Las actividades de Ilumina el Mundo propuestas por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días nos acercan más al Salvador puesto que cada día tratamos de imitar lo que hizo Él cuando estuvo entre los hombres. Celebrar navidad recordando al Redentor sí que será genuina.
Ilumina el Mundo reconociendo el potencial de los demás como lo hizo Jesús
Cuando Jesucristo escogió a sus Apóstoles no llamó a hombres eruditos, escogió a pescadores, un cobrador de impuesto y personas sencillas que el mundo veía pero para el Señor ellos eran mucho más que eso. Si miramos a la personas como Cristo las mira podremos ayudarles a desarrollar su potencial como verdaderos hijos de Dios. A continuación, tres formas de hacerlo.
Sé un mentor
Cuando Jesucristo llamó a sus discípulos no los dejó solos, siempre fue un maestro para ellos y les enseñó la senda a seguir y ellos se convirtieron en verdaderos representante de Cristo en la tierra. De esa misma forma, siempre podemos ayudar a alguien que necesite una guía y conocimiento. Aunque nos parezca difícil, las personas pueden cambiar y pueden llegar a ser muy exitosas.
Comparto la historia que narró hace un tiempo el presidente Thomas S. Monson: Durante las décadas de 1940 y 1950, el director de una prisión estadounidense, Clinton Duffy, era famoso por sus labores para rehabilitar a los hombres de su prisión. Un crítico dijo: “Usted sabe que los leopardos no pueden cambiar sus manchas”. El director Duffy respondió: “Sepa usted que no trabajo con leopardos; trabajo con hombres, y los hombres cambian todos los días”.
Mira a las personas como realmente son
Las personas necesitamos confiar y dejar de destacar los adjetivos negativos de los que nos rodean. El dejar de juzgar es un hábito preciado que nos permitirá ser bendecidos a través de los demás.
Recuerden siempre la invitación del presidente Monson: “Debemos cultivar la capacidad de ver a los hombres no como lo que son ahora, sino como lo que pueden llegar a ser”.
Aprende sobre nuestro potencial divino
Para entender nuestro potencial divino debemos reconocer que cada persona tiene un núcleo eterno y es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales. El apóstol Pablo enseñó que somos “linaje de Dios” y, por lo tanto, recalcó que “somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos con Cristo”.
Debido a nuestro potencial divino podemos seguir el consejo del presidente Gordon B. Hinckley: “Vivan conforme a la magnífica herencia que el Señor Dios, nuestro Padre Celestial, les ha conferido. Elévense por encima del polvo del mundo, amparados en el conocimiento de que son hijos de Dios con un derecho divino. Caminen a la luz del sol con la cabeza en alto sabiendo que se les ama y honra, que son parte de Su reino y que hay para ustedes una gran tarea que no puede delegarse a nadie”.
Todos nosotros podemos llegar al máximo de nuestro potencial y ayudar a que otros también lo alcancen. Puede que a veces nos desanimemos entre los desafíos que aparezcan pero recuerden la exhortación del presidente Richard G. Scott: “Con todas mi facultades, te aliento a descubrir quién eres realmente… Te insto a discernir por medio del Espíritu las facultades divinas que recibiste”.