Somos únicos e irrepetibles: Cómo apreciar nuestro valor individual 

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Aquí hay cinco maneras en que podemos magnificar nuestro concepto de valor individual y poder acercarnos más a Cristo en esta vida.

Siempre me han gustado las muchas imágenes que vemos de Jesús cargando un cordero. Por lo general, Él siempre está rodeado de otras ovejas. A veces el cordero está en Sus brazos o sobre Sus hombros. Siempre me recuerda que Él se preocupa por cada uno de nosotros.

Y sabemos esto, pero no siempre lo aplicamos a nosotros mismos. Olvidamos cuán importantes somos para Él. Pero piénsalo. 

Cada uno de nosotros es único, poseemos un espíritu irrepetible el cual se nos dio a cada uno de nosotros, uno a la vez. Obtenemos un testimonio de manera individual, uno a la vez. Somos bautizados de manera individual, una persona a la vez. Tomamos la Santa Cena de manera individual, una persona a la vez.

Recibimos nuestra bendición patriarcal de manera individual, una persona a la vez. Recibimos nuestras investiduras en el templo de manera individual, una persona a la vez. Recibimos revelación de manera individual, uno a la vez.

Cristo realizó la expiación por cada uno de nosotros de manera individual y por cada persona más allá del velo para que pueda elegir, individualmente, si acepta o no las ordenanzas que se realizan en su nombre. 

¿No te parece interesante que las ordenanzas se realicen de manera individual y no de forma grupal?

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El número uno se encuentra presente en todo el Evangelio restaurado de Jesucristo. Una y otra vez, este símbolo debería recordarnos que cada persona es importante. Cada persona puede volver a casa, a un amoroso Padre Celestial, que los conoce individualmente.

Aquí hay cinco maneras en que podemos magnificar nuestro concepto de valor individual y poder acercarnos más a Cristo en esta vida.

1. Podemos regocijarnos en nuestras diferencias

No tenemos que ser igual a los demás, de hecho, no debemos tratar de adoptar una personalidad falsa para encajar entre la multitud, o para ganar aceptación.

Si bien todos nos esforzamos por arrepentirnos de nuestros pecados y mejorar más como personas, eso no implica que debemos darle la espalda a la esencia de lo que nos hace ser quienes somos. Dios nos creó para ser únicos y eso es un motivo de celebración.

Estoy bastante segura de que tengo TAD (Trastorno por Déficit de Atención). Durante años me sentí diferente, como si tuviera una especie de maldición, hasta que finalmente lo vi como una gran ventaja: ¡Puedo pensar en varias cosas a la vez!

Cuando sientas que no encajas con las personas que te rodean, detente y pregúntate por qué necesitas cambiar. Tal vez su diferencia es perfectamente adecuada para ti, e incluso para el mundo. No te quedes atrapado en la multitud sin una identidad propia.

Uno de los valores de las Mujeres Jóvenes que se enseña en La Iglesia es el “valor individual”, no como grupo sino de manera personal. Ardeth G. Kapp dijo una vez:

“Debemos recordar que no vinimos a esta tierra para obtener nuestro valor, lo trajimos con nosotros.”

2. Celebra tus diferencias con las personas que te rodean

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Tengo una amiga que tiene un miedo terrible a las serpientes. No intentamos cambiarla, ni explicarle porque las serpientes son buenas, o peor aún, asustarla con serpientes de plástico. Por el contrario, la protegemos. 

Le hacemos saber que aceptamos su temor y que la amamos, porque después de todo, ¿acaso no deseamos la misma aceptación por parte de nuestros amigos?

Esto también se aplica a nuestros hijos. Animémoslos a descubrir quiénes son, el alma maravillosa con la que nacieron, ¿eres un artesano con una hija que quiere cantar ópera, o un profesor con un hijo que quiere ser futbolista? ¿Qué talentos y atributos maravillosos poseen nuestros hijos, que son completamente diferentes de los nuestros?

3. Recordemos que nuestra individualidad y el albedrío están entrelazados

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Hablé sobre nuestras vidas premortales con un no miembro el año pasado, y le dije que aquellos de nosotros que vinimos a la tierra queríamos tener la libertad para escoger por nosotros mismos.

Sabíamos que no era correcto el actuar sin voluntad propia, cautivos e incapaces de tomar decisiones, obligados a comportarnos de cierta manera. Mientras sonreía, le dije: “La razón por la que sientes ese ardor en tu pecho al escuchar esto, no es porque el albedrío es sólo una buena idea, es porque es sagrado y el Espíritu Santo lo confirma.”

4. Podemos ayudar a quienes están a nuestro alcance

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Amo el siguiente versículo:

“Y si acontece que trabajáis todos vuestros días proclamando el arrepentimiento a este pueblo y me traéis aun cuando fuere una sola alma, ¡cuán grande será vuestro gozo con ella en el reino de mi Padre!” (DyC 18:15)

Sí, lleva signos de exclamación. Nuestras almas son preciadas e importantes para Dios.

El Presidente Henry B. Eyring dijo:

“No hay ni uno solo de nosotros que no sea receptor del amor de Dios. No hay nadie entre nosotros hacia quien Él no haya demostrado interés y tratado con afecto. No hay nadie a quien Él no tenga el deseo de salvar.” 

Todos conocemos el hermoso pasaje que dice:

“Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.” (Lucas 15: 6)

Para cualquiera que esté luchando por encontrar su propósito en la vida, el ayudar a las ovejas perdidas del Señor es la opción perfecta para encontrar tu respuesta.

5. Recordemos siempre que nuestro Salvador

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Es sólo a través de Cristo que encontramos gozo, redención y exaltación. Él es la clave de todo. Él es el Primogénito, el Unigénito, el elegido para redimir a la humanidad. Él es quien dio Su vida por nosotros, quien nos ofrece tanto la resurrección como el perdón.

Él es quien nos conoce a cada uno de nosotros por nuestro nombre. Él es a quien podemos recurrir para obtener el poder ennoblecedor de la gracia, y que tiene una comprensión completa de cada circunstancia y desafío en nuestras vidas.

Si hacemos una lista mental de nuestras prioridades, Jesucristo debería ser el número uno en nuestra lista ya que gracias a Él lo tenemos todo.

Este artículo es una adaptación y fue escrito originalmente por Joni Hilton y fue publicado originalmente por latterdaymag.com bajo el título “How Important is Our Individuality Eternally?

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