Ocurrió algo este último domingo que nunca esperamos ver en una reunión sacramental mormona. Fue ciertamente sorprendente pero también increíblemente inspirador.
Después de que el segundo orador terminó sus comentarios, una dulce joven se dirigió al estrado para tocar un número musical con su papá, acompañado por su mamá. Mientras la madre tocaba el intro, reconocimos la canción familiar y amada de “Allí donde hay amor”.
La joven se preparó para cantar las primeras palabras. Respiró hondo y empezó a cantar. Pero, para consternación de su tierno corazón, el sonido que salía de su boca no era lo que había preparado. La congestión y quizá un pequeño pánico escénico se habían llevado su voz.
Estaba claramente mortificada. Miró a su papá con lágrimas en los ojos, sin saber qué hacer. La abrazó y la animó a intentarlo de nuevo. Su mamá repitió la introducción, pero cuando empezó a cantar, volvió a encontrarse incapaz de pronunciar las palabras que había practicado, mientras que doscientas personas la observaban.
En ese momento, enterró la cabeza en el pecho de su padre, sintiéndose avergonzada y decepcionada. Mientras el barrio observaba, hubo un silencioso intercambio entre la joven y sus padres. Parecía que todos estaban tratando de averiguar si ella debería intentarlo una vez más.
Dustin y yo nos sentimos tan mal por esta joven. En nuestras mentes esperábamos ansiosamente y rogábamos que dejaran a esta dulce niña sentarse. Había sufrido lo suficiente.
Eso es lo que decidieron, y todo el mundo se movió del estrado. Su papá volvió a reunirse con la audiencia, y mamá e hija salieron de la capilla.
Después de que el orador final terminó su mensaje, la joven valientemente volvió a ponerse en pie con su madre y su padre. Esta vez dio una actuación hermosa y conmovedora.
Cuando terminó la canción, ocurrió algo que nunca habíamos visto en una reunión mormona: los miembros del barrio estallaron en aplausos.
Fue un momento muy conmovedor. Esa chica tuvo tanto valor para ponerse de pie nuevamente, y los miembros del barrio simplemente no pudieron contener su amor y apoyo.
Aunque nunca aplaudimos en la reunión sacramental, todos sabíamos que en ese momento los tiernos sentimientos de esa dulce niña importaban más que un protocolo.
Mientras la madre se limpiaba las lágrimas de los ojos y la joven sonreía, todos éramos dominados por una increíble sensación de tierno amor. Lo que experimentamos en esos momentos tiene que ver con lo que la Iglesia, el Evangelio y la vida tienen que ver.
En nuestra reunión sacramental ese día, el amor se habló, se mostró y se sintió.
* Con toda la trágica tensión y división ahora, considera compartir esto con tus amigos para ¡elevar el estado de ánimo!
Este artículo fue escrito originalmente por Dustin y Brittney Phelps y fue publicado en [email protected], con el título WE NEVER EXPECTED TO SEE THIS IN A SACRAMENT MEETING Español © 2017