Han pasado cuarenta años desde que la revelación de 1978 abrió las bendiciones del Evangelio en su totalidad para todos los afrodescendientes. Sin embargo para el Elder Ulisses Soares el recuerdo de décadas atrás, es tan reciente como si hubiera sucedido ayer.
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“Es una gran bendición”, comentó el miembro del Quórum de los Doce Apóstoles. Su alegría en el momento que escuchó aquella revelación fue el doble.
En primer lugar, como brasileño, él sabía que su patria jamás sería la misma. El país sudamericano tiene una gran cantidad de personas de ascendencia africana. Se trataba de los amigos, vecinos, compañeros de clase y compatriotas del Elder Soares.
“Después de la revelación, el Evangelio se extendió por todo Brasil”, compartió él. “Vimos muchas ciudades que se abrieron a la enseñanza del Evangelio y que cada vez más personas que aceptaban el Evangelio.”
Y en segundo, el Elder Soares era un misionero de tiempo completo, sirviendo en la Misión Brasil Río de Janeiro cuando se dio la revelación. “Yo había estado en la misión durante siete meses y estaba sirviendo en un área del país donde muchas personas tuvieron la oportunidad de ser bendecidas debido a esa revelación.” expresó él.
Su trabajo diario en la obra misional se vio dramáticamente afectado. El mandato repetido por el Señor, que se encuentra en Doctrina y Convenios 33, de “abrid vuestra boca” asumió un nuevo nivel de urgencia.
“Como misionero, mi capacidad para compartir el Evangelio mejoró porque podía hablar con todos”, dijo él. “Podía ir entre todas las personas sin considerar las circunstancias de la vida. El Evangelio era para todos, y ahora podía compartirlo con todos ellos.”
La influencia del Señor en Brasil fue fácil de verse inmediatamente después de la revelación del sacerdocio, agregó el Elder Ulisses Soares.
Los investigadores de ascendencia africana “estaban abiertos a disfrutar de las bendiciones del Evangelio”, compartió él. “Cuando hablábamos con ellos y compartíamos las buenas nuevas del Evangelio, ellos aceptaban nuestro mensaje.”
El Elder Soares señaló a la ciudad del Salvador en el estado de Bahía, una región con una gran concentración de afrodescendientes, como evidencia del impacto de la revelación de 1978 en Brasil.
Un mes después de la revelación, cuatro misioneros llegaron al Salvador y comenzaron a enseñar. “Y luego el trabajo comenzó a progresar”, dijo el Elder Soares.
En la actualidad hay dos misiones en función en el Salvador.
Otra historia de éxito fue encontrada en la ciudad amazónica de Manaos. En el momento de la revelación, sólo había unos pocos Santos de los Últimos Días que vivían en Manaos. La mayoría de ellos eran militares de la parte sur del país.
No había misioneros, pero la gente había sido preparada por un pequeño grupo de miembros que escuchó su mensaje.
“Un año después de la revelación, en 1979, el Presidente de mi misión envió los primeros cuatro misioneros a Manaos”, comentó el Elder Ulisses Soares. “Cuando llegaron allí, tuvieron muchas personas para enseñar el Evangelio. Ellos comenzaron a bautizar de inmediato. Se formaron barrios y hoy tenemos un templo en Manaos, en el medio de la selva amazónica.”
Este artículo fue escrito originalmente por LDS Church News y fue publicado por living.com bajo el título: “1978 revelation on priesthood brought immediate success in Brazil, Elder Soares says”