“Dar instrucción, donde la voz de la instrucción guiará los pies y regocijará el corazón.” – Eliza R. Snow (The First Fifty Years, 1.4, 135).
En gran parte de las iglesias estadounidenses del siglo XIX, los ministros presidían sobre una congregación prevalentemente femenina. Las mujeres eran la “columna vertebral de la iglesia”, esenciales, pero con frecuencia invisibles en cuanto al liderazgo de la iglesia.
El papel de las mujeres era un tema de debate constante en diversas denominaciones. A principios de la Restauración, el Señor reveló a través de José que Emma tenía que “explicar las Escrituras y exhortar a la iglesia” (DyC 25:7).
En el último versículo de esa revelación, el Señor dice, “Esta es mi voz a todos” y nos enseña que, aunque esto fue importante para Emma en especial, es una escritura reveladora que se aplica a todos. Se leyó esta revelación el día de la organización de la Sociedad de Socorro de Nauvoo, guiando a las mujeres a tomar un papel más activo en la vida en la Iglesia.
En el libro The First Fifty Years, vemos a mujeres repitiendo estos mandamientos como una norma para la participación femenina en la Iglesia de Cristo y poniéndolos en acción a medida que avanzan en función a la inspiración del Espíritu de explicar y exhortar a los Santos.
Revelación, julio de 1830 (Doctrina y Convenios 25)
Emma Smith decidió ser bautizada como miembro de la Iglesia de Cristo recién restaurada a finales de junio de 1830. El mes siguiente, el esposo de Emma, José, recibió la revelación que ahora se encuentra en la sección 25 de Doctrina y Convenios, la única sección que se dirige a una mujer.
El Señor nombra a Emma como su “hija” y le explica su posición como Su heredera, porque “todos los que reciben mi evangelio son hijos e hijas en mi reino” (DyC 25:1). Emma entró a una relación de convenio con el Señor y Él le reveló “concerniente a Su voluntad” (DyC 25:02).
A través de la revelación, el Señor ofreció guía y consuelo íntimos, además de describir las expectativas con respecto a su carácter y comportamiento, abordó preocupaciones y le confió tareas específicas. Algunas de estas tareas demorarían años, la recopilación de himnos de Emma se publicó casi seis años después, en preparación para la dedicación del Templo de Kirtland.
Probablemente, Emma entendió la advertencia de “explicar las Escrituras y exhortar a la iglesia, de acuerdo con lo que te indique mi Espíritu” de una manera distinta debido a su experiencia anterior (DyC 25: 7). Al igual que muchos Santos de los Últimos Días antiguos, Emma tenía antecedentes metodistas, que nos ofrecen una perspectiva específica con respecto a cómo Emma entendió este llamamiento del Señor.
Dentro de la tradición metodista, a menudo, se les llamaba a las mujeres como exhortadoras para compartir “un testimonio de conversión o experiencias relacionadas con la vida en la fe, con el objetivo de suplicar a la audiencia una mayor santidad y servicio.”
Sin embargo, en gran parte de las congregaciones metodistas, predicar (o explicar las Escrituras) se consideraba exclusivamente como un deber de los ministros autorizados. Este llamamiento de “explicar las Escrituras”, aclarar e interpretar el significado de las Escrituras, pudo haber sido incómodo para Emma considerando sus antiguas creencias.
En otros lugares, a los élderes se les había dado la responsabilidad reveladora de “enseñar, exponer [y] exhortar” (DyC 20:42). En la Restauración, exhortar y exponer se convirtieron en la responsabilidad de hombres y mujeres.
El biógrafo Bruce C. Hafen comentó que al Élder Neal A. Maxwell le gustaba decir que “durante mucho tiempo en la Iglesia, los hombres fueron los teólogos mientras que las mujeres fueron las cristianas.”
El Señor les pide a todos Sus discípulos ser caritativos y expandir su capacidad de entender, enseñar las Escrituras y testificar unos a otros.
¿Qué tan bien seguimos ese consejo hoy, de manera personal y colectiva? ¿Una de esas responsabilidades es más fácil para ti? ¿Cómo puedes mejorar en la otra? ¿En qué se parecen las responsabilidades de Emma a las tuyas? ¿Sabes qué misión te ha dado el Señor? ¿Alguna vez el Señor te ha llamado a hacer algo que al principio no fue cómodo para ti? ¿Por qué esta es una experiencia valiosa: aprender a hacer cosas difíciles?
