Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días aprenden “verdades específicas eternas, atemporales y nunca cambiantes de Dios sobre el matrimonio y los hijos” en la casa del Señor, dijo el élder Neil L. Andersen del Cuórum de los Doce Apóstoles durante un devocional de BYU-Idaho, el domingo 19 de mayo.
Visualiza a un compañero eterno
El élder también realizó una invitación importante:
“Especialmente, centren su vida en su fe en Jesucristo y en las ordenanzas, convenios y enseñanzas de Su santa casa. Mírate a ti mismo como realmente eres. Ora y prepárate y visualiza a un compañero eterno contigo. Anticipa tu familia y posteridad que te traerán gozo en las eternidades venideras”.
‘Enfrentar la mortalidad como adultos’
Al abordar el tema “Enfrentarse a la mortalidad como adultos: el matrimonio, los hijos y el templo”, el élder Andersen dijo que la cultura y las tendencias del mundo moderno “pueden presentar una perspectiva que, aunque atrayente, no es eternamente correcta”.
El élder Andersen pidió a los estudiantes que “piensen en la inmensidad del mundo en que vivimos”, dijo, “piensen en las diferentes culturas, las diferentes situaciones económicas y políticas, la amplia gama de desafíos en todo este mundo tan grande. ¿Cómo vamos a conocer las cosas como realmente son y como realmente serán?”.
Al comentar las diferencias entre el mundo actual y los siglos pasados, el élder Andersen subrayó que “los propósitos de la mortalidad y el plan de salvación son exactamente los mismos y tan verdaderos en nuestro siglo como lo eran hace cientos de años”.
“Las verdades eternas que se aplican a cada cultura sobre la tierra, a cada condición mundial, en cada situación, en cada siglo desde el principio de los tiempos, se encuentran en las palabras de Jesucristo, los escritos de las sagradas escrituras, los mensajes de los profetas, la confirmación del Espíritu y en las poderosas enseñanzas en el santo templo”.
Un amoroso Padre Celestial que escucha nuestras oraciones
El élder Andersen estuvo acompañado en el devocional por su esposa, la hermana Kathy Andersen, que también se dirigió a los estudiantes. Ella testificó de la realidad de un Padre Celestial amoroso que “escucha nuestras oraciones y las responde” y de Jesucristo, “nuestro precioso Redentor”.
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