Esta historia no es nueva. Me topé con una conversación sobre religión en la sección de comentarios de Facebook. Un usuario, a quien llamaremos Tony, lanzó un ataque a uno de los líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Una mujer Santo de los Últimos Días, a quien llamaremos Mary, levantó su escudo y respondió a las acusaciones. Pero, la conversación me dejó pensando porque ambos, el crítico y la mujer Santo de los Últimos Días, se equivocaron.
Tony creía que porque el “líder de la Iglesia” hizo “X”, debía ser un falso profeta. Mary creía que ese “líder de la Iglesia” nunca haría “X”, porque era un profeta. La verdad es que ambas partes no entendieron qué era realmente “X” y qué era realmente un profeta. Entonces, ¿qué es lo que el crítico y la mujer Santo de los Últimos Días tuvieron en común? Debido a sus prejuicios, llevaron las cosas demasiado lejos y ambos se alejaron de la verdad.
¿Qué significa eso?
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Creemos que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la iglesia restaurada de Cristo, y lo es. Dios es perfecto. Cristo es perfecto. El Evangelio es perfecto. El Plan de Salvación es perfecto. Pero ahí es donde se detiene la perfección. Con demasiada frecuencia, nosotros, los Santos de los Últimos Días permitimos que el paradigma de la perfección se extienda a todos los aspectos de la Iglesia.
Sinceramente, es un error fácil de cometer. Hacemos mucho hincapié en el “elemento divino” de la Iglesia (Cristo, el Evangelio, el Plan de Salvación”) porque lo que realmente importa es el “elemento divino.” Pero, si no separamos deliberadamente el “elemento humano” del “elemento divino”, comenzaremos a confundir ambos. Hacerlo no solo es arriesgado, sino que es totalmente erróneo.
Los críticos de la Iglesia de Jesucristo pueden ser expertos en satanizar a nuestros líderes e historia. Pero, en respuesta, los Santos de los Últimos Días deben tener cuidado al deificar a nuestros líderes y nuestra historia. Ambos están igualmente errados. Caen en extremos opuestos, pero igualmente a los extremos del espectro:
La verdad, como era de esperarse, frecuentemente se encuentra entre los extremos del espacio de tiempo. La perspectiva más exacta y realista es humanizar.
Como nota adicional: Creo que la nueva publicación de la Iglesia, “Santos”, es una herramienta grandiosa para ayudarnos a separar el “elemento divino” del “elemento humano”, lo que nos ayuda a lograr una comprensión más realista de nuestra historia (en el territorio verde del espectro).
¿Cómo es el territorio verde?
¿El fracaso de la Sociedad de Socorro de Kirtland es evidencia del fraude y la maldad de José Smith? Probablemente no. Pero, ¿cometió José errores que afectaron negativamente las vidas de las personas? Seguro. José Smith no fue un dios ni un demonio.
¿Es el presidente Dallin H. Oaks un anciano intolerante y odioso? No lo creo. ¿Podría haber mostrado más amor y simpatía hacia la comunidad LGBT en su último mensaje en la Conferencia General? Por supuesto. El presidente Oaks tampoco es un dios ni un demonio.
En el mismo sentido, ¿fue el ataque de Pedro a una guardia romana un acto de revolución violenta contra Roma? Probablemente no. ¿Pudo haber manejado la situación de una manera más apropiada? Por supuesto. Pedro tampoco fue un dios ni un demonio.
El rey David quería construir un templo, y el profeta Natán respondió: “Anda y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.” Más tarde, el Señor corrige a Natán e instruye a David para que no construya un templo. ¿Natán fue un falso profeta? ¿Estaba tergiversando a propósito la voluntad de Dios? Por supuesto que no, pero lo hizo mal. Tampoco era un dios ni un demonio.
Natán, Pedro, el Presidente Oaks, José Smith, todos son profetas, pero profetas que siguen siendo humanos. Toman malas decisiones, fracasan, aprenden, corrigen sus errores, hacen su mejor esfuerzo.
Entonces, ¿cuál es el punto?
Cuando los líderes y la historia de los Santos de los Últimos Días sean atacados por aquellos que se encuentran en el extremo derecho del espectro, debemos tener cuidado al movernos hacia el extremo izquierdo del espectro.
Hablando sociológicamente, los comentarios emocionalmente intensos u ofensivos del extremo derecho o el extremo izquierdo solo tienden a polarizar las opiniones aún más. Moverse hacia el extremo azul del espectro es una tentación porque mantener nuestro terreno en el verde puede parecer ceder el terreno al rojo.
Y, aquellos en el extremo rojo podrían interpretarlo de esa manera. Ese es su derecho. Pero, especialmente en línea, hay personas que todavía se encuentran decidiendo en qué parte del espectro caerán sus creencia. Mucha gente ve a nuestros líderes y nuestra historia pensando que el azul más oscuro y el rojo más oscuro son las únicas opciones. Necesitan ver y escuchar a las personas que están en la parte verde (donde residen nuestras creencias sobre el 99.999 % del resto de la humanidad).
Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Santos, tenemos la verdad restaurada. Pero, no cometamos el error de mejorar involuntariamente la verdad sobre las partes menos perfectas de nuestra historia. Los críticos hablarán. Y, llevarán las cosas demasiado lejos. No cometamos los mismos errores. El hecho es que, la Iglesia todavía puede ser verdadera a pesar de los defectos de los mortales que hacen todo lo posible para hacerla funcionar. No necesitamos esconder esos defectos o escondernos de ellos. Al igual que nuestros propios defectos, debemos trabajar para comprenderlos, digerirlos, y luego, debemos avanzar con fe en ese ser que es perfecto, Jesucristo.
Artículo originalmente escrito por David Snell y publicado en thirhour.org con el título “1 Thing Latter-day Saints and Their Critics Have in Common.”