La Sociedad de Socorro del Barrio Indianola, minutas, 16 de setiembre de 1880
La Sociedad de Socorro de Indianola, Utah, estaba conformada por mujeres estadounidenses blancas y nativas. Las hermanas blancas vieron esto como una oportunidad para compartir el Evangelio y civilizar a sus hermanas indias.
Producto de su época, lamentablemente denigraron la cultura nativa. Sin embargo, al mismo tiempo, valoraron la voz y la experiencia de todas y fueron las primeras en incluir a las mujeres indias estadounidenses en el liderazgo de la Sociedad de Socorro.
¿Cómo nos aseguramos de que todos se sientan libres de explicar y exhortar? ¿Cómo valoramos las voces y las experiencias de todas nuestras hermanas, no solo las de aquellas que se parecen a nosotras? ¿Cómo resistimos el impulso de hacer a los demás a nuestra propia imagen? ¿Puedes pensar en un momento en el que hayas aprendido algo significativo de alguien que tenga una experiencia de vida muy diferente a la tuya?
Eliza R. Snow, “Mi Padre Celestial”, octubre de 1845
El himno conocido de Eliza, ahora llamado “Oh Mi Padre”, nos enseña la doctrina de una Madre Celestial. Eliza y otras personas aprendieron esta doctrina gracias a José Smith ya que se las enseñó en privado antes de morir.
Escribió el himno, inicialmente un poema, sobre la muerte de su padre. Su enseñanza se convirtió en la fuente para que muchos aprendieran sobre una Madre Celestial. Cuando se le puso música en 1852, su himno expandió la visión de los Santos para comprenderse mejor a sí mismos y a sus Padres Celestiales.
Eliza utilizó la poesía para exponer la verdad a los demás ¿Cómo testificas y enseñas a los demás? El poema de Eliza expone preguntas teológicas mientras funciona para entender mejor a Dios. ¿Qué tipo de preguntas hace? ¿Qué tipo de respuestas recibe y comparte con los demás?
“Woman’s Exponent: Un periódico sobre las mujeres de Utah”, 01 de junio de 1872
A pesar de no ser una publicación oficial de la Iglesia, desde 1872 hasta 1914 Woman’s Exponent fue el periódico de la Sociedad de Socorro. Un temprano anuncio del periódico detalló: “Hoy, sin duda, las mujeres de Utah son tema de comentarios más que las mujeres de cualquier otra parte del país, o incluso del mundo. Ya que por mucho tiempo han ejercido el derecho a pensar y actuar por sí mismas. Ahora, reclaman el derecho a hablar por si mismas a través del potente medio escrito.”
Cuando Emmeline Wells se hizo cargo de la dirección del periódico, Brigham Young le dio la tarea de publicar “el registro de trabajo [de las mujeres] y una parte de la historia de la Iglesia.” Además, le dio “una misión para escribir sketches breves de las vidas de las mujeres más importantes de Sion y publicarlos.”
A medida que las mujeres de Utah contribuían con el periódico, exhortaban y explicaban: compartían sus experiencias y testimonios, abordaban temas religiosos e interrogaban las Escrituras, y se enseñaban unas a otras. Los testimonios de estas mujeres llegan hasta nosotros a través del tiempo. Ejemplifican el deber de las mujeres de la Restauración de “expresarse”, como el Presidente Russell M. Nelson suplicó recientemente.
¿Cómo encuentras oportunidades para enseñar y testificar? Eliza y Emmeline hablaron de diferentes maneras. ¿De qué forma se diferencia tu voz? ¿Existe algo que puedas contribuir que los demás no?
Cuando el Espíritu te guía a compartir con los demás, ¿cómo te expresas incluso cuando te sientes vulnerable? ¿Cómo nos familiarizamos lo suficiente como para “explicar las Escrituras”? ¿Existe valor al compartir incluso cuando es difícil? ¿Cómo dejamos un registro de nuestras exhortaciones y explicaciones?
Este artículo es un extracto del libro “The First Fifty Years of Relief Society Study Guide” de Jennifer Reeder y Janiece Johnson, y fue publicado originalmente en ldsliving.com con el título “Women’s Charge to Expound and Exhort.”