En una conferencia general, el presidente Russell M. Nelson compartió una historia que ejemplifica los milagros que pueden ocurrir gracias a la influencia de una madre.
“Den gracias al Señor por estas hermanas que, al igual que nuestro Padre Celestial, nos aman no sólo por lo que somos, sino por lo que podemos llegar a ser”.
El presidente Nelson relató:
“La influencia de su madre les bendecirá durante su vida, especialmente cuando sirvan como misioneros.
Hace muchos años, el élder Frank Croft servía en el estado de Alabama. Mientras predicaba a la gente fue secuestrado a la fuerza por una pandilla violenta para darle azotes y latigazos con la espalda descubierta.
Le ordenaron que se quitara el abrigo y la camisa antes de amarrarlo a un árbol. Al hacerlo, cayó de su bolsillo una carta que recientemente había recibido de su madre”.
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“El abominable líder de la pandilla tomó la carta; el élder Croft cerró los ojos e hizo una oración en silencio. El agresor leyó la carta de la madre del élder Croft. Cito una parte de una copia de la carta:
‘Mi amado hijo, … recuerda las palabras del Salvador cuando dijo: ‘Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros’.
Recuerda también al Salvador en la cruz sufriendo por los pecados del mundo cuando hubo pronunciado estas inmortales palabras: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’”.
“En verdad, mi hijo, aquellos que te maltratan… no saben lo que hacen, de lo contrario no lo harían.
Algún día, en alguna parte, lo entenderán y se arrepentirán de sus acciones y te honrarán por la gloriosa obra que estás haciendo.
Sé paciente, hijo, ama a los que te maltratan y dicen toda clase de mal contra ti y el Señor te bendecirá y te magnificará… Recuerda, también, hijo mío, que tu madre ora noche y día por ti’.
El élder Croft miró al hombre, que estaba lleno de odio, mientras éste estudiaba la carta. Leía una o dos líneas… luego, se sentaba y meditaba. Se levantó para enfrentar a su cautivo y le dijo:
‘Has de tener una madre maravillosa. ¿Sabes? Yo también tuve una un día’”.
“Luego, dirigiéndose a la pandilla, dijo: ‘Hombres, después de leer la carta de la madre de este mormón, no puedo seguir con lo que íbamos a hacer. Creo que mejor dejamos que se vaya’.
El élder Croft fue liberado sin un rasguño.
Estamos inmensamente agradecidos por las fieles madres y padres de nuestros maravillosos misioneros. El amor que tienen por sus hijos es sublime”.
Fuente: Mais Fe y thechurchofjesuschrist.org