobillo y luego de otra semana, las piernas.
Poco a poco, el presidente Bingham fue recuperando la capacidad para mover diferentes partes de su cuerpo. No era mucho, pero cualquier movimiento era significativo.
Su progreso fue de mucha felicidad y gozo para los misioneros de los Bingham.
Si bien el movimiento del presidente Bingham aún es limitado y lo será por el resto de su vida, él reconoce que aunque no sabe con totalidad cuál es el plan de Dios para él eso no le impedirá seguir adelante con fe.
“No creo que haya pasado un día en el que no haya luchado con la pregunta ‘por qué’, pero al mismo tiempo, no me ha preocupado llegar a tener esa respuesta. Venimos a esta tierra para crecer, aprender y superar los desafíos de la mortalidad. No hay una persona que no tenga algún tipo de desafío”.
En la actualidad, el presidente Bingham ha progresado mucho más allá de su pronóstico original.
Si bien su progreso no es tan rápido como antes, el presidente Bingham ha seguido mejorando con la ayuda de la fisioterapia y la rehabilitación.
Mantener la fe incluso en circunstancias difíciles
Dejar el campo misional sin tener la oportunidad de despedirse de sus misioneros fue una de las partes más difíciles del accidente del presidente Bingham.
“Me es difícil poner en palabras lo doloroso que fue. Todavía me resulta doloroso. No he olvidado las interacciones diarias que he tenido con esos misioneros… todas sus oraciones y ayunos, y la preocupación y el gozo, esas cosas simplemente no se olvidan”.
El presidente Bingham compartió que su servicio misional junto a su esposa fue importante y necesario, a pesar de no haber llegado a al tiempo estimado de servicio.
Donna, la esposa del presidente expresó:
“Todavía tengo mi testimonio 100% de que fuimos llamados [a servir] por ese corto tiempo, que la obra que hicimos como preparación para unir las dos misiones fue lo que Dios necesitaba que hiciéramos… Que ocurriera el accidente era parte del plan de Dios para nosotros, nuestra misión había terminado”.
El presidente Bingham no ha permitido que su lesión le impida vivir.
“Esta es solo una de esas cosas que suceden en la vida en la tierra y lo que debo hacer es dar mi mayor esfuerzo con lo que tengo, sea lo que sea. Seguiré encontrando maneras de fortalecer mi fe, fortalecer a mi familia y mi matrimonio, y de estar al servicio de Dios hasta que Él me llame de regreso a casa”.
Fuente: LdsLiving