Durante una entrevista para Church News, la hermana Rosana Soares, esposa del élder Ulisses Soares, compartió cómo confiar en el Señor y hacer su parte, la condujeron a las mayores bendiciones de su vida. Entre ellas, pertenecer a la Iglesia, servir en una misión, conocer a su compañero eterno y formar la familia que siempre deseó.
Poner a Dios en primer lugar en el matrimonio
También te puede interesar: Élder Holland: No tomen una decisión eternamente significativa con prisa
La hermana Soares conoció a su futuro esposo poco después de que llegó al campo misional.
Después de regresar a casa, se encontró con el élder Ulisses Soares en un baile multiestaca donde inesperadamente comenzaron a sentir una conexión romántica.
Semanas después comenzaron a salir en citas.
“Me casé con un hombre maravilloso que tenía un testimonio poderoso. Sin embargo, eso no significa que todo en nuestra vida fuera perfecto porque no fue así.
Cuando nos casamos, establecimos la meta de incluir a Dios en nuestro matrimonio y en nuestra familia.
Sabíamos que, sin Él, no teníamos nada”, expresó la hermana Soares.
Cuando se casaron, el élder y la hermana Soares establecieron la meta de reservar siempre una noche para su familia, incluso antes de tener hijos.
“La primera semana que estuvimos casados, nos sentamos juntos el domingo por la noche y sacamos un pequeño cuaderno. Era como ser compañeros de misión, ya que ambos éramos exmisioneros. Teníamos nuestro cuaderno para anotar lo que hacíamos y nuestros objetivos como matrimonio.
El primer objetivo que escribimos fue tener paciencia, paciencia el uno por el otro, a través de las dificultades, en nuestros llamamientos”.
A lo largo de los años, los Soares llenaron muchos cuadernos con sus historias y notas de las noches que pasaron juntos en familia.
“Todos, absolutamente todos, incluyen el objetivo de ser pacientes. ¿Por qué? Porque tenemos defectos. Somos hombres naturales”.
Lo más importante que ha aprendido la hermana Soares, ya sea por asistir a la iglesia cuando era niña, servir en una misión o tener una familia, es esto:
“Dios siempre está ahí para nosotros”.
Construir una familia
Una de las bendiciones que la hermana Soares esperaba más de su bendición patriarcal era la de tener hijos. No obstante, eso no sucedió de la manera que ella imaginaba que sucedería.
Varios médicos dijeron que nunca tendría hijos.
El Señor espera que “hagamos nuestra parte” y no espera hacer todo por nosotros, dijo.
Por eso, los Soares siguieron haciendo todo lo posible por tener hijos. Trabajaron con muchos médicos.
“Si hacemos nuestra parte, Él nos guiará”, dijo la hermana Soares.
Como parte de su viaje para formar una familia, los Soares perdieron dos hijos, ambos nacidos prematuros.
“No fue fácil, pero ahora tenemos cinco hijos en nuestra familia, no solo los tres que están vivos”, dijo.
Aprender a escuchar a Dios
La clave de su testimonio personal es saber cuándo el Padre Celestial está hablando a los “oídos de su corazón”, dijo.
“El Espíritu Santo habla de diferentes maneras. Para mí, Él habla a través de las Escrituras”.
Ella sabe que cuando tiene una pregunta y ora al Padre Celestial para obtener una respuesta, tiene que ir inmediatamente a las Escrituras para encontrarla.
Un día, la hermana Soares oró al Padre Celestial y le prometió que siempre leería las Escrituras.
“Dije, ‘Señor, te prometo esto. Todos los días de mi vida, ya sea que esté de vacaciones, enferma, en el hospital o en cualquier situación en la que me encuentre, nunca dejaré pasar un día sin leer Tus palabras’”.
Incluso décadas después, dijo que nunca dejó de cumplir esa promesa.
Fuente: Church News