Desde el inicio de nuestra existencia, hacemos convenios con Dios.
Un convenio es un acuerdo entre un hombre y Dios o un pueblo y Dios, con condiciones especiales establecidas por el Señor.
En este acuerdo, existen dos partes: (1) Dios promete cumplir Sus promesas si las personas son obedientes y (2) las personas están de acuerdo en hacer su parte.
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Normalmente, las ordenanzas de salvación se reciben a través de esos convenios.
Por ejemplo, la ordenanza del bautismo acompaña convenios específicos, así como la ordenanza de la Santa Cena.
Hacer y cumplir esas promesas que hacemos con Dios son esenciales para volver a Su presencia un día.
Estas marcan el inicio de nuestra jornada en el camino del discipulado y también de nuestro progreso como seguidores de Cristo.
¿No es maravilloso saber que cuando cumplimos nuestras promesas con Dios, tenemos la garantía de recibir bendiciones específicas?
No es solo un tal vez, sino una certeza.
“Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis”. (DyC 82:10)
¿Alguna vez has recibido alguna bendición por guardar tus convenios? ¡Cuéntanos tu experiencia en los comentarios!
Fuente: Mais Fe