En las calles de una ciudad cualquiera, bajo el sol o la lluvia, es común ver a jóvenes con corbata y placa en el pecho. Pero, ¿te has detenido a pensar en las historias que ellos protagonizan diariamente?
Imagen: Masfe.org
Un usuario de Facebook, David Becker, compartió un conmovedor relato que nos invita a reflexionar sobre el impacto de estos misioneros.
En su publicación, acompañada de una fotografía, Becker describe a dos misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días consolando y ayudando a jóvenes indigentes. Una imagen que, más allá de las palabras, capturó un momento de amor desinteresado.
Misioneros de la Iglesia de Jesucristo. Imagen vía Facebook
Becker reflexionó sobre lo que muchas veces damos por sentado:
“Ustedes los ven caminar por toda la ciudad sin importar el clima. Estos jóvenes, usualmente no mayores de 18 o 19 años, dedican AÑOS de su vida a compartir su fe, a menudo lejos de casa. A veces en lugares que nunca pisaríamos. Enfrentan rechazo, condiciones difíciles y, a veces, hostilidad, todo mientras intentan compartir un mensaje divino en el que creen profundamente”.
Corazón en la obra
El compromiso de estos jóvenes no solo está en su mensaje, sino en su ejemplo. Mientras otros de su edad disfrutan de la universidad, el trabajo o la comodidad del hogar, ellos eligen sacrificar momentos familiares y oportunidades educativas para servir.
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Y lo hacen con un propósito claro: llevar esperanza, ayudar y mostrar el amor de Cristo.
Aunque no todos compartan sus creencias, Becker nos recuerda algo esencial:
“Independientemente de tus propias creencias, recuerda que estos misioneros son seres humanos que merecen cortesía básica. Están sacrificando mucho para servir a los demás. Incluso si no estás de acuerdo con su mensaje, un simple ‘No, gracias’ es suficiente si no estás interesado. La compasión hace del mundo un lugar mejor para todos”.
La verdadera misión: amar al prójimo
Los misioneros no buscan cambiar el mundo con discursos perfectos ni con gestos imponentes, sino con pequeñas acciones diarias que inspiran.
Imagen: masfe.org
Como en este caso, ofreciendo consuelo a quienes lo necesitan, recordándonos que la bondad no tiene barreras y que todos podemos marcar la diferencia, sin importar nuestras circunstancias o creencias.
Tal vez has visto a esos jóvenes de corbata y vestido formal por tu vecindario o en redes sociales. ¿Quiénes son? Son misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La próxima vez que veas a uno de estos jóvenes caminando por tu ciudad, recuerda que detrás de cada placa hay un corazón dispuesto a servir, una historia de sacrificio y, sobre todo, una invitación a ser más amables y compasivos.
Porque un simple acto de amor puede iluminar el día más gris.
