Doctrina y Convenios 89, más conocida como la Palabra de Sabiduría, es una de las revelaciones más destacadas sobre la salud en las Escrituras.
En un mundo en el que nuestro corazón está dolido y la espiritualidad cede ante el pecado, algunos pueden preguntarse por qué el Señor podría centrarse en la salud física.
En Sus promesas en la Palabra de Sabiduría, tales como encontrar conocimiento y la fuerza que necesitamos para seguir adelante, podemos ver que la salud física puede estar relacionada con nuestra salud espiritual.
Cuando una sufre, también sufre la otra.
Aquí hay tres formas específicas en las que un cuerpo sano puede estimular nuestro espíritu.
Libre de escoger
El albedrío, o la capacidad de tomar decisiones, es uno de los dones más preciosos que tenemos de nuestros Padres Celestiales.
Tomar decisiones sabias requiere una mente y un corazón libres de las cosas del mundo.
La salud física puede afectar la forma en que tomamos decisiones. Esto es especialmente cierto cuando se trata de las adicciones.
Cuando nos volvemos adictos a algo, renunciamos a parte de nuestro albedrío.
Permanecemos en control y llenos del poder prometido del Señor cuando nuestra mente y nuestro cuerpo están sanos y fuertes.
Esto no significa que nuestros cuerpos tengan que ser perfectos o que no enfrentaremos problemas de salud fuera de nuestro control.
Significa que a medida que tomemos las mejores decisiones para tratar nuestro cuerpo de manera sagrada, seremos bendecidos con el poder de Dios.
Sensible al Espíritu
Tu cuerpo es el hogar de tu espíritu y tu espíritu puede conectarse con el Espíritu Santo.
Recibir impresiones y revelaciones nos ayuda a acercarnos más a Dios y a los demás.
La salud física nos permite ser más sensibles al cuerpo del Espíritu. Cuando el cuerpo sufre, hay que cuidarlo.
Cambiamos nuestras vidas para satisfacer las necesidades de nuestro cuerpo.
Si no lo hacemos, nos enfermamos y podemos caer en malos hábitos.
Si tomamos decisiones imprudentes que pueden causar que nuestros cuerpos se enfermen y cansen, seremos menos capaces de concentrarnos en nuestras necesidades espirituales.
Energía para conectar
Mucha alegría de la vida proviene de la conexión con los demás. A través de la conexión viene la comunión.
Obtenemos inspiración sobre cómo servirnos y amarnos unos a otros como lo haría Dios.
Con frecuencia, cuando no cuidamos nuestro cuerpo, nos falta la energía para hacer las cosas que amamos.
No podemos servir como nos gustaría. Puede que no tengamos la energía para ir más allá de nosotros mismos.
Sentirnos saludables puede darnos la energía que necesitamos para encontrar el amor y la conexión en el mundo que nos brindará verdadera alegría y durará para siempre.
¿De qué otras formas tu salud física ha tenido un impacto en tu salud espiritual?
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Aleah Ingram y fue publicado en LDS Daily con el título “3 Ways Our Physical Health Impacts Our Spiritual Health”.